La psicóloga Patricia Ramírez lleva al límite la regla de los 5 minutos: “Tienes que comprometerte”

La psicóloga Patricia Ramírez propone la regla de los cinco minutos como estrategia para superar la procrastinación y dejarla atrás

Patricia Ramírez - Sociedad
Una fotografía de archivo de la psicóloga Patricia Ramírez
RTVE

Posponer tareas importantes, aplazar decisiones o dejar todo para mañana se ha convertido en una constante en la vida de millones de personas. Pero para la psicóloga Patricia Ramírez, esta conducta no tiene tanto que ver con la pereza como con una mala gestión emocional. En un mundo sobreestimulado, lleno de exigencias y ruido, la autora y divulgadora conocida como Patri Psicóloga ofrece una solución simple y poderosa: la regla de los cinco minutos.

Patricia Ramírez defiende que el primer paso para vencer la procrastinación es comprometerse, aunque sea con muy poco. “Solo cinco minutos. Ese es el trato”, explica la psicóloga. Y, sin embargo, detrás de esa aparente simplicidad se esconde un cambio profundo en la forma de relacionarnos con nuestras tareas y emociones.

El truco, según Ramírez, consiste en comenzar una actividad con la promesa de que, si tras cinco minutos realmente no puedes seguir, puedes dejarlo. Pero casi siempre ocurre lo contrario: una vez que te pones en marcha, el impulso hace el resto.

El poder de arrancar: por qué funciona la regla

La regla de los cinco minutos no solo tiene un fundamento psicológico claro, sino que está validada por la experiencia práctica de Patricia Ramírez en sus talleres, conferencias y redes sociales. Ella misma insiste en que este pequeño compromiso puede desbloquear dinámicas mentales que nos impiden actuar. Y es que el problema no es la tarea, sino la anticipación negativa, la ansiedad previa, el miedo a no hacerlo bien.

La propuesta de Patricia Ramírez invita a desmontar ese muro con un gesto mínimo: empezar. El objetivo no es tanto completar la tarea, sino crear el impulso necesario para dejar de resistirse. Y en la mayoría de los casos, ese pequeño empujón es suficiente para romper la inercia.

Aunque la regla de los cinco minutos es el eje central de su propuesta, Patricia Ramírez también insiste en que la gestión del tiempo debe ir de la mano de un mayor conocimiento emocional. Procrastinar, dice, tiene raíces profundas. A menudo se origina en el estrés, el miedo al fracaso, la baja autoestima o una visión distorsionada del perfeccionismo. Por eso recomienda cuidar también el cuerpo y la mente.

Para Patricia Ramírez, el autocuidado es clave. Una buena alimentación, dormir bien y mantener rutinas físicas regulares son pilares fundamentales para tener energía y enfoque. La psicóloga recuerda que el bienestar físico y emocional no es un lujo, sino una herramienta para ser más eficaces.

Marcar objetivos claros y celebrar los logros

Otro consejo habitual de Patricia Ramírez es aprender a dividir los grandes objetivos en metas alcanzables. La sensación de estar ante una tarea inmensa paraliza. En cambio, descomponerla en pequeñas partes hace que resulte más manejable. Aquí cobra sentido la técnica del “pomodoro”, que propone trabajar durante 25 minutos y descansar cinco. Pero Patricia Ramírez da un paso más allá: también recomienda reforzar el trabajo con recompensas emocionales o materiales.

Asociar una tarea cumplida con una pequeña gratificación, dice, convierte el esfuerzo en algo más motivador. La anticipación de la recompensa ayuda a que el cerebro asocie el trabajo con placer, no con sufrimiento. Un principio básico que Patricia Ramírez lleva años explicando en sus libros, talleres y publicaciones.

Más allá de las técnicas concretas, el mensaje de Patricia Ramírez apunta siempre hacia el autoconocimiento. Saber cómo y por qué procrastinamos es el primer paso para dejar de hacerlo. Y eso implica aprender a observar nuestras emociones, a identificar lo que nos frena y a aceptar que no siempre hay que sentirse motivado para empezar.

Según la psicóloga, el compromiso con uno mismo es más importante que la motivación. Y aquí es donde cobra todo su sentido la regla de los cinco minutos: “No tienes que querer hacerlo. Solo tienes que comprometerte a empezar”. En esa diferencia, aparentemente sutil, está la clave para desbloquear la acción.

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