Pedro Sánchez quería vender la regeneración del PSOE en lo que toca a la corrupción, pero también a la lucha por la igualdad, ante el impacto de las conversaciones en las que José Luís Ábalos y Koldo García se repartieron mujeres en contextos de prostitución. El viernes se reunió con responsables territoriales de Igualdad en la sede de su partido, y anunció que cumpliría el mandato del último Congreso Federal (diciembre de 2024) para que el Código Ético de su partido permita la expulsión de los militantes puteros.
El lavado de cara que el secretario general socialista quería ejecutar este sábado, en el Comité Federal de su partido, se vio truncado por la publicación de las acusaciones de acoso sexual a mujeres por parte de Francisco Salazar, exalto cargo en Moncloa y exdirigente del PSOE. “No es digno de representar a nuestro partido”, sintetiza una dirigente con asiento en el máximo órgano de dirección socialista.
El enfado es considerable en el sector más feminista, que desde hace semanas ya bullía de rabia con las conversaciones entre Ábalos y García. Lo que no esperaban es que, inmediatamente después de un acto en el que el presidente prometió intensificar esfuerzos en esta lucha, un alto cargo de Moncloa y hombre de la máxima confianza de Sánchez se viera envuelto en este escándalo.
Tras la información de Eldiario.es sobre las acusaciones de algunas mujeres que trabajaron bajo su mando, y que le atribuyeron “comportamientos inadecuados”, el partido comunicó que Salazar no asumiría el cargo como adjunto a la nueva secretaria de Organización, Rebeca Torró.
Dos horas después, Moncloa añadió que Salazar también había pedido ser ser “apartado provisionalmente” de su cargo como responsable de la Secretaría General de Coordinación Institucional de la Presidencia del Gobierno. Llevaba desde 2017 en la Ejecutiva del partido y desde 2018 en La Moncloa, con un un paréntesis entre 2021 y 2022. Y, según distintas voces del partido “mandaba mucho” ya desde las primarias que permitieron a Sánchez recuperar la Secretaría General.
Sobre qué se sabía de sus supuestos comportamientos, hasta este viernes, hay dos versiones contrapuestas en el partido. Una, la que enarbola una minoría de los interlocutores contactados, que aseguran que la forma de actuar de Salazar era conocida entre quienes habían colaborado directamente con él. Especialmente en La Moncloa, pero también en otros ámbitos. Según una de las personas que trabajó bajo su mando, “lo sabía todo el mundo”.
El viernes, cuando se supo que Sánchez repartiría el poder en Organización y situaría como adjunto a Salazar, comenzó a correr la indignación entre estas personas. Y, según este relato, tras conocerse la noticia, en Ferraz asumieron que tocaba mover ficha. “Es otro perfil machirulo”, afirma otro socialista con galones.
“Salazar no ha sido nunca una referencia de feminismo. Los detalles no constan porque las garantías para denunciar no se daban”, sintetiza otra dirigente.
La otra versión, la que enarbolan la mayoría de dirigentes consultados, se construye sobre el desconocimiento de estas denuncias antes de la madrugada de este sábado, cuando se publicó la información. Según ese relato, Salazar habría renunciado “de forma voluntaria” a formar parte de la nueva Comisión Ejecutiva Federal tras estallar el escándalo. Y el partido “abrirá diligencias de inmediato”. “A pesar de que no constan denuncias al respecto en ninguno de los canales habilitados por el partido”, remarcaron fuentes de la cúpula.
“Estaba claro lo que había que hacer, dado el contexto en el que nos movemos”, apostilla una dirigente. Otro cargo público dice haberse visto “impactado” por estas revelaciones. “Jamás había escuchado a nadie ni siquiera decir que actuaba como un ‘baboso'”, apunta.
Además, hay quienes cuestionan que estos hechos se conozcan pocas horas antes de que Salazar tomase posesión. En el PSOE existen canales de denuncia, y desde la llegada del presidente a La Moncloa, Salazar ha desempeñado cargos de máxima responsabilidad sin que trascendiesen a estas acusaciones. Y, en última instancia, hay quienes responden a las cuestiones sobre el exdirigente socialista con un silencio sepulcral. Durante años su poder e influencia han sido indiscutibles.
Un procedimiento que tiene difícil prosperar si no hay denuncias
Tanto La Moncloa como Ferraz han comunicado oficialmente la activación de los mecanismos para dirimir si procede la activación del protocolo de actuación frente al acoso sexual y por razón de sexo. Si bien también han defendido que ningún empleado o militante ha reclamado la activación de este protocolo, ni ha trasladado denuncia alguna a través de los canales oficiales.
Fuentes del Ejecutivo precisan que no existen plazos temporales estrictos para estos procedimientos. Por tanto, no tienen claro cuándo podrán comunicar novedades. Sí advierten de que, si no hay denuncia alguna, será “difícil” conseguir “tirar del hilo”. El procedimiento, apostillan, pasa por reunirse con el propio Salazar, pero también con quienes han sido subordinados y subordinadas del veterano político.
Sí está claro que su hipotético retorno a la primera línea política se antoja muy difícil. Cuando Moncloa aludió a que había sido “apartado provisionalmente” de su cargo, estaba barnizando eufemísticamente lo ocurrido. Salazar ha pedido dejar su cargo y se ha formalizado su cese, que además debe sustanciarse en Consejo de Ministros. Políticamente, el retorno es casi imposible desde este punto. Y hay voces feministas que lo celebran.