Violencia sexual

La guía definitiva para víctimas de violencia sexual: cómo conservar las pruebas

La abogada penalista Irene Fernández y la psicóloga experta en trauma Noemí Álvarez Boyero explican qué hacer si sospechas o sabes que has sufrido una agresión sexual

Agresion-manual
Qué debes hacer si crees o sospechas que has sufrido una agresión sexual
KiloyCuarto

Frente a una agresión sexual, los primeros minutos y horas son decisivos. Sin embargo, muchas víctimas no saben qué hacer, a quién acudir o cómo preservar pruebas clave.

Para responder a esta necesidad urgente, la abogada penalista Irene Fernández ha elaborado una ‘Guía para víctimas de violencia sexual’. En ella hay instrucciones claras para actuar en las primeras 72 horas después de una agresión sexual y orientaciones legales para los pasos posteriores.

La guía pretende ser un apoyo inmediato para víctimas, allegados y profesionales que se enfrentan a este tipo de situaciones con poca información y bajo una alta presión emocional.

Hay “mujeres que no denuncian y llegan perdidas, no saben por dónde empezar, temen el proceso judicial y no tienen claro qué pasos dar para cuidarse y conservar la prueba. Esa falta de información añade angustia a una situación ya muy dura”, explica Fernández.

Desde su experiencia como abogada penalista ha vivido en primera persona “las consecuencias de ese vacío”, ya que, por desconocimiento, muchas mujeres acaban tomando decisiones que luego son muy difíciles de corregir. “No es culpa de ellas, es un fallo del sistema, que no llega con instrucciones claras cuando más se necesitan”, añade.

Irene Fernández, abogada penalista en Madrid
Irene Fernández, abogada penalista en Madrid

Señales de alarma y seguridad inmediata

El documento está estructurado en bloques cronológicos y temáticos, comenzando por lo más urgente: garantizar la seguridad de la víctima y acceder a servicios médicos. En las primeras dos horas, la abogada recomienda:

  • Llamar al 112 si hay peligro inminente.
  • Evitar ducharse, cambiarse de ropa o lavarse, para no destruir pruebas que puedan tener restos biológicos.
  • Conservar la ropa en bolsas de papel. No lavar las sábanas u objetos vinculados.
  • Buscar acompañamiento o llamar al 016 para orientación inmediata.

Además, da un consejo práctico: Apuntar la hora, el lugar, los recuerdos previos y posteriores a la agresión, los síntomas, las personas presentes y si había cámaras.

La guía también recuerda que acudir al hospital permite activar el protocolo sanitario y forense para agresiones sexuales. Esto incluye la revisión médica, la toma de muestras biológicas y el apoyo psicológico.

Salud y pruebas forenses

Acudir al hospital permite activar el protocolo sanitario y forense para agresiones sexuales, lo que incluye una revisión médica, toma de muestras biológicas y apoyo psicológico.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que, para una víctima de violencia sexual, puede ser muy duro revivir un trauma reciente mientras se expone a exámenes médicos y preguntas íntimas. El miedo, la vergüenza y la desconfianza dificultan el proceso.

Noemí Álvarez Boyero, psicóloga especializada en situaciones traumáticas, recuerda que “en ocasiones hay mucha dificultad para darte cuenta de que has sufrido una agresión sexual, porque a veces este tipo de experiencias no siguen ese canon de situación de violencia sexual perfecta”. Es decir, no tiene por qué haber sido una persona desconocida, en la calle y de forma violenta. También puede ser un familiar, amigo o incluso la pareja.

Activar el protocolo forense significa que se ponga en marcha el circuito asistencial y pericial para agresiones sexuales que incluye:

  • Exploración médica.
  • Toma de muestras (ADN y toxicología) con cadena de custodia.
  • Documentación de lesiones (parte médico, fotografías) y recogida de ropa/objetos en bolsas de papel.
  • Tratamientos si procede: anticoncepción de urgencia, profilaxis postexposición VIH, prevención de ITS y vacunación.
  • Derivación y apoyo: psicología/centro de crisis 24 h, trabajo social y, si lo decide la víctima, comunicación al juzgado/forense.
  • Consentimiento informado: la víctima elige qué pruebas realizar y si denunciar en el momento o más adelante. El hospital puede conservar evidencias.

