El calendario litúrgico católico asigna a cada día una memoria de santos y mártires cuyas vidas invitan a la reflexión, la fe y la inspiración. En este martes 28 de octubre, la Iglesia celebra especialmente la memoria de San Simón, el Zelote, y San Judas Tadeo, apóstoles de Jesucristo, cuyas trayectorias se entrelazan en la tradición cristiana como ejemplos de entrega y fidelidad.
San Simón, el zelote: del fervor al testimonio
Hoy se recuerda a San Simón, llamado “el Zelote” o “el Cananeo”. En los evangelios figura entre los Doce Apóstoles, aunque su biografía posterior es leyenda más que historia documentada. Se le asocia con vocaciones misioneras y el impulso de llevar el Evangelio a tierras distantes. Algunas tradiciones le atribuyen viajes a Egipto y Persia, acompañado de San Judas, y el martirio compartido como fruto de su fe.
Se le representa iconográficamente con una sierra, ya que una de las versiones de su martirio relata que fue aserrado. Esta imagen simbólica lo convierte en protector de los trabajadores de la sierra o actividades relacionadas. En el arte sacro aparece también con herramientas del oficio, cruz o incluso junto a San Judas, reflejando su cercanía espiritual.
San Judas Tadeo: patrón de las causas difíciles
El otro santo protagonista del día es San Judas Tadeo, apóstol conocido por su epístola en el Nuevo Testamento y por ser invocado como patrono de las causas imposibles. En los evangelios aparece como “Judas, no el Iscariote”, para distinguirlo del traidor. También se le llama “Judas de Santiago” o “Tadeo”.
Su carta, breve pero intensa, exhorta a los cristianos a perseverar en la fe y combatir falsas enseñanzas. Se le vincula con diversas tradiciones misioneras en Mesopotamia, Persia y otras regiones orientales, donde habría sido martirizado junto a San Simón por negarse a adorar ídolos paganos. Su muerte violenta —golpeteos, golpes con maza o decapitación, según distintas versiones— refuerza su imagen como mártir apasionado.
En el corazón de la devoción popular, San Judas Tadeo es invocado con devoción profunda en momentos de dificultad, desesperación o causas que parecen no tener solución. Muchos fieles lo consideran un intercesor poderoso en situaciones críticas, y su memoria despierta esperanza donde el panorama parece gris. Su iconografía lo presenta a menudo con una medalla con la imagen de Cristo en el pecho o con una llama, símbolo del Espíritu Santo recibido en Pentecostés.
Otras santidades del día
Además de estos dos apóstoles, el santoral del 28 de octubre incluye otros nombres menos conocidos pero igualmente venerados:
- San Farón de Meaux, obispo del siglo VII, dedicado al servicio pastoral y la fundación de iglesias.
- San Ferrucio de Maguncia, mártir que abandonó la milicia por su fe.
- San Fidel de Como, mártir del siglo IV.
- San Germán de Annecy, abad y figura de la vida contemplativa.
- Entre otros santos locales como San Ginés de Thiers, San Juan Dat, San Rodrigo Aguilar y San Salvio de Amiens.
Estos nombres suelen aparecer en los listados del santoral local, especialmente en comunidades, parroquias o municipios que los veneran como protectores y modelos de santidad.
Celebraciones litúrgicas y trascendencia
En la liturgia católica, la celebración de San Simón y San Judas Tadeo ocupa un lugar especial: sus nombres aparecen juntos en el canon de la misa. Su memoria conjunta subraya la unidad apostólica y la diversidad de carismas de los discípulos.
Para quienes llevan los nombres Simón o Judas, este día es motivo de felicitación y reflexión personal. En muchas iglesias se celebra misa solemne, se elevan oraciones comunitarias y se encienden velas en su honor. En algunos lugares se organizan novenas, procesiones o momentos de intercesión especialmente dirigidos a quien invoca la ayuda del santo en desafíos complejos.
Fe y esperanza
Simón y Judas nos recuerdan que no hay vocación perfecta ni camino libre de pruebas. Quienes los siguieron lo hicieron desde realidades humanas, con miedos, dudas y obstáculos. Pero decidieron persistir y entregar su vida al testimonio del Evangelio.
Hoy, martes 28 de octubre, la memoria de estos apóstoles nos convoca a renovar nuestro compromiso espiritual: no sólo rezar los días fáciles, sino mantener la fe firme en los momentos difíciles. Que su ejemplo inspire a quienes atraviesan adversidades, para que no olviden que la esperanza cristiana se sostiene también en la fidelidad diaria, el silencio y la oración.
