Juana de Aizpuru entra en la Caja de las Letras: “Era una mujer absolutamente moderna”

La fundadora de ARCO, pionera del arte contemporáneo en España, cede a perpetuidad una placa de su galería y un conjunto de fotografías personales que trazan su historia y su impacto cultural. El acto, presidido por Luis García Montero, reivindica su figura como símbolo de modernidad, resistencia y transformación estética

Juana de Aizpuru
La galerista Juana de Aizpuru en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCO 2023. EFE/Juan Carlos Hidalgo
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El legado de Juana de Aizpuru ya reposa en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, un lugar reservado para las figuras imprescindibles de la cultura en lengua española. La galerista y coleccionista, considerada una de las grandes impulsoras del arte contemporáneo en nuestro país, no pudo asistir al acto por motivos de salud, pero estuvo representada por su hija, Margarita Aizpuru, quien habló en su nombre con emoción contenida: “Mental y emocionalmente, mi madre está aquí. Esta entrega es simbólica, pero representa una parte muy importante de su vida”.

El objeto depositado en la caja número 1.300 del antiguo edificio de la sede central —una cámara acorazada que fue banco y hoy custodia la memoria cultural hispánica— es la placa original de la Galería Juana de Aizpuru, que desde 1983 estuvo ubicada en el número 44 de la calle Barquillo, en Madrid. Una dirección que durante décadas fue punto neurálgico del arte de vanguardia en la capital. Junto a la placa, también se ha cedido a perpetuidad un conjunto de fotografías personales y profesionales, acompañadas por textos explicativos, que narran la evolución de Aizpuru como agente cultural desde los años 70 hasta la actualidad.

La Galería Juana de Aizpuru, en la calle Barquillo de Madrid
La Galería Juana de Aizpuru, en la calle Barquillo de Madrid

Las imágenes seleccionadas forman un collage vital de encuentros y momentos clave: desde una comida con el artista japonés Yasumasa Morimura en 2013 hasta una entrega de premios junto a Dora García, pasando por reuniones con figuras como Chema de Francisco o Pedro Cabrita Reis en el Matadero de Madrid. Son, como explicó su hija, “un popurrí de recuerdos que muestran el compromiso continuo de Juana con el arte, la creación y la libertad”.

Una mujer absolutamente moderna

En su intervención, Margarita Aizpuru no solo rememoró el legado profesional de su madre, sino también su carácter pionero: “Mi madre era una mujer absolutamente moderna. Ya en los años 70 hacía esquí acuático en el río Guadalquivir. No conozco otra figura que lo haya hecho. Su vida fue siempre una apuesta por lo nuevo, por lo libre, por lo que aún estaba por venir”.

Ese espíritu rupturista encontró su cauce natural en la creación de ARCO (la Feria Internacional de Arte Contemporáneo), cuya primera edición impulsó Juana de Aizpuru en 1982. “Ella se empeñó en organizar una feria internacional que ubicara a España dentro del contexto más actual. En plena Transición, cuando todo era incierto, apostó por lo internacional, por los lenguajes contemporáneos. El franquismo no entendía nada de lo que ella exponía”, recordó Margarita, entre risas y admiración.

Preparativos de la galería de Olalla Gómez Valdericeda & Ramón Mateos para la feria de Arte Contemporáneo (ARCO) 2025
Preparativos de la galería de Olalla Gómez Valdericeda & Ramón Mateos para la feria de Arte Contemporáneo (ARCO) 2025

El Cervantes y la herencia cultural

Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, presidió el acto y no escatimó elogios hacia la figura de Aizpuru. “Para el Instituto es un honor recibir el legado de alguien que ha sido el corazón de proyectos tan significativos como ARCO. Juana es una referencia artística, una mujer que representó como nadie el Madrid de la Movida, el despertar democrático, el impulso de Tierno Galván, y que, a través de la pintura y la fotografía, contribuyó a transformar la educación sentimental de toda una sociedad”.

El poeta y ensayista definió el legado como “una cápsula del tiempo que nos recuerda que el arte es memoria, pero también futuro”, y celebró la incorporación de una figura como Juana de Aizpuru a la galería de voces que componen la Caja de las Letras, donde también están depositados legados de autores como Francisco Ayala, Ana María Matute, Luis Mateo Díez o María Zambrano.

También intervino el crítico de arte y exdirector del Cervantes Juan Manuel Bonet, que rememoró los comienzos de Juana como galerista en una España todavía marcada por la dictadura: “Fue una figura indudable. Tuvo la valentía de apostar por los lenguajes más arriesgados del arte en un momento en que nada estaba garantizado. Y no solo lo hizo, sino que triunfó”.

Un legado vivo

Más allá de los objetos depositados —la placa, las imágenes, los textos—, lo que se custodia ahora en la Caja de las Letras es una forma de entender la cultura: comprometida, crítica, abierta al mundo. El legado de Juana de Aizpuru es el de una galerista o una coleccionista y el de una mujer que supo leer el presente y anticipar el futuro, que defendió a los artistas cuando nadie más lo hacía, que abrió ventanas cuando las puertas estaban cerradas.

Su galería fue un refugio y una plataforma, un espacio donde el arte contemporáneo encontró una voz propia en España. ARCO, por su parte, se convirtió en la gran cita internacional del arte en nuestro país, una feria que todavía hoy lleva su impronta: audaz, dialogante, provocadora.

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