A veces, las obras maestras nacen entre la duda y la intuición. Eso fue lo que ocurrió con El silencio de los corderos. Una película que ni su propia protagonista creía que triunfaría. Jodie Foster, entonces ya reconocida en Hollywood pero todavía en busca de un papel que definiera su carrera, ha confesado recientemente que durante el rodaje no imaginó que aquel oscuro thriller psicológico acabaría marcando un antes y un después en la historia del cine.
Jodie Foster y la película que cambió su vida
En plena promoción de su nueva cinta, Vida privada, la actriz estadounidense recordó aquel proyecto que transformó su trayectoria profesional. En una entrevista con People, Jodie Foster admitió que, en su momento, dudaba de que el público conectara con El silencio de los corderos. Una historia tan inquietante y perturbadora como fascinante. “No sabíamos si a la gente le iba a gustar, pero sabíamos que iba a ser relevante”, confesó.

Estrenada en 1991 y dirigida por Jonathan Demme, El silencio de los corderos adaptaba la novela de Thomas Harris con un guion de Ted Tally. La película narraba la historia de Clarice Starling, una joven agente del FBI que busca la ayuda del doctor Hannibal Lecter, un brillante psiquiatra y asesino caníbal, para capturar a otro criminal en serie. El duelo psicológico entre ambos personajes se convirtió en una de las relaciones más icónicas de la gran pantalla.
Una apuesta arriesgada que rompió todos los esquemas
Durante el rodaje, Jodie Foster reconoció sentirse insegura respecto al tono del proyecto. El silencio de los corderos abordaba temas tabú en la época —la violencia extrema, la psicopatía y la manipulación mental— con una crudeza poco habitual en el cine comercial. “Fue una experiencia arcoíris”, relató la actriz durante su encuentro con el público en el Festival de Cine de Nueva York, refiriéndose a la intensidad emocional y profesional que supuso interpretar a Clarice Starling.
Lo que nadie esperaba era que El silencio de los corderos se convirtiera en un fenómeno mundial. La película recaudó más de 130 millones de dólares en taquilla y arrasó en la temporada de premios, convirtiéndose en la tercera cinta en la historia en ganar los cinco Oscar principales: Mejor película, Mejor director, Mejor actor, Mejor actriz y Mejor guion adaptado. Solo Sucedió una noche (1934) y Alguien voló sobre el nido del cuco (1975) habían logrado ese hito antes.
Anthony Hopkins y el nacimiento de un monstruo inmortal
La interpretación de Anthony Hopkins como Hannibal Lecter marcó para siempre la historia del cine. Con apenas 17 minutos en pantalla, su presencia redefinió lo que significa el terror psicológico. Hopkins, que también obtuvo el Oscar por su papel, ha contado cómo recibió el guion de El silencio de los corderos mientras actuaba en un teatro londinense. “Sabía cómo interpretarlo, entendía su misterio y su soledad”, explicó el actor británico, que convirtió al personaje en un símbolo de la maldad sofisticada.

La química entre Foster y Hopkins fue inmediata. Sus escenas conjuntas, filmadas casi siempre con primeros planos intensos y silencios calculados, crearon una tensión que traspasaba la pantalla. Según Foster, esa conexión fue clave para el éxito de El silencio de los corderos. “Era una relación entre dos mentes, no solo entre un agente y un asesino. Había respeto, miedo y una atracción intelectual que no se puede fingir”, recordó la actriz.
Un legado que sigue inspirando tres décadas después
Han pasado más de tres décadas desde su estreno, pero El silencio de los corderos sigue siendo una obra de referencia para cineastas y amantes del thriller. Su influencia puede rastrearse en películas y series posteriores como Seven, Mindhunter o True Detective, que heredaron su atmósfera oscura y su enfoque psicológico.
Jodie Foster reconoce ahora que la fuerza de El silencio de los corderos residía en su capacidad para incomodar y seducir al mismo tiempo. “Fue una historia que desafió al público, que no daba respuestas fáciles. Por eso sigue viva”, afirmó.
Además del impacto cultural, el filme consolidó a Foster como una de las actrices más respetadas de su generación. Aquel Oscar fue el segundo de su carrera, tras el obtenido por Acusados, y confirmó su habilidad para encarnar personajes femeninos fuertes, complejos y vulnerables. A día de hoy, es historia del cine.