Izquierda

Los socios de Sánchez, a la gresca: ajustes de cuentas entre llamadas a la unidad

Díaz y Rufián apelan al entendimiento en la izquierda pero con recados a Podemos. Un diputado de Sumar confronta con la vicepresidenta

El socio minoritario del Gobierno de coalición, Sumar, así como los aliados de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, con Podemos como protagonista, se han enzarzado estos días en un cruce de reproches que ha ganado intensidad tras la caída del decreto ley antiapagón, el martes. El partido morado, Junts per Catalunya, el BNG y Jorge Pueyo (CHA, dentro de Sumar), votaron en contra de la única norma que el Ejecutivo vio caer en el último pleno del año, ayudando al PP y a Vox a propinar una nueva derrota a un Sánchez ausente, que hizo como si nada hubiera pasado.

En el ala socialista del Ejecutivo evitaban hacer demasiada sangre, como sí han hecho otras veces ante la “irresponsabilidad” de sus excompañeros en el Consejo de Ministros. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, responsable del texto legal que naufragó, afeó a Podemos y al PP que durante semanas no le hicieran llegar una sola propuesta que pudieran incluir para granjearse sus votos.

“Lo que hemos visto con todos los partidos que han votado en contra es mucho tacticismo, muchísimo, y muy poco interés general”, afirmó la vicepresidenta tercera, que lo presentó como un “acto de gran irresponsabilidad”. La vicepresidenta segunda y referente de Sumar, Yolanda Díaz, llegó a tildar de “negacionistas” a quienes votaron en contra de la norma.

De hecho, en escasas horas se han sucedido los puntapiés entre los socios, a múltiples bandas, después de una derrota para Sánchez que les ha tensionado mucho más a ellos. Ha habido intercambio de recados entre Díaz y el diputado de la Chunta Aragonesista (CHA), que se integra en su grupo parlamentario. Y entre aliados de izquierdas, con la vicepresidenta segunda y Gabriel Rufián a la cabeza, cargando contra el partido morado. Con Podemos intentando justificar y reforzar sus posiciones, y con el presidente del PNV, Aitor Esteban, advirtiendo de que se está conformando una “mayoría negativa” en la Cámara Baja.

En paralelo, el portavoz de ERC escenificaba una llamada al entendimiento electoral entre los partidos de izquierdas. Díaz, enfrentada con él desde la negociación de la reducción de la jornada laboral (2021), rebajaba su oferta pero apuntaba en la misma dirección. El intercambio de dardos ha ido cogiendo velocidad, pero la foto fija sólo se entiende repasando la secuencia de acontecimientos.

Belarra enfada a Illa, a ERC y a Bildu

Buena parte de la izquierda alternativa ya llegó enfadada con Podemos al arranque de la semana. En ERC y en EH Bildu no digirieron bien una entrevista de la secretaria general morada, Ione Belarra, publicada el domingo en el Diari Ara. Belarra dijo sentirse “sola” defendiendo determinadas posiciones políticas en el Congreso, a diferencia de lo que ocurría en la pasada legislatura, en la que dijo haber contado con ambas fuerzas: “Hay muchas veces que me siento muy sola en el Congreso. Porque hay cosas que si no las dice Podemos, ya no las dice nadie”.

Belarra y la candidata de su partido a las próximas generales, Irene Montero, se vieron hace dos semanas con el líder de Bildu, Arnaldo Otegi, escenificando su proximidad con este partido, pero eso no impidió que la secretaria general morada les reservase estos dardos. Además, en la misma entrevista justificó su rechazo a apoyar la delegación de competencias en materia de inmigración a la Generalitat catalana, pronosticando que los Mossos d’ Esquadra acabarán efectuando detenciones racistas. El enfado generado en ERC ha sido considerable. El del president catalán, Salvador Illa (PSC), público y notorio.

Rufián, por su parte, no ha escatimado en gestos de apoyo y reconocimiento a dirigentes moradas como Montero, también a la propia Belarra, a lo largo de los últimos años. Guiños políticos y de índole personal. Tampoco habían escatimado en signos de complicidad el líder de Esquerra Republicana de Cataluña, Oriol Junqueras, y el histórico dirigente morado Pablo Iglesias, que se enzarzaron en un duro intercambio de reproches en la red social X a cuenta de la misma entrevista.

El martes, cuando ya se conocía la intención de los morados de votar contra la norma antiapagones, Rufián consideró el decreto “insuficiente” pero “bueno”, y lanzó un nuevo aviso a navegantes: “El instalarte en el no a todo y en el cabreo constante, aunque haya motivos para cabrearse, creo que es un mal negocio. Y, sobre todo, para la izquierda”.

A su vez, Sumar lleva meses llamando a Podemos a participar en la unidad de la izquierda, y suele evitar el choque directo con los morados. El lunes su portavoz y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, anticipó que darían un golpe sobre la mesa. El martes, la portavoz parlamentaria, Verónica Martínez Barbero, arremetió contra ellos con dureza, acusándoles de beneficiar a la derecha y a la ultraderecha con su actuación. “La transición ecológica no les importa, ni el clima ni la clase”; “Cuando se trata de avanzar en una transición justa, Podemos es parte del problema”, apostilló.

Antes de votar, también la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, advirtió de las “consecuencias bastante graves” que tendría para el País Vasco que el decreto no fuera convalidado, recitando algunas de las medidas que decaerían: “Sería una muy mala noticia que no saliera adelante”, apuntó.

