Pedro Sánchez no podía esperar un Comité Federal tan accidentado. Después de intentar aplacar con nuevos gestos contra los puteros a una parte de las feministas del partido, Ferraz desayunó con la crisis de Paco Salazar, hoy fuera de la Ejecutiva y de la cúpula de Moncloa. Cerca de 315 dirigentes se han dado cita en una maratoniana reunión en la que han dejado ver que la presencia de críticos es escasísima en este foro.
Desde las 12.30, cuando concluyó el discurso de Sánchez, y hasta pasadas las 19.00 horas, cerca de cincuenta dirigentes han tomado la palabra. Salvo el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, en esencia todas las intervenciones han servido para revalidar a Sánchez como “capitán” del navío socialista. Para avalar su hoja de ruta para intentar revitalizar al partido, al que ha presentado varias medidas en materia de transparencia. También para ratificar al nuevo Comité Federal.
Page ha exigido a Sánchez que elija entre someterse a una cuestión de confianza o convocar elecciones. Y al menos tres ministros (Óscar López, Pilar Alegría y Óscar Puente) han dejado recados para el presidente castellanomanchego. “Cuando atacan a Pedro Sánchez, atacan a todo el partido”, aseguró el president de la Generalitat, Salvador Illa, que intervino justo después de Page.
Sin nombrarle, Alegría le retó a disputar el liderazgo del partido; López lo consideró un “trilero”, y el ministro Puente tachó su actitud de “hipócrita”, según distintas fuentes presentes en esta reunión consultadas por Artículo14. Con la excepción de la alcaldesa de Palencia, Miriam de Andrés, que también aludió a un cambio de rumbo, Page quedó prácticamente solo. Había solicitado intervenir por segunda vez, pero no se le concedió.
Armengol pide más peso a “Igualdad”
Sánchez no ha desvelado todas sus cartas, y ha evitado desglosar las medidas anticorrupción que le exigen sus socios parlamentarios. Las presentará en su comparecencia ante el pleno del Congreso de los Diputados el próximo miércoles, 9 de julio. Este sábado, para sorpresa de dirigentes que esperaban algo más de transparencia para que sus filas recuperen el ánimo, no aludió a esta cuestión.
Si lo hizo la líder de los socialistas en Islas Baleares, Francina Armengol, que reclamó contar con los socios parlamentarios de cara al pleno del 9 de julio. También hizo un llamado a la unidad, con reconocimiento al “buen capitán” del PSOE, y aprovechó para reivindicar que la Secretaría de Igualdad y las mujeres del partido deben tener aún más peso en la cúpula.
Armengol pidió aprovechar la situación de crisis para ir “más allá de resistir”, y optó por presentar “una agenda legislativa fuerte anticorrupción”. En esto coinciden, fuera de cámara, algunos de los dirigentes que hoy tomaban la palabra.
Cerdán y Salazar, protagonistas
Montse Mínguez es la nueva portavoz Rebeca Torró es la heredera de la Secretaría de Organización, que hasta hace algo más de tres semanas recaía en manos del defenestrado Santos Cerdán. El exnúmero tres del partido, que el lunes fue enviado a prisión provisional por su supuesta vinculación con la corrupción del caso Koldo, ha marcado el devenir de esta cita.
También lo ha hecho Paco Salazar, que hasta la mañana del sábado estaba señalado como uno de los adjuntos de Torró en Organización. Después de que ElDiario.es publicase las acusaciones de supuestos “comportamientos inadecuados” con subordinadas, Salazar renunció a participar en la nueva Ejecutiva y a su puesto como alto cargo en La Moncloa.
El escándalo de Salazar ha empañado el intento de Sánchez por lavar la cara a un partido preocupado por el impacto de las conversaciones entre José Luis Ábalos y Koldo García repartiéndose a mujeres en contexto de prostitución. Por escenificar gestos ante el hartazgo de parte de las feministas del partido.
Objetivos de la cita
Uno de los objetivos de la cita era vender esfuerzos contra la corrupción pero Sánchez no ha planteado una sola medida que vaya más allá del ámbito del partido. Otro era convencer de que doblarían esfuerzos por actuar contra los puteros y para garantizar los derechos de las mujeres. En lo que toca al primero, dirigentes socialistas reconocían que mantener en la Ejecutiva al que fuera mano derecha de Cerdán, Juan Francisco Serrano, no contribuía a marcar distancias con el anterior secretario de Organización. Con respecto al segundo, la situación de Salazar activó todas las alarmas y forzaba a cambiar la hoja de ruta. Apenas estuvo nominado 26 horas.
Sánchez, además, cerró su intervención asumiendo este extremo: “Tenemos que escuchar mucho más a las mujeres. Es una tarea que me autoimpongo”. En esa última palabra, al filo de las 19.30 horas, vendió por segunda vez los logros de su Ejecutivo -pidió hacerlo ante cada oportunidad-. Y se reservó un dardo para el expresidente del Gobierno Felipe González. “Cuando yo deje de ser presidente, seré un militante al lado de mi secretario general”.
Casi la totalidad de sus dirigentes, incluso los que le habían dejado recados en prensa ante la crisis de Cerdán, no se han atrevido a llevarla la contraria.