Un molde de bronce de una escultura de Camille Claudel, la amante abandonada de Auguste Rodin, que se había perdido durante años, será subastado tras ser encontrado en un piso vacío de París. Su valor, según los expertos, oscila entre 1,5 y 2 millones de euros.
La edad madura (L’Âge mur), considerada una de las obras maestras de Claudel, representa su desesperación al darse cuenta de que Rodin, el venerado escultor francés que fue su mentor y amante, no iba a abandonar a Rose Beuret, su compañera de vida y pareja estable, por ella.
La versión de bronce, fundida en 1907, se había perdido desde que se expuso al año siguiente. La encontró en septiembre el subastador francés Matthieu Semont, después de que le pidieran que proporcionara un valor de sucesión del contenido de un apartamento cerca de la Torre Eiffel que había estado deshabitado durante años.
Una historia de desamor… y usurpación
El reciente hallazgo de la escultura ha reavivado el interés por la vida y obra de esta destacada escultora francesa, cuya trayectoria estuvo marcada por su relación con Auguste Rodin y por las dificultades que enfrentó en un entorno artístico dominado por hombres.
La obra en cuestión es una de las piezas más emblemáticas de Claudel. Representa a tres figuras: una joven arrodillada que extiende sus brazos hacia un hombre maduro que se aleja, acompañado por una figura femenina que lo conduce. Esta composición ha sido interpretada como una alegoría de la relación entre Claudel y Rodin, simbolizando la separación entre ambos y el dolor de la artista al ver a su amante regresar con su pareja oficial, Rose Beuret.
Camille Claudel (1864-1943) fue una escultora de talento excepcional, cuya carrera se vio profundamente influenciada por su relación con Auguste Rodin. Con 17 años fue admitida en una Academia de Arte parisina y de pronto, Auguste Rodin se percató del talento artístico de la joven, entrando en su vida como un terremoto.
Se conocieron en 1883, cuando Claudel tenía 19 años y Rodin 43, y ella se convirtió en su alumna, musa, colaboradora y amante. A pesar de su evidente talento, Claudel luchó por obtener reconocimiento en un mundo del arte dominado por hombres y por liberarse de la sombra de Rodin. Su relación fue intensa y tormentosa, marcada por la pasión, los celos y la competencia artística.
El talento de Claudel era evidente, pero la envidia y el machismo de la época hicieron que fuera objeto de comentarios desafortunados que ponían en duda su capacidad artística. La sombra de Rodin era demasiado larga y la artista empezó a tener una relación que oscilaba entre el amor y el odio por él. Amaba al maestro, pero también lo odiaba por recibir él todo el reconocimiento público, constantes encargos y alabanzas. Ella era su simple alumna y amante.
Internada en un psiquiátrico contra su voluntad
Finalmente, Claudel decidió separarse de Rodin para desarrollar su propio estilo y buscar independencia artística. A pesar de su talento, siguió enfrentando la marginación y el olvido. Su familia, avergonzada por su comportamiento independiente y su relación con Rodin, la internó en un hospital psiquiátrico en 1913, donde permaneció hasta su muerte en 1943. Durante estos años, Claudel dejó de crear y vivió en un aislamiento casi total, lo que ha sido interpretado por muchos como una usurpación machista de su libertad y creatividad.
Recientes biografías hablan de manipulaciones y maltratos por parte de su entorno, que forzó el diagnóstico oficial de “manía persecutoria y delirios de grandeza”. En total, 30 años de injusta reclusión en un sórdido lugar en el que se le negaron las visitas y en el que murió sin realizar una sola obra.
El talento de Claudel fue equivalente, e incluso hay quien afirma que la escultora ayudó a dar forma a algunas de las grandes obras del maestro (por no decir que este las robó directamente). Lo que es seguro es que si Claudel hubiera nacido hombre, su reconocimiento hubiera sido otro.
Aún así, la escultora dejó una obra de apabullante talento. Su naturalismo tenía rasgos de impresionismo y simbolismo, buscando siempre la emoción que se traduce en un exquisito dramatismo gracias a un perfecto dominio de las técnicas y a su enorme sensibilidad, lo que se puede conocer gracias al Museo Camille Claudel en Nogent-sur-Seine, que alberga la colección más grande de sus obras y ofrece una visión integral de su carrera artística. Además, su correspondencia personal y documentos relacionados proporcionan una visión íntima de su vida, sus luchas y su relación con Rodin.
La historia de Camille Claudel es una narración de talento, pasión y tragedia. Su redescubrimiento en la historia del arte es un paso hacia la corrección de las injusticias del pasado y un reconocimiento de su lugar legítimo como una de las escultoras más importantes de su tiempo.