Desarticulada una red que traficó con más de 500 inmigrantes entre Reino Unido y España

Las víctimas eran ocultadas como mercancía o en falsos traslados de mudanzas para eludir los controles fronterizos, siendo posteriormente alojadas en "pisos de seguridad" en el extrarradio de París antes de su traslado definitivo a España.

Coche de la Policía Nacional - Sociedad
Una fotografía de un coche de la Policía Nacional
Shutterstock

La Policía Nacional, en una operación conjunta con la Policía Nacional de Francia y la colaboración de Europol, ha desarticulado una de las redes de tráfico de inmigrantes más activas y peligrosas de Europa, que operaba desde España, Francia, Bélgica y Reino Unido, y que ha trasladado a más de 500 personas en 68 episodios acreditados.

Según ha informado la Policía Nacional, la organización criminal utilizaba rutas clandestinas y vehículos adaptados sin medidas de seguridad para transportar a las víctimas, en su mayoría de origen marroquí y argelino, incluyendo menores de edad. A estas personas se les cobraba entre 350 y 1.500 euros para llevarles al país de destino.

Durante el operativo policial se llevaron a cabo cuatro registros domiciliarios, dos en España y dos en Francia, que permitieron la detención de siete personas: cuatro en la provincia de Barcelona y tres en territorio francés, entre los que se encuentran los principales cabecillas y transportistas de la red.

La investigación, que se ha prolongado durante 14 meses desde abril de 2023, ha permitido identificar dos rutas principales: una terrestre desde Almería y Murcia, y otra internacional desde Reino Unido a través del paso de Calais en ferri y carretera, donde las víctimas eran trasladadas en condiciones inhumanas.

Nueva ruta detectada

Los investigadores han descubierto que la organización había establecido una nueva vía de entrada, consistente en la llegada de inmigrantes como turistas al Reino Unido desde Marruecos en vuelos comerciales, para posteriormente ser trasladados de forma clandestina hasta Francia y España.

Las víctimas eran ocultadas como mercancía o en falsos traslados de mudanzas para eludir los controles fronterizos, siendo posteriormente alojadas en “pisos de seguridad” en el extrarradio de París antes de su traslado definitivo a España.

La operación se desarrolló entre el 13 y 16 de junio con la participación de un centenar de agentes especializados, que intervinieron 42.335 euros en efectivo, 2.180 libras esterlinas, 10.690 dírhams marroquíes, tres vehículos, teléfonos móviles y documentación relacionada con pagos y comunicaciones.

La estructura criminal, que había generado beneficios superiores al medio millón de euros, operaba con una logística avanzada y una jerarquía claramente definida, manteniendo ramificaciones en España, Francia, Bélgica, Reino Unido y Marruecos.

Condiciones inhumanas

Los inmigrantes eran transportados en espacios reducidos, sin ventilación, frecuentemente tumbados en la parte trasera de los vehículos, llegando a permanecer hasta seis horas encerrados en furgonetas durante el cruce del Canal de la Mancha en ferri.

La organización mantenía una estrecha coordinación con grupos situados en Marruecos, articulando un circuito completo de tráfico de personas que incluía su posterior explotación laboral en trabajos agrícolas en distintas zonas de España.

La desarticulación de esta red refuerza el compromiso de la Policía Nacional en la lucha contra las redes internacionales de trata y tráfico de personas, especialmente en aquellas rutas que suponen un grave riesgo para la vida humana.

Los investigadores calculan que la organización obtuvo ganancias superiores al medio millón de euros mediante el cobro de entre 350 y 1.500 euros por persona, dependiendo del trayecto y las condiciones del transporte.

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