Inversión

La última (y más vieja) estrategia gratuita para invertir

A falta de ver si Donald Trump rebaja el tono en la imposición de aranceles al resto del mundo, hay un refugio que nunca falla

La tormenta financiera por la guerra comercial ha entrado en todo su apogeo, por ahora, en el mes de abril. A falta de ver si Donald Trump rebaja el tono en la imposición de aranceles al resto del mundo, hay un refugio que nunca falla. No es nuevo, no es misterioso y no necesita suscripción mensual. Es la diversificación. Antigua, gratuita y, aún hoy, la más efectiva estrategia de inversión.
¿Por qué vuelve a ser la protagonista?

Porque funciona. Y 2025 lo está dejando claro. La idea es sencilla. Diversificar es no poner todos los huevos en la misma cesta. En un mundo marcado por las tensiones comerciales, la irrupción de la inteligencia artificial (IA) china y la amenaza de estanflación, repartir riesgos parece más sensato que nunca.

El oro es el ejemplo que mejor representa lo que viene sucediendo este año. En lo que va de año se ha revalorizado un 22%, dejando atrás a pesos pesados como el S&P 500 (-5,3%) y el Nasdaq (-9,6%). No es casualidad que, según la última encuesta de gestores de Bank of America, el oro sea ahora el activo más sobreponderado en las carteras institucionales, mientras que Wall Street es el más infraponderado.

¿Renta fija?

¿Y la renta fija? Lo que durante años fue ignorado por los inversores, vuelve a ser la estrella. Los bonos han registrado en abril su mejor mes desde diciembre de 2023. Una cartera diversificada de deuda con grado de inversión ha ofrecido rentabilidades cercanas al 3%. Y ojo a los rendimientos: el bono estadounidense a 10 años ofrece un 4,17%, el bund alemán un 2,45%, y el bono español un 3,19%.

La clave ha sido el miedo. Los inversores que han diversificado su dinero hacia activos como el oro, los bonos o las acciones de baja volatilidad no han sufrido tanto ese fenómeno. Mientras los llamados Siete Magníficos (Apple, Microsoft, Nvidia, Alphabet Amazon, Meta y Tesla) han perdido en conjunto más de 2,5 billones de dólares de capitalización, el fondo iShares MSCI USA Min Vol que replica las acciones de menor volatilidad en Estados Unidos, ha superado al Nasdaq por 26 puntos. Todo un repaso.

Pero diversificar no es solo cambiar de activo, sino también de geografía. El Ibex 35 sube un 14,6% en lo que va de año, Alemania un 13% y Reino Unido un sorprendente 4%. Japón también ha recuperado tracción. Y en emergentes, Brasil ha repuntado un 18%, China un 8%, e India ha vuelto al radar tras una corrección saludable. No hay que irse a Silicon Valley para encontrar rendimiento.

Diversificar también es mirar el tamaño. Las small caps o empresas de pequeña capitalización, las grandes olvidadas, han resucitado. El fondo Investors Mutual ha cerrado el cuatrimestre con un 30,4%, y su variante “Future Leaders” suma un 26%. Empresas más pequeñas, más baratas y más ágiles que han aprovechado la bajada de tipos y el acceso más barato a la financiación. Mientras las “big tech” se tambalean, las pequeñas encuentran su espacio.

Pero no todo es geografía o tamaño. También se diversifica por temática. Energía, defensa, materias primas críticas… Las nuevas tensiones globales y la transición energética están impulsando a empresas de litio, cobre, uranio y tierras raras. Sin esos materiales no hay coches eléctricos, ni paneles solares, ni semiconductores.

El ejemplo más gráfico está en Ucrania. Entre los puntos clave de un eventual acuerdo de paz está el control sobre sus minas de litio, grafito, titanio y otros minerales raros. En otras palabras, quien controle esos recursos, controlará parte del futuro económico global. Incluso el renovado interés de Trump por Groenlandia va en esa línea.

Así que, mientras algunos siguen apostando por lo “popular” o lo que está “de moda” los gestores con visión están rotando hacia sectores ignorados pero sólidos. Como infraestructuras, utilities y salud. Este último, por ejemplo, se beneficia de dos vientos de cola. Primero por el envejecimiento de la población y la aplicación de inteligencia artificial en diagnósticos y desarrollo farmacéutico. Y en segundo lugar por ser un sector menos volátil, más defensivo, y con una demanda estructuralmente creciente.

Comprar y mantener

Diversificar también es ser paciente. Las estrategias de buy and hold han sido reivindicadas con fuerza. Invesco, Fidelity, JPMorgan… todos coinciden en que mantenerse invertido a largo plazo bate por mucho a intentar hacer “timing” del mercado. Perder los mejores diez días de Bolsa puede reducir a la mitad los beneficios a 20 años. Así de simple.

Incluso en máximos históricos, la historia juega a favor del inversor constante. A tres años vista, invertir en el S&P 500 en cualquier momento ha dado una rentabilidad media del 39,7%. Pero si se hace en máximos, esa cifra sube al 45,7%. Los miedos no siempre tienen razón.

¿Y por factores? Las estrategias que combinan value, momentum, baja volatilidad y exposición a pequeñas capitalizaciones están dando mejores resultados que las carteras monofactoriales. Allianz Global Investors señala que “combinar varios enfoques suaviza los baches y potencia las oportunidades”.

Así que sí, puede que la diversificación no sea lo más sexy del mercado. No promete multiplicar el dinero en una semana. Pero 2025 está demostrado que sigue siendo la estrategia más inteligente.

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