Laura Mañá (Cuéntame, El cuerpo en llamas, Te quiero imbécil) firma Las irresponsables, una divertida comedia y una ida de olla en toda regla, pero también con cierto toque de drama familiar sólido y coherente, muy de moda entre cineastas catalanes últimamente, al estilo de Casa en llamas, salvando las distancias (o no tanto).
El elenco brilla por la complicidad y la química que hay entre ellas, compuesto formado por actrices reconocidas en el ámbito del teatro y la televisión catalana o el cine español más independiente, como Laia Marull (Lila), Betsy Túrnez (Nuria) y Àgata Roca (Andrea), y cumple con las expectativas de esta alocada comedia, aunque cuente con menor reconocimiento mediático.
A pesar de la que esta cinta no ha tenido una buena distribución en cines (al menos en Madrid), por suerte o por desgracia, nuestra cartelera está repleta de películas como esta. Digo “por suerte” porque es un proyecto que implica a gran equipo de trabajo (calculo que en este, concretamente habrán trabajado unas 80 personas) y por lo tanto, genera empleo, y teniendo en cuenta el esfuerzo económico que supone una película independiente (A Contracorriente Films es la distribuidora de cine independiente más relevante de nuestro país), producida por Arcadia Motion Pictures y Afrodita Audiovisual AIE, con la participación de 3Cat, Atresmedia y Movistar Plus+, además del apoyo del ICEC y la financiación del ICAA, pues es auténtica suerte que haya podido estrenarse.
Esos “dramas” cotidianos
“Por desgracia”, decía, porque no todo vale. Hay quien dice que la comedia es el género cinematográfico más difícil. Como decía Billy Wilder: “La comedia es una cuestión de ritmo. Si no tienes ritmo, estás perdido”. Cada pausa, mirada, corte o silencio tiene que estar milimétricamente calculado para que la broma funcione.
Y eso exige dominio del montaje, del guion y de la interpretación. Precisamente el ritmo es lo que más se agradece en la cinta de Mañá, pero el guion, compuesto por diálogos ordinarios, poco profundos, incidentes gracioso pero superficiales, e interpretaciones con poco ahínco deslucen la película, a pesar de ser apta para pasar una tarde divertida en el cine y provocar risas durante toda la película.
Si bien, la historia recoge situaciones que, aunque desemboquen en un totum revolutum bastante surrealista, podrían ocurrirnos a más de una. El guion resalta “dramas” cotidianos al uso: disputas entre dos hermanas con importantes diferencias de personalidad, los clichés amorosos como la amiga que se lía con el caradura que aparenta ser quien no es, la aplicación móvil que te señala la ubicación de tu pareja en tiempo real y cómo usarla te puede jugar a la contra cuando acabas de dejarlo con él, cómo no controlar tus impulsos te pueden jugar una mala pasada, que una madre tienda a proteger más a una hija que a otra, que tu forma de ser te lleve a callarte las cosas que te ocurren y te hacen sufrir, etc…
Se acabaron las mujeres sumisas
La historia gira en torno a la relación entre Núria, Lila y Andrea, cuya complicidad se revela durante un fin de semana lejos de sus rutinas. Mañá recalca cómo la amistad entre mujeres se convierte en espacio de apoyo emocional, oído activo y emancipación: “Se acabaron las mujeres sumisas”, o como ella lo describe, una visión auténtica de la sororidad femenina. La directora y guionista narra de manera ocurrente cómo puede afectar la crisis de los 50 a tres mujeres, mientras les ataca esa sensación de esclavitud familiar, conyugal y laboral.
La película es todo un grito de liberación de la mujer. Aunque cueste creerlo, todavía hay ámbitos profesionales en los que la mujer no está considerada igual de valiosa que el hombre solo por el hecho de ser hembra. Andrea, una de las protagonistas, lucha contra este tipo de decisiones machistas en su lugar de trabajo, como ser relevada de su puesto como entrenadora tras haber llevado a su equipo al ascenso, un reflejo de cómo las mujeres aún deben lidiar con techos invisibles y desigualdad.
Directora premiada
Laura Mañá es una directora, guionista y actriz española nacida en Barcelona. Conocida por películas como Sexo por compasión (Biznaga de Oro y Premio del Público en el Festival de Málaga de 2000) y Palabras encadenadas, y premiada por otras tantas, como Frederica Montseny, la mujer que habla (Premios Gaudí 2022) o La vida empieza hoy (Biznaga de Oro y Premio de la Crítica en el Festival de Málaga de 2010). Bien reconocida en el colectivo por su trabajo como actriz en diversas producciones cinematográficas y televisivas, trabajó con Vicente Aranda (Libertarias y La pasión turca) y con Bigas Luna (La teta y la luna), entre otros.