Alberto Núñez Feijóo comunicaba ayer a Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno que tendrá que pasar por la comisión del Senado que investiga el caso Koldo porque “usted -le decía- está tan pringado como ellos”. El PP había rechazado hasta ahora su comparecencia, pero “se acabó la huida”, le dijo el líder de la oposición, porque “usted es el máximo responsable, usted está tan pringado como ellos”. Lejos de inmutarse por el anuncio, al presidente le dio la risa y, en su réplica, contestó con una breve frase: “Ánimo Alberto”.
El jefe del Ejecutivo ya no se inmuta por las noticias que afectan a su entorno o a su partido y proclama la “tolerancia cero” contra la corrupción como si no estuviera rodeado de ella, pero no estaría mal que, al menos no se riera, porque a los ciudadanos no les hace ninguna gracia saber que una cantidad ingente de fondos públicos fueron a pagar supuestamente iphones y pendientes para las amantes de ábalos, billetes de tren para prostitutas con destino a Teruel y un largo etcétera. Por cierto, cada vez va cobrando más credibilidad la historia de la fiesta en el parador de esa ciudad en plena pandemia desvelada por The Objetive, y que tan tajantemente negaron la entonces delegada del Gobierno en Aragón y hoy ministra, Pilar Alegría; y el entonces director de Paradores y hoy ministro, Óscar López.
Sánchez cree que el informe de la UCO libra a su partido de la acusación de financiación ilegal, pero una cosa es el relato que se quiera presentar ante la opinión pública y otra los indicios que el juez Leopoldo Puente pueda encontrar en ese informe de la UCO que, entre otras cosas, dice que hay pagos hechos por Ferraz que no tienen soporte documental y más de doscientas cuentas que el partido no declaró ante el Tribunal de Cuentas. El juez ha visto que ese documento refuerza, para empezar, los indicios criminales contra Ábalos y Koldo y veremos si la semana que viene no acaban en prisión. El magistrado ha ofrecido a Koldo que explique lo de las chistorras y los soles y diga si, realmente, como ha insinuado, tiene más audios que involucren a dirigentes del partido y del Gobierno y destape toda la trama.
Ayer conocimos también que la Universidad Complutense se ha personado en el caso Begoña Gómez por el “perjuicio económico” que causo a la institución la esposa del presidente cuando inscribió a su nombre el software que graciosamente le hicieron diversas empresas privadas.
Con este panorama, pues, no se entiende la risa del presidente, a no ser que vea que lo de la corrupción ya no afecta a su electorado, y que entienda que hablar del genocidio de Gaza, del embargo de Israel, de la ayuda a la flotilla y del aborto da muchos más réditos a su partido. Mención aparte merece la munición que los propios populares le han dado al PSOE sacando a colación en este momento un tema tan delicado como el del síndrome post aborto.
Los socialistas intentan presentar la imagen de un Feijóo que no manda en su propio partido y al que no quieren en el PP, pero, si de verdad los populares lo creyeran, se supone que no serían tan suicidas de cambiar de bici en mitad del puerto de primera categoría. Mientras tanto, la estrategia del PSOE será clara: ningunear al líder de la oposición y equiparle a un Abascal que sigue subiendo en las encuestas sin mover un dedo. De momento el presidente sonríe, pero, tarde o temprano, un juez puede congelarle la sonrisa. Al tiempo.