Perder peso no es solo una cuestión de fuerza de voluntad. Ni de probar la última dieta de moda que circula en redes sociales. En un país donde más del 60% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, según datos recientes del Estudio Nutricional de la Población Española, la pregunta es inevitable: ¿a quién recurrir para adelgazar con garantías? ¿Al endocrino o al dietista-nutricionista?
La respuesta no es tan sencilla como elegir entre uno u otro. Ambas figuras profesionales son clave, pero con funciones diferentes y complementarias.
El fin de la “dieta del cajón”
Durante años, muchas personas que buscaban perder peso salían de las consultas médicas con un folio impreso: alimentos prohibidos por un lado, permitidos por otro. Eran las conocidas “dietas del cajón”, impersonales, genéricas y poco efectivas.
Hoy en día, tanto endocrinos como dietistas-nutricionistas coinciden: el tratamiento del sobrepeso debe ser individualizado. “La adherencia a la dieta es más importante que el menú perfecto”, afirma el doctor Francisco Botella, portavoz de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
¿Qué hace un endocrino?
El endocrino es un médico especializado en el sistema hormonal y metabólico. Trata enfermedades como la diabetes, los problemas tiroideos o el síndrome metabólico, todas ellas muy relacionadas con el exceso de peso. Está capacitado para hacer diagnósticos clínicos, solicitar analíticas y prescribir medicación si es necesario.
“Si una persona con obesidad tiene también hipertensión, colesterol elevado o diabetes, su caso debe ser atendido por un endocrino”, señala Botella.
¿Y el dietista-nutricionista?
Por su parte, el dietista-nutricionista es un profesional sanitario con una formación específica en alimentación y nutrición. No es médico, pero está preparado para diseñar planes alimentarios personalizados, educar en hábitos de vida saludables y adaptar la dieta a las necesidades concretas del paciente.
“Nosotros trabajamos desde un enfoque más práctico y cercano a la alimentación real”, explica Manuel Moñino, vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas. “Conocemos los alimentos, sus preparaciones, y podemos ayudar a mejorar la salud a través de la comida”.
¿A quién acudir primero?
La recomendación general es empezar por el médico de familia. Este valorará si existen enfermedades asociadas al sobrepeso y, en función de eso, derivará al endocrino o al nutricionista.
Si no hay patologías médicas graves, un dietista-nutricionista es una opción muy eficaz. Pero si hay sospechas de alteraciones hormonales o enfermedades metabólicas, el endocrino será quien deba intervenir primero.
El gran reto es la realización de un trabajo conjunto. Aunque históricamente ha habido cierta tensión entre ambos colectivos, la tendencia actual es clara: la colaboración multiprofesional es el camino más efectivo.
El problema del intrusismo
Otro desafío es la proliferación de supuestos “expertos en nutrición” sin la formación adecuada. “Hay quien se autodenomina nutricionista sin serlo, simplemente con un curso o máster privado”, alerta Moñino. “Los pacientes deben exigir credenciales y asegurarse de que están en manos de un profesional colegiado”.
En la lucha contra el sobrepeso y la obesidad, no se trata de elegir entre endocrino o nutricionista, sino de saber cuándo y cómo acudir a cada uno. Ambos desempeñan un papel fundamental, y su colaboración puede ser decisiva para lograr resultados duraderos y seguros.