La falta de recursos y de ayuda humanitaria que vive la población civil en Gaza, los ha atrapado en una enorme crisis que mantiene en estado de hambruna y desnutrición a cientos de niños. Más de 100 organizaciones no gubernamentales —entre ellas Save The Children— han lanzado una petición urgente a la comunidad internacional para que se ponga fin al asedio israelí, se garantice la entrada de ayuda humanitaria y se acuerde un alto el fuego inmediato.
Exactamente dos meses después de la creación de la Fundación Humanitaria de Gaza, controlada por el Gobierno israelí, 109 ONG han emitido un comunicado conjunto exigiendo la apertura de los pasos fronterizos y la entrega de ayuda mediante un mecanismo imparcial, liderado por la ONU. Mientras tanto, la hambruna y la desnutrición avanzan a un ritmo alarmante: más de 875 personas han muerto intentando conseguir comida y las operaciones humanitarias son cada vez más insostenibles. Las organizaciones denuncian que “el sistema humanitario no ha fracasado, se le ha impedido funcionar”.
Desde Artículo14 hablamos con Arantxa Oses, portavoz de Save the Children.

– ¿Cómo describiría la situación actual de los niños en Gaza en términos de desnutrición y de salud?
– La describiría como una situación extremadamente compleja. Llevamos ya las entidades, las ONGs, Naciones Unidas, avisando de que en Gaza se están dando unas condiciones que llevan a una situación de hambruna, que había un riesgo de hambruna generalizado, y ahora mismo es en una situación con un contexto interno extremadamente complicado.
Tenemos un acceso a niveles mínimos de agua y de alimentos, unas condiciones de salubridad pésimas, con basura sin recoger por muchos sitios, una población hacinada. Y luego tenemos unos niños y niñas que no se han alimentado adecuadamente durante muchos meses y que tienen unos sistemas inmunes probablemente muy debilitados y deteriorados. Con todos estos ingredientes, más un sistema de salud decimado, debilitado y al borde del colapso, pues nos sitúa en que la infancia, se encuentran en una situación de riesgo extremo. Con una posibilidad de caer en desnutrición severa con consecuencias mortales para ellos, que va a seguirse incrementando si no se soluciona esto.
– ¿Qué consecuencias físicas y psicológicas está dejando la desnutrición extrema en la infancia de los niños gazatíes?
– Las consecuencias físicas suelen ser muy evidentes. Los niños suelen estar, aparte de alicaídos, tristes, pierden el pelo, a veces se les hincha el vientre. Aunque depende del tipo de desnutrición, tienen un tipo de características u otra.

Pero lo cierto es que esta desnutrición física también tiene consecuencias en su desarrollo mental y social. Los niños y niñas que, cuando sufren desnutriciones tan tempranas, luego no se desarrollan adecuadamente a nivel cognitivo. Y esto es especialmente para los niños y niñas menores de 5 años, pero es que cada vez hay más desnutrición —o signos de desnutrición— en niños y niñas de más edad en Gaza. Y esto, pues claro, tiene unas consecuencias psicológicas muy amplias.
Porque puede ser que hayan estado escuchando todas estas promesas que se están haciendo de que va a llegar ayuda a Gaza, y luego todo eso no se materializa. Entonces eso, a nivel psicológico, tiene un impacto elevadísimo, y necesitamos realmente que ya se permita entrar una ayuda a escala en Gaza.
Las consecuencias que tienen son a muy largo plazo. O sea, pensamos que a un niño desnutrido le nutrimos y ya sale con los mofletes, y no es así. Luego todo esto afecta su crecimiento, su desarrollo cognitivo, su capacidad de convertirse en actores productivos de sus sociedades. Son consecuencias que luego perduran en el tiempo.
– ¿Qué obstáculos estáis encontrando como organización para acceder a Gaza y distribuir ayuda?
– Nuestras operaciones han sido desde muy temprano restringidas, retrasadas y dificultadas deliberadamente. Tenemos ahora mismo 50 camiones esperando en Egipto a poder entrar. Esto, nosotros y otras tantas ONGs, a las que no se nos está permitiendo entrar ayuda.
Luego hay una serie de artículos que se consideran de doble uso y que son restringidos sin que haya, muchas veces, unos criterios claros. Entonces eso hace que muchas veces artículos esenciales, que tienen que entrar incluso para temas de salud, no puedan entrar.
Para operar en unas condiciones donde hay enfrentamientos entre dos fuerzas militares, necesitamos ciertos permisos. Entonces estos permisos se nos han denegado, se nos han cambiado o no se nos han contestado en muchas ocasiones, y todo eso pone a nuestro personal en riesgo.

