A sus 33 años, Laura Sambruno es hoy la número 1 del tenis en silla de ruedas en España, un logro que ha construido en apenas un año y medio de competición tras superar un diagnóstico que estuvo a punto de apartarla del deporte y de cambiar su vida para siempre. Con dos hijos, una red de apoyos y una disciplina férrea, Sambruno ha convertido la pista en su espacio de reinvención y lucha diaria. Ahora, cada torneo y cada punto suman para su gran meta: clasificarse para representar a España en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028.
En una charla con Artículo 14, la tenista de Jerez ahonda en su vida antes y después de ser profesional, el apoyo que recibió y cómo sigue compitiendo para lograr su objetivo más deseado.
Más fuerte ante las dificultades
La vida de Laura cambió de golpe en 2012, tras un accidente de moto cuando tenía 19 años. En 2020, con una operación de columna que no salió como esperaba, su diagnóstico se convirtió en un muro difícil de asimilar: “El médico me dijo que quizá no volvería a andar”.
Ante tal noticia y un momento de incertidumbre donde ya nadie podía hacer nada por ella, Laura se sintió “abandonada”, pero la Fundación López Mariscal y los ciudadanos de Jerez (con donaciones) aparecieron como salvavidas. “Entre unas amigas y mi madre contactamos con la Fundación. El turronero, José Luis López, me ayudó desde el primer momento”. A partir de ahí, le costearon una operación muy cara y estuvieron junto a la jerezana en todo momento. Para ella, José Luis es su “ángel”.
El regreso a la pista
Con más movilidad y menos dolor, Laura miró de nuevo hacia su gran pasión: el tenis. Después de dejarlo durante casi cinco años, la Fundación BEPRO le abrió una nueva puerta. “Me pude poner en contacto con Ana Salas, de BEPRO. Me ayudaron a conseguir una silla de ruedas para competir”, cuenta agradecida. Además de ello, le han ayudado con becas (para estudiar en la UAX Rafa Nadal) cuenta con una psicóloga deportiva y un asesoramiento laboral. “Es un apoyo que me hace sentir importante”, destaca.

Y desde entonces es mucho más que un apoyo. Para ella la fundación “es una familia”. La presidenta, Ana Salas, junto a su equipo, van de la mano con Laura y de otros muchos deportistas, que con o sin discapacidad, los impulsan para que puedan conseguir su sueño. “Ser parte de su proyecto, me recuerda cada dia por qué empecé y por qué vale la pena seguir”, comenta la tenista.
A este respaldo también se suman Ortopedia Médica Jerezana y TMT (Training Body & Mind). “Uno me ayuda en la competición de torneos y otro en la preparación física. Gracias a ellos puedo hacer lo que hago ahora mismo”, subraya.
Un equipo que empieza en casa
El pilar más cercano de Laura es su propia familia. Su marido es también su entrenador. “Me apoya en pista, en casa, en lo emocional. Es un apoyo muy grande y se lo agradezco muchísimo”, reconoce.

Además, combina su exigente preparación con el cuidado de sus dos hijos. “Me levanto temprano y mi dedicación es 100% al tenis y cuidar de ellos”, resume. No obstante, la presión siempre existe y en momentos donde sobrepasa, ella lo gestiona recordando su propio camino: “Cuando alguna vez ha sobrepasado, pienso en cómo estaba antes y todo lo que he logrado”.
Competir, aprender y disfrutar
A base de disciplina y sacrificio, Laura Sambruno ha roto barreras en todo momento. En apenas un año y cuatro meses se convirtió en la número 1 de España. La jerezana afirma que “hay veces que he tenido que renunciar a cosas, pero ha merecido la pena”. Sin embargo, el ranking nacional es solo el primer peldaño de algo que puede lograr aún más grande.
Este año Laura ya ha sumado victorias y aprendizajes en Polonia y Setúbal (Portugal). Ahora pone la vista en Turín, donde competirá del 22 al 27 de julio. “Algunos torneos los gané, otros los perdí, pero siempre me enseñan algo”, valora. A la hora de encajar derrotas, su receta es sencilla: “Intento no pensarlo y al día siguiente vuelvo a entrenar. Lo importante es disfrutar del proceso”, explica.
La mirada puesta en Los Ángeles
Llegar a los Juegos Paralímpicos sería para ella “un sueño”. No solo por lo deportivo, sino por lo que representa: “visibilidad, inclusión y superación”, recalca. Estar en Los Ángeles 2028 es lo más grande a lo que puede aspirar un deportista. “Sería la recompensa a años de lucha, pero también el inicio de algo aún más grande”, dice con la convicción de quien ya venció muchas batallas.
Para llegar, cada punto cuenta. “Estoy intentando jugar el máximo de torneos. El año que viene quiero jugar torneos de más nivel para sumar puntos, subir ranking y clasificarme”, detalla. Todo sin perder de vista su filosofía: ilusión, disciplina y foco. Laura Sambruno compite, se supera y construye futuro. Para ella, cada entrenamiento es una declaración de intenciones: que no hay barrera que no pueda saltar, ni pista en la que no pueda soñar.