Conocer de primera mano los males de un país pueden llegar hondo. Tanto, que en algunas personas, provoca que quieran hacer todo lo que puedan para combatir esos problemas.
Esto es un elemento clave de la historia de Miriam del Socorro Morales, una mujer polifacética y primera coronel del Ejército de Nicaragua. Es una de las militares más queridas del país. Descubre su impresionante historia a continuación.
Una vida dura y al servicio de los demás

Miriam del Socorro Morales Castillo nació en Rivas, un municipio al suroeste del país nicaragüense, el 20 de febrero de 1954.
Esta población se encuentra a orillas del río Ochomogo, en el que se bañaba y aprendió a nadar desde pequeña. Esto le llevó a ser una excelente nadadora, llegando a ganar varias competiciones de natación en diferentes lugares cercanos a Rivas.
Además de la natación, de niña vivió en una pobreza extrema, agravada bajo el régimen militar de los Somoza. Ella cuenta que no tenían ni para zapatos, teniendo que conformase con lo que encontrasen o directamente, ir descalzos.
Su familia y ella vivían en la granja alquilada por su padre, donde producían para su propio consumo y vendían lo que les sobraba. Y cuando todo empezó a irle un poco mejor, la familia Morales Castillo se vio obligada a mudarse a un pueblo llamado Santa Cruz.
Allí, y con 12 años, Miriam del Socorro entró a un colegio por primera vez en su vida, compartiendo clase con niños y niñas de 7 años.
Rápidamente, empezó a brillar por sus notas y su inteligencia, contando con el apoyo de su familia para pagar la educación. Terminó siendo enfermera auxiliar, empleo que compaginó mientras continuaba con otros estudios.
En 1975, con las manifestaciones y el levantamiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional, empezó a participar en los actos revolucionarios. Mientras tanto, Miriam colaboraba con Cruz Roja y trabajaba en un hospital junto a un médico sandinista.
A partir de esos años y de su paso por la universidad, empezó a colaborar con la revolución y el Ejército Popular Sandinista (EPS). Combatía y atendía heridos, llegando a ser herida de gravedad en una ocasión, dispuesta a salvar la vida de unos combatientes.
El ascenso como primera mujer coronel de Nicaragua

Además de la natación, otra gran habilidad desarrollada durante estos años castrenses de Morales Castillo, fue la de ser experta francotiradora. Participó y ganó en varios torneos militares femeninos en esta disciplina. Se dice que no falló un tiro contra los soldados de los Somoza.
Pese a convertirse en madre soltera, sus estudios y su labor de enfermería, Miriam siguió ligada al Ejército, incluso después de la revolución y la caída de la dictadura de Anastasio Somoza a mediados de 1979. También completó su formación universitaria pendiente, de Administración, en 2003.
Cumplió diversas funciones, pero en 2014, y con 59 años, se convirtió en la primera mujer coronel de las Fuerzas Armadas de Nicaragua.
Por muy poco tiempo no llegó a ser también general de brigada, pues en 2017 se jubiló definitivamente.
No obstante, tras el intento de golpe de estado militar en 2018, ella volvió a combatir para defender la estabilidad de su país. Principalmente, desde la organización con sus vecinos.
Hoy en día, es una de las mujeres militares más aplaudidas de toda Nicaragua. Su humilde origen, y su ímpetu por dedicar su vida a los demás y trabajar en sus mejores habilidades, es una excelente referencia para las militares nicaragüenses.