Muchísimas ONGs, han documentado —y hay casos que han salido en prensa— donde había permisos para ayudar en determinadas zonas y los equipos humanitarios o de salud han sido atacados.
Entonces todo eso lo que ha hecho ha sido, de una manera deliberada, impedir el acceso de una ayuda humanitaria basada en principios a la población en Gaza. Y esto por no hablar de los desplazamientos de población continuados: hemos tenido que trasladar la oficina, nuestro personal se ha tenido que desplazar entre 10 y 15 veces.
Ha habido obstaculización de que hagamos nuestro trabajo, el nuestro y el de otras tantas ONGs. O sea, no es algo que afecte exclusivamente a Save the Children. Y bueno, pues nosotros tenemos la capacidad, tenemos la experiencia y sabemos cómo trabajar en estos contextos, y no se nos deja.
Se nos deja en mínimos. Ahora mismo, entre los violentos ataques que se están sucediendo, las últimas órdenes de evacuación, la inseguridad, etc. No podemos operar a la escala que queremos y que se necesita, porque no nos dejan.
– ¿Qué papel está jugando la comunidad internacional? ¿Cree que está mirando hacia otro lado?
– La comunidad internacional está… es difícil generalizar, pero digamos que hay Estados que están tomando una acción más deliberada, más fuerte, y otros que menos. Pero lo cierto es que tenemos promesas, tenemos compromisos que no se están materializando, y eso tiene consecuencias reales, diarias y mortales para millones de personas en Gaza.
Entonces realmente la comunidad internacional tiene que pasar de las palabras a la acción. Se tienen que tomar ya medidas para que se alcance un alto el fuego y se permita un acceso de ayuda humanitaria masiva, a escala, y bajo la supervisión y coordinación de Naciones Unidas.
Con mecanismos imparciales que alcancen a toda la población. Y ahí es donde están fallando. Tenemos muchos compromisos, muchas palabras, statements, etc., pero son 21 meses ya. Realmente necesitamos que se pase a la acción, que se alcance este alto el fuego y que Naciones Unidas pueda liderar una ayuda humanitaria a escala, que alcance a todas las personas que lo necesiten.

– ¿Qué responsabilidad tienen los países que continúan enviando armas an Israel mientras se bloquea la ayuda?
– Muchísimos países —es verdad que algunos no— han ratificado las Convenciones de Ginebra y otra serie de tratados internacionales que establecen que el comercio de armas con países que violan el derecho internacional humanitario es un delito, y esto está sucediendo.
Realmente necesitamos que estos países sean coherentes con los tratados que han suscrito y que cesen todo este comercio de armas. Porque la Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional, todos ellos están alertando de que hay indicios de que aquí se están cometiendo violaciones del derecho internacional, crímenes de guerra, etc.
Si estas entidades están diciendo que esto está sucediendo, los Estados, en lugar de cuestionarlos, deberían adoptar las medidas para que esta ley internacional funcione para todos, este derecho internacional funcione para todos.
Entonces estos Estados deberían tomar medidas concretas para poner fin al asedio y detener la transferencia de armas y municiones, como les obliga los tratados que han ratificado.