En julio de 2011, el mundo entero comenzó a repetir un estribillo que, en apariencia, no decía demasiado. “Nossa, nossa, assim você me mata…” resonó en estadios, discotecas, celebraciones familiares y hasta en las bodas más sobrias. La canción Ai Se Eu Te Pego lo conquistó todo. Desde Río de Janeiro hasta Moscú, pasando por Madrid, París y Buenos Aires. Pero lo que parecía un éxito rotundo y sin fisuras escondía grietas profundas que pronto se abrirían.
Ai Se Eu Te Pego se convirtió en un símbolo del pop globalizado. Michel Teló, su intérprete, pasó de ser un artista regional brasileño a una estrella mundial en cuestión de semanas. Sin embargo, tras ese ascenso fulgurante, vendrían los tribunales, una separación sentimental y el ocaso mediático. Lo que parecía una historia de gloria absoluta se fue torciendo hasta convertirse en un caso de estudio sobre cómo un único éxito puede marcar —y hundir— una carrera.
La canción del millón… de demandas
Pocos saben que Ai Se Eu Te Pego no fue compuesta por Michel Teló. Él era solo el intérprete. La canción fue escrita por Sharon Acioly y Antonio Dyggs. Aunque años después salieron a la luz varios testimonios contradictorios sobre su origen.
En 2012, un grupo de jóvenes estudiantes del estado de Paraíba denunció judicialmente haber creado el célebre estribillo años antes, durante un viaje escolar. Alegaban que habían sido despojadas de su contribución sin ningún tipo de crédito ni beneficio económico.
La demanda fue aceptada y, durante un tiempo, la justicia brasileña ordenó el bloqueo de los ingresos generados por Ai Se Eu Te Pego. Si bien Michel Teló no fue directamente acusado, su nombre apareció en todos los titulares. Su imagen se vio salpicada. Y la canción, lejos de seguir elevándolo, comenzó a volverse una carga incómoda. Lo que había sido un símbolo de éxito se convirtió en un conflicto legal y reputacional de difícil digestión.
El divorcio que siguió al aplauso
Mientras su canción lideraba las listas de más de veinte países, Michel Teló atravesaba un terremoto en su vida personal. Casado desde 2009 con Ana Carolina Lago, su relación no resistió la presión de la fama repentina. En febrero de 2012, apenas unos meses después de que Ai Se Eu Te Pego alcanzara su punto más alto, la pareja anunció su divorcio.
El contraste no podía ser mayor. Por fuera, Teló era el rostro del éxito. Por dentro, vivía la disolución de su matrimonio en medio de una sobreexposición brutal. Algunos medios lo retrataron como el típico caso del artista que alcanza el estrellato y lo paga con su estabilidad emocional. No fue una caída en picado, pero sí un cambio de dirección irreversible.
La fama que nunca volvió

Ai Se Eu Te Pego no fue solo un hit. Fue un fenómeno global. El videoclip superó los mil millones de visitas. Cristiano Ronaldo bailó su coreografía en un estadio. Su melodía fue traducida, versionada y parodiada hasta la saciedad. Pero ahí se acabó todo.
Michel Teló nunca logró repetir el impacto de aquel éxito. Lo intentó con otros temas, colaboraciones internacionales y discos nuevos. Pero el mundo ya lo había encasillado.
Hoy, catorce años después, Ai Se Eu Te Pego sigue siendo parte de la memoria colectiva. Pero también es el límite de una carrera que pareció destinada a la continuidad y acabó reducida a una canción. Michel Teló rehízo su vida, se casó con la actriz Thaís Fersoza, tuvo dos hijos y encontró una nueva estabilidad. Sin embargo, su nombre quedó inevitablemente ligado a un único momento de gloria. Y cuando ese momento pasó, se llevó consigo todo lo que parecía prometer el futuro.