La norma se estrelló. Y, mientras en el ala socialista del Gobierno intentaban centrar los focos en el PP, los socios de izquierdas disparaban sin miramientos contra Podemos. Dirigentes de Sumar creen que el partido de Belarra se mueve únicamente por su voluntad de hacer caer al Ejecutivo, “sin ningún disimulo”. “El único objetivo es destruir”, lamentaba una dirigente. “Destruir” a Díaz y a buena parte de los dirigentes de su espacio, con los que tienen numerosas cuentas pendientes, y tratar de convertirse en la fuerza dominante de este espacio político.

Podemos refuerza posiciones, Díaz y Rufián redoblan la crítica

Durante la mañana del miércoles, Belarra comparecía en el Congreso para ahondar en sus argumentos contra el decreto, aludiendo entre otros motivos a que cerca de “200 organizaciones ecologistas” abogaron por tumbarlo. Y anticipando su apoyo a su futura reedición si el Ejecutivo acepta sancionar a las empresas energéticas por su responsabilidad en el apagón del 28-A. De paso, acusó a Sánchez de vivir “de espaldas a la realidad del país” y de seguir permitiendo que España sea “cómplice del genocidio en Palestina”. Retrató al Ejecutivo como “un Gobierno que no gobierna y que está asediado por la corrupción”.

“Decir que has ganado seis de siete votaciones, como si estuvieras comprando chuletas al kilo en una carnicería, me parece una falta de respeto a la ciudadanía”, apostilló. Su partido lleva meses alejándose de Sánchez, en particular desde el incremento del gasto en defensa y del estallido del caso Santos Cerdán. Pero la frágil mayoría de investidura llegaba a este pleno exhausta, muy tocada. Después de haberse mantenido junto al presidente a pesar de la corrupción que tiene en vilo al PSOE, y entre advertencias de que si cae Sánchez llegarán Vox y el PP.

Desde su perfil en X, Rufián les había dirigido un mensaje que, fuera de cámara, hacen suyos varios partidos de izquierdas al hablar de Podemos: “Quien crea que le va a ir mejor con un gobierno de PP y VOX, vergüenza le debería dar basar su proyecto en el sufrimiento de la gente”, espetó el portavoz de ERC.

Escasos minutos después llegó el turno de Díaz: “Hay fuerzas de izquierdas negacionistas, las vimos ayer, y hay fuerzas de derechas negacionistas”, arremetió la vicepresidenta segunda en una entrevista en Antena 3. Metió en el primer saco a Podemos y al Bloque Nacionalista Galego (BNG), pero intentó exculpar al diputado del CHA, dentro de su grupo, al afirmar que sólo decidió votar en contra de la norma porque sabía que el decreto iba a caer. Fueron 165 síes frente a 183 noes, concretamente.

Y Pueyo recurrió a su perfil en X para negar la versión de la vicepresidenta. “CHA tenía la decisión tomada antes del pleno. Sumar nos dijo todo el día que el RD podía caer sólo por nuestro voto y nos pidió que no lo hiciéramos público hasta después de la votación (y cumplimos). Que se diga ahora que votamos no porque sabíamos que no saldría no es cierto”, escribió. El gesto de confrontar abiertamente con la vicepresidenta es inédito. Y un dirigente apunta que este hecho revela hasta qué punto está tocado el liderazgo de Díaz.

Rufián pide un frente de izquierdas y ERC lo desautoriza: “Si no nos ponemos de acuerdo nos matarán políticamente por separado”

Entre el martes y miércoles, además, Rufián ha alternado sus dardos a los morados con llamamientos al entendimiento de la izquierda. Reclamó construir “un espacio plurinacional de verdad”, y no uno “creado desde el despacho de una universidad de Madrid con antenas rotas respecto a lo que significa Euskadi y Catalunya”, en clara alusión a los morados. Dedicó otro recado al partido de Díaz, al exigir “sumar de verdad” de cara a los próximos comicios.

El martes, desde el Congreso, abogó por el entendimiento de todas las izquierdas más allá del PSOE para intentar compensar los efectos de la ley electoral. “Si no nos ponemos de acuerdo, nos van a matar por separado políticamente”, alertó. ERC desautorizó este planteamiento, e incidió en que su hoja de ruta pasa por concurrir a las próximas elecciones con sus siglas.

Rufián insistió en las redes sociales en la necesidad de buscar este espacio de entendimiento. “El independentismo y el soberanismo de izquierdas ha reclamado históricamente una izquierda plurinacional que le entienda y ayude. Yo digo que ya basta de esperar y que la hagamos nosotros. O nos la volverán a hacer. Y volverá a ser mentira”, apostilló.

Preguntada por esta propuesta en televisión, Díaz incidió en que ERC ya le había desautorizado, aunque bendijo una hipotética “alianza democrática” articulada “sobre un programa de mínimos”.

Casi en paralelo, en la radio, Esteban hacía un repaso a los puntos débiles de la legislatura y de la mayoría, descartando una moción de censura y retratando a dos de los socios clave para Sánchez. Aseguró que Junts “está con una agenda muy propia”. Y que Podemos, con quien tuvo varios encontronazos hace ocho meses por el impuesto a las energéticas, –vendieron al PNV como “los cachorritos de Repsol”-, no está dispuesto a dejar de apretar la soga. “No ha tenido ninguna intención de darle oxígeno al Gobierno” lamentó. La convicción entre varios socios es que los morados buscan lo contrario, cortárselo.