Si tu hijo o hija es muy propenso a estallidos repentinos y otras rabietas infantiles, especialmente en público, es posible que no siempre sepas cómo actuar. Por un lado, puede generar un desafío e incluso vergüenza, y por otro puede provocar una vulneración al infante.
Como manifestación de la frustración por su falta de control y su carencia verbal para expresar sus emociones, este aparente desafío puede convertirse en una lección de aprendizaje para los pequeños.
Para lograrlo, profesionales como la pediatra Mar López Sureda dan sus estrategias para afrontar estos momentos de crisis y aliviar los estallidos de ira de los pequeños.
Los consejos de una pediatra y psicóloga para las rabietas infantiles

Calma y empatía
La primera estrategia pasa por ti, como persona adulta. Si te alteras, el pequeño probablemente se alterará más. Por eso es importante calmarse antes de reaccionar, mostrando una reacción tranquila y empática de la que puede aprender.
Intenta ponerte en su lugar en la situación y comprender por qué le ha dado la pataleta.
Si es posible en el momento, aparta a tu hijo a un lugar más discreto antes de reaccionar. Así no sentirá juicios o presiones externas por la reprimenda.
No borrar los límites ni las consecuencias
Una causa común de una rabieta infantil es no haber visto satisfecho un deseo, o no estar de acuerdo con algo: que no le permitas coger algo en el supermercado, que le hayas dicho que hay algo que no le gusta para cenar, y cosas similares.
Algo muy importante es no ceder (que no el hecho de no negociar, como se desarrolla más abajo). Al ceder, el niño o niña entiende que la rabia le acerca a su objetivo o deseo. Por eso, es importante mostrar calma y tratar de que él se calme también.
Asimismo, el saber que un comportamiento así tiene una consecuencia clara puede resultar muy constructivo.

Validar las emociones y la confianza
Un grave error puede ser ignorar o invalidar los sentimientos del infante. Ayúdale a dar nombre a lo que siente, a través de la empatía. Así le ayudarás a conocer sus emociones y a categorizarlas.
Y si está dispuesto o dispuesta, dale un abrazo o cógele la mano para ayudar a contener su ira y su llanto. En caso de que lo rechace, permanece cerca, dándole su espacio, pero que sienta que mantiene tu confianza y tu apoyo.
Negociar y ofrecer alternativas
Una vez ya se ha calmado y está dispuesto a hablar, en vez de continuar con su momento de rabia, trata de negociar un punto común u ofrecerle alternativas a su meta.
Recuperando el caso del supermercado, imagina que quiere llevarse sus galletas favoritas. Puedes proponerle una alternativa más saludable, o preparar galletas con él en casa. Incluso puedes decirle que si se porta bien, o si te ayuda con algo, se las comprarás más adelante.
La cuestión es no negarle algo o ignorarle sin más, sino que aprenda que ese comportamiento no le llegará a su meta, y que esta no puede lograrla en ese momento por el motivo que sea.
En definitiva, las rabietas infantiles forman parte del crecimiento de una niña y de un niño. Muchas veces no se pueden prevenir, pero mostrando calma, empatía y firmeza, puedes empezar a enseñarle a cómo gestionar sus emociones.


