QUESO Y MENTE

Los sorprendentes efectos del consumo de queso y nata en el cerebro, según un nuevo estudio

¿Pueden el queso y la nata proteger tu cerebro? Un nuevo estudio científico revela los efectos de estos y su impacto

Una mujer con unas cuñas de queso
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Las grasas saturadas siempre han tenido el rechazo científico como aliadas por su impacto en la salud cardiovascular y cerebral. Sin embargo, una reciente investigación sugiere que el consumo de queso y nata con alto contenido graso podría asociarse con un menor riesgo de desarrollar demencia.

Este sorprendente hallazgo contradice la creencia de los estudios médicos previos. No obstante, se presentan una serie de incógnitas que merecen especial atención por parte de los expertos.

El nuevo descubrimiento sobre los efectos del queso en el cerebro humano

Queso
Una tabla de quesos
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La prestigiosa revista científica Neurology ha recogido recientemente un estudio muy peculiar, liderado por la epidemióloga Emily Sonestedt, de la Universidad de Lund (Suecia).

Su investigación analizó los datos de cerca de 30.000 personas (27.670, exactamente) con una media de 58 años al comienzo del seguimiento.

Durante una semana, se estudió su alimentación y estos respondieron a unas preguntas sobre su consumo.  El seguimiento duró aproximadamente 25 años.

El dato más sorprendente que alcanzó el equipo de Sonestedt es que aquellos individuos con mayor consumo de quesos con mayor porcentaje en grasa (manchego, parmesano, cheddar…) presentaban hasta un 13% menos de riesgo de padecer demencia, frente a quienes apenas lo consumieron.

Pero este nuevo hallazgo sobre los efectos del queso sobre el cerebro humano presentan unas luces y sombras.  

Posible impacto y la prevención de la demencia

Imagen simbólica de un cerebro

Algunos expertos han recibido el estudio con interés, y otros, con cierto escepticismo.

Primeramente, creen que se debe tener cautela con este estudio de índole observacional. Es decir, que no se ha demostrado la protección neurológica del queso, simplemente se ha hallado un patrón estadístico.

En la Universidad de Glasgow, señalan que otro dato del estudio resalta un mayor nivel educativo en quienes consumían este tipo de quesos altos en grasa. Este factor ya es conocido, porque se asocia con el retraso de los síntomas de la demencia.

Desde Edimburgo, la neuróloga Tara Spires-Jones pone en cuestión el mantenimiento de los hábitos alimentarios de las personas analizadas durante un cuarto de siglo. Por lo tanto, no se puede probar la estabilidad del consumo de nata y queso durante todos esos 25 años.

Asimismo, hay que tener presente los efectos negativos ya demostrados del alto consumo de grasas. El “colesterol malo”, el LDL, contribuye al depósito de las proteínas clave en el desarrollo de la demencia. Y los quesos grasos aumentan la presencia de este en el cuerpo.

Si bien se ha abierto una vía de investigación muy interesante, aún queda trabajo por delante para demostrar el efecto cognitivo de la nata y del queso.

Se debe tener presente que la genética y la edad siguen siendo los principales factores de riesgo incontrolables de la demencia.

Pero casi el 45% de los casos de Alzheimer tienen factores evitables. Algunos son la presión arterial, evitar el tabaquismo, el mantenimiento de la salud cardiovascular, la diabetes…Estos se pueden evitar, y sí pueden garantizar una menor predisposición a desarrollar la demencia.

En caso de que tengas alguna duda respecto a esta o a tu nutrición, es recomendable que consultes con un profesional de la salud o de la nutrición.

Una vida saludable y equilibrada, junto a un seguimiento médico de los indicadores de la demencia, son y serán la mejor estrategia contra el desarrollo de esta.

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