El nuevo comité de dirección del Partido Popular, ya oficial tras su aprobación en el congreso nacional, presenta un reparto paritario: siete hombres y siete mujeres. Pero lo cierto es que, tras ese equilibrio numérico, se esconde una realidad distinta en lo que al poder orgánico se refiere. Dos mujeres que formaban parte de la anterior cúpula, Paloma Martín y Ana Alós, desaparecen del organigrama. Y una tercera, hasta ahora a los mandos del partido, Cuca Gamarra, baja de escalafón.
Internamente se reconoce la pérdida de poder orgánico de las mujeres del PP. Hasta ahora, la Secretaría General del partido -el puesto número dos en Génova- estaba en manos de Gamarra. Y aunque en la sombra ejerciera Miguel Tellado, con ella, el liderazgo del aparato tenía rostro femenino. A partir de ahora, todo ese poder, multiplicado, cae en manos del que fuera portavoz parlamentario. Å la secretaría de general, Tellado suma también el área de Organización, ocupada hasta ahora por Carmen Fúnez. “Manda Miguel”, resumen fuentes del partido.
La única mujer que destaca en el órgano de dirección del PP es Alma Ezcurra. Eurodiputada desde 2023, fue una de las redactoras de la ponencia política y asume ahora la vicesecretaría de Coordinación Sectorial. Tendrá una posición central en la nueva estructura, articulando áreas clave del partido. En la práctica, se convierte en la mujer con más poder orgánico.
Ellas en el nuevo organigrama
Además de Ezcurra, hay otras mujeres al frente de áreas estratégicas. Carmen Fúnez estará al frente de Sanidad y Política Social, un área donde el PP quiere poner el foco ante el desgaste del Gobierno. Fúnez ya ocupó responsabilidades en NNGG y fue portavoz de Igualdad en el Congreso.
Noelia Núñez, diputada en el Congreso y una de las voces jóvenes más visibles del partido, continúa al frente de Movilización y Reto Digital. Desde Génova subrayan su perfil “conectado con el votante joven” y su experiencia en redes, dos aspectos que el partido considera estratégicos en esta legislatura.
Gamarra seguirá en la dirección como vicesecretaria de Regeneración Institucional. Aunque en esta etapa pierde peso mediático respecto a su papel anterior como portavoz en el Congreso, mantiene una presencia destacada en la cúpula nacional.
A nivel parlamentario, la incorporación más sonada es la de Ester Muñoz, nueva portavoz en el Congreso. Alicia García, portavoz en el Senado, repite en el cargo pese a las quinielas que apuntaban a su salida. En las dos Cámaras nacionales, la réplica al Ejecutivo tendrá nombre de mujer.
Completa el cuadro femenino Dolors Montserrat, que mantiene su rol como secretaria general del PPE y eurodiputada. Génova la considera una figura clave en Bruselas, especialmente en un momento en el que los populares tienen mayoría en todas las instituciones comunitarias.
“Aquí no hay cupos”
Desde Génova insisten en que no se ha diseñado un comité con criterios de cuota. “Nos importa poco el reparto. Aquí no hay cupos, hay perfiles válidos”, aseguran fuentes de la dirección nacional a este periódico. “Creo que lo hemos dejado bastante claro”, zanjan, haciendo referencia al “clan gallego”.
La reordenación también deja fuera a una mujer –Ana Alós– al frente de Igualdad. Jaime de los Santos, diputado popular, asume esa cartera junto a Educación. En el partido admiten que el cambio puede generar críticas, pero lo justifican como una apuesta para captar electorado progresista. “Se puede ser del PP y ser lo que uno quiera”, zanjó Feijóo respecto a su nombramiento.
Álvarez de Toledo, en el CEN
Feijóo también incorporó a Cayetana Álvarez de Toledo, tradicional verso libre en el partido que en su día se enfrentó a Mariano Rajoy o a Pablo Casado, al comité ejecutivo nacional. Su entrada no implica un cargo en la dirección, pero sí tiene un valor simbólico dentro del nuevo equilibrio interno. Aunque no ocupará responsabilidades ejecutivas, su presencia formaliza el acercamiento entre ambas partes tras años de desencuentros.
Feijóo refuerza así el control sobre el aparato y apuesta por perfiles de confianza. Aunque las mujeres mantienen visibilidad en áreas relevantes, lo cierto es que pierden protagonismo en el centro del poder.