La brigada Cristina Orcajo Calvo, de la UME: “La intervención en Pedrógão Grande me pone la piel de gallina”

En aquel inmenso incendio forestal en Portugal fallecieron 64 personas. La militar la recuerda como la intervención que más le ha “marcado”

UME Torrejón de Ardoz
Javier Cuadrado

Junio de 2017. Un voraz fuego, con epicentro en Pedrógão Grande, arrasó una considerable parte de la zona central de Portugal. 46.000 hectáreas calcinadas y 64 seres humanos fallecidos fue el balance de aquel suceso.

Entre las personas que participaron en las tareas de extinción de ese incendio estuvo la brigada Cristina Orcajo Calvo, de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Una intervención que ha “marcado” a esta militar que ingresó en la citada unidad en 2012. Es más, el hecho de recordar aquel cometido, señala, “me pone la piel de gallina”.

Y es que hacer memoria sobre aquel episodio supone revivir un momento “muy duro”: “Me chocó ver la carretera donde se quedaron atrapadas y fallecieron muchísimas personas”. Cabe mencionar que varios vecinos de la zona, ante la rapidez con la que se extendía el fuego hacia sus casas, intentaron escapar por la Nacional 236. Sin embargo, una treintena de ellos murieron en el tramo que une los municipios de Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pera tras ser acorraladas por la combustión.

Aunque esas feroces imágenes no quedaron ahí, pues a ello se le añadió tener que observar una ingente cantidad de árboles calcinados o cómo el asfalto quedó derretido debido a las altísimas temperaturas de las llamas.

Misiones en Bosnia y el Líbano

Es cuanto menos impactante que este sea el relato de una militar que ha estado en Bosnia, en el 2000, y en el Líbano, en 2011. Si bien es cierto que aquellas no fueron misiones en las que su seguridad estuvo en riesgo crítico, como ella misma confiesa, dos lugares así siempre llaman la atención.

En este contexto, la brigada Orcajo relata que las misiones internacionales son experiencias “que te hacen crecer a nivel profesional”. Sobre la de Bosnia, donde su unidad controlaba la circulación, revela que le “encantó”: “Al tener mucho contacto con población civil, te acercas a lo que ha pasado y a la vida de las personas”. Acerca de la misión en el Líbano, “más centrada en lo militar”, tres cuartos de lo mismo: “Me gustaría repetir”.

La brigada Cristina Orcajo Calvo.
Javier Cuadrado

Sobre la complejidad de las misiones, la brigada sostiene, irónicamente, que la más difícil es aquella en la que uno no participa directamente. La militar, cuyo marido también es un miembro de las Fuerzas Armadas que recientemente ha participado en una misión internacional, admite que quien realmente la hace “es el que se queda en España, no el que se va al extranjero”.

Acerca de su trabajo y experiencia en la UME, unidad en la que ingresó en el año 2012, señala que el servicio “imprescindible” que esta unidad ofrece a la población española es la inmediatez. “Es lo que prima ante todo. Si hay una intervención, muchas veces ya estamos preparados para salir antes de que se nos active”.

Por otra parte, y tras ser preguntada sobre si cree que se ha generado un mayor vínculo entre la sociedad civil y la militar, la brigada Orcajo precisa que ver intervenir a los miembros de las Fuerzas Armadas, a raíz de intervenciones tan importantes como la DANA o el COVID, “ha hecho que se nos dé un poquito de valor, que parece como que antes no estábamos tan bien valorados”.

Y es que todas estas declaraciones que hace la militar parten de una amplia experiencia. Cabe señalar que ingresó en las Fuerzas Armadas en 1999 y estuvo destinada en el Cuartel General de la División Acorazada nº1. En 2008 hizo el curso de Instructor de Educación Física en Toledo, la primera mujer suboficial en hacerlo. Además de pertenecer a la UME desde 2012, y participar con ella en múltiples intervenciones, en 2021 fue destinada a la Escuela Militar de Emergencias, el órgano responsable de la enseñanza de perfeccionamiento relacionada con los supuestos de grave riesgo y catástrofe.