La economía estadounidense dio una nueva señal de enfriamiento en agosto cuando la tasa de empleo añadió apenas 22.000 empleos, mientras que la tasa de desempleo subió levemente al 4.3%. Aunque se trata de una cifra modesta, la atención no solo recae en el mercado laboral en general, sino en sectores particularmente golpeados, como el de los medios de comunicación o el mundo del entretenimiento. En estos sectores, la pérdida de puestos de trabajo refleja una tendencia más amplia con la transformación de un sector que ya no logra sostener el dinamismo laboral que lo caracterizó en épocas de expansión digital y de bonanza en la producción audiovisual.
El informe de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) confirmó que los empleos en la industria del cine y la música cayeron en 7.600, situándose en 401,000, mientras que la radiodifusión perdió otros 300, quedando en 333.700. Son cifras que, aunque parecen pequeñas en comparación con la magnitud del mercado laboral estadounidense, simbolizan un proceso de erosión estructural. El dato adquiere mayor relevancia al observar que otros sectores, como la salud y la asistencia social, sí lograron crecer en el mismo período, lo que subraya la debilidad específica de Hollywood.
Long-term unemployed accounted for 25.7 percent of all unemployed people in August 2025 https://t.co/MnB0CRgHFM #BLSdata pic.twitter.com/VERuBOt22w
— BLS-Labor Statistics (@BLS_gov) September 11, 2025
El economista Mark Zandi, de Moody ‘s Analytics, fue categórico en su diagnóstico: “Es una recesión de empleos”. A su juicio, aunque el PIB y las ganancias corporativas aún muestran signos de crecimiento, el mercado laboral empieza a contraerse en ramas claves como la manufactura, la minería y, cada vez con más fuerza, en la economía creativa. Esta última, dependiente de la inversión publicitaria, el consumo cultural y la innovación tecnológica, enfrenta un entorno de incertidumbre que limita su capacidad de generar empleo sostenible.
Tormenta política
La situación se agrava por el ruido político que rodea al BLS. Tras la publicación del informe de agosto, el presidente Donald Trump despidió a Erika McEntarfer, comisionada de la oficina, acusándola de haber “fabricado” datos. Aunque expertos y exfuncionarios desmintieron esas afirmaciones, la decisión abrió un debate sobre la independencia del organismo y la confianza en las estadísticas públicas.

La polémica no es un detalle menor ya que la credibilidad de las cifras laborales es crucial para la toma de decisiones de la Reserva Federal, que este mes evalúa bajar las tasas de interés ante la evidencia de un enfriamiento económico. La presión sobre Jerome Powell, su presidente, se intensifica en un contexto en el que el sector del entretenimiento se convierte en uno de los principales focos de deterioro laboral.
2025 ha sido un año de despidos masivos en medios y entretenimiento
Más allá de los números del BLS, las compañías del sector confirman la tendencia con anuncios de recortes a gran escala. Paramount Skydance Corporation, nacida de la fusión entre Paramount y Skydance Media, prepara la eliminación de entre 2,000 y 3,000 puestos de trabajo para noviembre, con el objetivo de ahorrar 2,000 millones de dólares anuales. Dentsu, el gigante japonés de la publicidad, eliminará 3,400 empleos en mercados fuera de Japón, mientras que Liberty Global, en Europa, prepara 800 despidos como parte de su reestructuración.
A esa lista se suman los recortes de JioStar en India, que dejó fuera a más de 1,100 empleados tras la integración de Disney Star y Viacom18. Pero los anuncios no se detienen allí. A mediados de año, nuevas noticias han golpeado al corazón de Hollywood y a compañías emblemáticas de la televisión y el cine:
– Lifetime: el 20 de agosto despidió a la mayor parte de su equipo de no ficción, incluido su vicepresidente de programación y desarrollo.
– Hallmark: el mismo día eliminó 30 puestos, incluyendo a Jimmy Holcomb, vicepresidente de producción. La compañía lo justificó como parte de un proceso para “adaptar la fuerza laboral a las necesidades actuales del negocio”.

– Warner Bros. Motion Picture Group: anunció la reducción del 10% de su plantilla a finales de julio, tras reestructurar su liderazgo junto a Discovery Global.
– Blumhouse: la productora de cine de terror recortó empleos en cine, televisión y casting a mediados de julio.
– Microsoft: aunque no es un estudio de Hollywood, su peso en la convergencia tecnológica y mediática lo convierte en un actor clave. En julio redujo su plantilla en 9,000 puestos, un 4% del total.
Hollywood en modo supervivencia
Los estudios de cine enfrentan un dilema complejo. Por un lado, la saturación de plataformas de streaming ha reducido los márgenes de ganancia de las grandes producciones. Por otro lado, las salas de cine no logran recuperar el público previo a la pandemia, lo que golpea tanto a blockbusters como a películas medianas.
A esto se suman los costos crecientes de producción, exacerbados por los incendios que afectaron locaciones en Los Ángeles a principios de año y por la inflación en servicios técnicos. Incluso productoras rentables como Blumhouse han tenido que ajustar, conscientes de que el modelo de bajo presupuesto no siempre compensa la caída en la taquilla global.
La música atraviesa un proceso similar y aunque el streaming musical sigue creciendo en volumen de consumo, los ingresos por usuario se estancaron, y las discográficas enfrentan la presión de renegociar contratos en un mercado dominado por algoritmos.
El futuro del empleo creativo

La industria de Hollywood, que alguna vez fue motor de empleo e innovación, hoy se debate entre mantener sus estructuras o reconfigurar de raíz. Si bien el entretenimiento sigue siendo una necesidad cultural y económica, los modelos de negocio tradicionales parecen agotados. En su lugar, surgen experimentos con inteligencia artificial, producciones de bajo costo y alianzas globales, pero aún no hay certeza de que puedan absorber la pérdida de empleos masivos. 2025 se perfila como otro año negro para miles de trabajadores del cine que observan cómo la industria que alguna vez simbolizó el sueño americano se enfrenta ahora a su mayor prueba de resistencia.