En un mundo cada vez más dominado por la inmediatez y la fugacidad, Irene Vallejo logró lo improbable: convertir una obra sobre la historia de los libros y las bibliotecas en un fenómeno editorial.
Publicado en 2019 por Siruela, El infinito en un junco ha vendido más de medio millón de ejemplares, ha sido traducido a más de 40 idiomas y ha obtenido numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Ensayo 2020. ¿Cuál es el secreto de su éxito? Quizás, la mezcla perfecta de erudición, pasión y una prosa poética que convierte la historia en literatura.
Un viaje por la historia de los libros
El infinito en un junco no es un ensayo al uso. No se limita a exponer datos, fechas o teorías. Es un relato envolvente, casi novelado, que narra la invención de los libros en el mundo antiguo, especialmente en Grecia y Roma, pero también en Egipto y el Próximo Oriente. Vallejo se centra en el soporte físico del conocimiento: desde los juncos del Nilo que dieron forma a los primeros papiros hasta los códices y bibliotecas que sobrevivieron a guerras, incendios y censuras.
El título ya es una declaración de intenciones: el “junco” remite al material vegetal con el que se fabricaban los papiros, mientras que “el infinito” alude a esa vocación universal, inabarcable, que ha tenido la palabra escrita desde su origen.
Literatura, memoria y resistencia
Lejos de ser una mera recopilación de datos históricos, El infinito en un junco es también una reivindicación del poder de la palabra y de quienes la han protegido a lo largo de los siglos: copistas, libreros, lectores anónimos, maestras, bibliotecarios. La autora entrelaza la historia del libro con episodios de su vida personal, anécdotas contemporáneas, referencias a clásicos de la literatura y momentos clave de la civilización occidental.

Así, Vallejo nos recuerda que leer y escribir ha sido, en muchas ocasiones, un acto de resistencia, y que los libros han sobrevivido gracias a la obstinación de quienes se negaron a dejar que el conocimiento desapareciera. Desde las mujeres que enseñaban a leer en secreto durante las dictaduras hasta los esclavos que copiaban textos en la antigua Roma, la historia de los libros es también la historia de la lucha por la libertad.
Una autora singular
Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) es filóloga clásica y doctora en Filosofía y Letras. Aunque había publicado ya varios libros antes —ensayo, novela y literatura juvenil—, fue El infinito en un junco el que la catapultó a la primera línea del panorama literario español e internacional. Su forma de escribir, tan rigurosa como lírica, ha seducido tanto a académicos como a lectores comunes.
Vallejo ha demostrado que es posible hablar de historia, filosofía y literatura sin caer en el academicismo ni en la trivialidad. Su prosa está llena de metáforas, ritmo narrativo y una profunda sensibilidad que convierte cada capítulo en una pequeña obra de arte.
Un fenómeno editorial inesperado
Pocas veces un ensayo logra convertirse en un éxito comercial y crítico simultáneamente. El infinito en un junco ha roto esa lógica. Se ha convertido en lectura obligada en institutos y universidades. Ha sido recomendado por figuras como Barack Obama y ha dado lugar a múltiples reediciones, clubes de lectura, debates e incluso adaptaciones escénicas.
Además, ha abierto camino para otros ensayos humanistas en un mercado muchas veces dominado por la ficción o la autoayuda. En un momento de crisis de atención y desinformación, el libro de Irene Vallejo ha sido recibido como un refugio de belleza y profundidad.
El libro como refugio y revolución
Esta obra es mucho más que un homenaje a los libros: es una defensa apasionada de la memoria, del pensamiento crítico y del legado cultural. Una invitación a leer con calma, a pensar en el pasado para entender el presente y a cuidar ese patrimonio intangible que son las palabras.
Con esta obra, Irene Vallejo ha dado voz a los libros. Además, ha demostrado que, incluso en el siglo XXI, la lectura sigue siendo una forma de resistencia y una herramienta para imaginar el futuro.