Horas clave en recogida de muestras

  • Boca: hasta 48 horas
  • Canal ano-rectal / superficie corporal: hasta 72 horas
  • Vaginal: puede ser útil hasta 7 o 10 días

Si ya han pasado las 72 horas, se puede ir igualmente a urgencias: pueden valorar otras muestras, documentar lesiones, iniciar tratamientos y programar un seguimiento.

Lo ideal es llevar la ropa u objetos en bolsas de papel, intentar establecer una cronología de los hechos y síntomas. Manifestar si hay dolor o lesiones y preguntar por profilaxis postexposición (PEP) VIH, anticoncepción de urgencia y prevención ITS.

Toxicología y sospecha de sumisión química

La sumisión química puede provocar lagunas, desorientación y síntomas no habituales. Si existe alguno de estos síntomas, lo mejor es pedir una analítica toxicológica entre las primeras 24 y 48 horas. Además, sangre, orina y, se podría valorar incluso cabello.

Que el resultado salga negativo no significa que no haya habido sumisión química; depende de la dosis, la sustancia y el tiempo transcurrido.

Pruebas digitales y testigos

Los mensajes, llamadas, ubicaciones o imágenes pueden ser determinantes en una investigación judicial.

  • No borrar ni editar conversaciones ni archivos.
  • Realizar capturas de pantalla con metadatos o exportar los chats.
  • Hacer una copia de seguridad del teléfono en la nube
  • Solicitar la conservación de imágenes de cámaras de seguridad (CCTV) con plantillas legales que se incluyen en la guía.

Los testigos son muy importantes, en el caso de que los haya. Anotar sus nombres y teléfonos de quienes estaban antes y después. Se puede hacer una lista de los portales, locales, taxis o transporte e incluso preguntar por los tiempos de guardado y a qué correo enviar la solicitud para que guarden las grabaciones.

Denuncia, acompañamiento y medidas de protección

Álvarez explica que “cuando tenemos una situación traumática, al principio estamos perdidas, como si la cabeza nos secuestrara y costara trabajo volver a estar presente”.

De hecho, muchas veces estos casos no llegan ni a denunciarse porque la persona “no puede con lo que le está pasando”. “Se pide a las víctimas que reaccionen cuando están sobrepasadas y ahí no podemos pedirles que sean ellas quienes saquen esa fuerza o esa valentía. Necesitan apoyo”, critica.

La denuncia puede ser una forma de “sentir que, de alguna forma, está recuperando el control” y tener la sensación de “no quedarse quieta” ante una injusticia como es una agresión sexual.

¿Cómo y dónde denunciar?

  • Se puede denunciar en una comisaría o en el juzgado y pedir asistencia letrada desde el primer momento.
  • Valorar si son necesarias medidas de protección como un orden de alejamiento o prohibición de comunicación. Si ya existe un expediente, preguntar por la derivación a órganos especializados.
  • Solicitar recursos psicológicos y seguimiento sanitario.

Evitar siempre contactar con la otra parte, exponer mensajes en redes sociales o compartir contenidos que puedan poner en riesgo a la víctima o perjudicar la prueba.

La guía no pretende sustituir el asesoramiento profesional, pero sí ofrecer a las víctimas herramientas para no perder tiempo, pruebas ni derechos.

En un país donde las denuncias por violencia sexual siguen en aumento y muchas víctimas aún desconocen qué hacer o dónde acudir, este documento busca reducir el miedo y explicar los pasos que pueden darse, incluso si aún no se desea denunciar, para proteger la salud y conservar las pruebas.

Porque cada decisión cuenta, y solo juntos, como sociedad, podemos construir un camino de apoyo y justicia para todas las víctimas.

Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.