El relevo en la cúpula de Pronovias no ha pasado desapercibido. Y no solo porque se trata de una de las marcas de moda nupcial más emblemáticas del mundo, sino porque su nueva consejera delegada, Cristina Alba Ochoa, llega con una historia que va mucho más allá del organigrama.
Su nombramiento, efectivo desde este lunes, 20 de julio, llega tras la salida de Marc Calabia Gibert, quien asumió el liderazgo en 2023 y cuya gestión ha sido clave en la reestructuración reciente del grupo. La decisión marca una nueva etapa para la firma catalana: más estratégica, más internacional, pero también más íntima. Porque para Alba Ochoa, la moda nupcial no es un terreno ajeno. Es, literalmente, parte de su historia familiar.
“Es un privilegio y un orgullo unirme a una enseña catalana tan emblemática. Mi madre fue costurera para marcas de moda nupcial, así que este mundo me es muy cercano”, expresó en el comunicado oficial de la compañía.
Alba Ochoa no es ajena a las responsabilidades de alto nivel. Con una trayectoria de más de 30 años en entornos financieros, ha desarrollado su carrera en la gestión estratégica de grandes corporaciones. Es consejera no ejecutiva de la gestora de inversiones Atitlan y del grupo internacional doValue, además de contar con una sólida formación académica: doble licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales (UAB) y un Máster en Finanzas y Banca (UPF).
Lo que la convierte en un perfil especialmente interesante para la industria de la moda es la combinación poco habitual de sensibilidad personal y enfoque financiero profesional. En un sector históricamente liderado por perfiles creativos o comerciales, su llegada aporta un nuevo ángulo: el de la eficiencia organizativa sin perder de vista el valor emocional del producto.
“Confiamos en que Cristina consolidará aún más la prestigiosa reputación de la compañía y reforzará el liderazgo del grupo” – Gianni Serazzi, presidente del Grupo Pronovias
El reto, sin embargo, no es menor. Pronovias -fundada en Barcelona en 1922- ha sido una de las casas más influyentes en la alta costura nupcial, con presencia en más de 100 países y un portfolio que incluye nombres como St. Patrick, Nicole Milano o White One. Pero el sector ha sufrido transformaciones profundas en la última década: la caída del número de bodas, la disrupción digital, la irrupción de nuevos hábitos de consumo y la presión por integrar modelos de producción más sostenibles.
Además, el grupo ha pasado por varias etapas corporativas complejas en los últimos años, incluida su compra por parte del fondo BC Partners en 2017 y posteriores reestructuraciones de plantilla y liderazgo. En este contexto, la llegada de Cristina Alba Ochoa supone algo más que un cambio de nombre: es una declaración de rumbo.
Su perfil apunta a una gestión centrada en resultados, pero también en valores. En un mercado donde la experiencia del cliente se mide tanto por el ajuste de un vestido como por el impacto ambiental de su confección, el papel de la CEO será combinar tradición e innovación, artesanía y eficiencia, legado y transformación digital.
Y no es casualidad que sea una mujer quien tome el mando. Aunque la moda suele asociarse a lo femenino, las direcciones ejecutivas en el sector siguen estando, en gran medida, en manos masculinas. El nombramiento de Alba Ochoa representa también un gesto hacia la equidad de género en las altas esferas del lujo. Ella misma lo encarna: una mujer formada, con visión internacional, y con un pie en las finanzas y otro en la memoria afectiva de los tejidos.
Con esta combinación de experiencia técnica y conocimiento emocional del sector, Cristina Alba Ochoa tiene ante sí el reto -y la oportunidad- de redibujar los contornos del liderazgo en la industria nupcial. Una industria donde cada detalle cuenta, y donde ahora, cada decisión pasará por sus manos.