Las olas de calor ahogan la economía: costarán a cada español hasta 2.000 euros al año

España ya perdió 209 millones de horas productivas por el calor en 2023, equivalente a parar toda la actividad del país durante más de un día

El sur de Europa ya ha sufrido la primera ola de calor del verano de 2025, pero no será la última. El calor volverá a España el miércoles que viene. Entre tanto, los termómetros al alza han puesto colofón a un junio más tórrido de lo habitual, con diferencias de entre 5 y 10 grados centígrados con respecto a la serie histórica. Ha sido un mes caliente que además ha dejado unos 380 muertos en España achacables a las altas temperaturas, según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto Carlos III. Las vidas segadas por este fenómeno son de un valor incalculable, por supuesto, pero las olas de calor también tienen un impacto económico mensurable que preocupa cada vez más a los expertos.

Es pronto para hacer cálculos sobre esta semana de canícula, pero diversas instituciones y académicos ya han desarrollado modelos con los que, sobre diferentes escenarios climáticos, se cifra cuál podría llegar a ser el impacto económico de olas de calor como la vivida ahora. El Centro de Estudios de la Unión Europea realiza desde el año 2006 los estudios PESETA, que abordan los impactos del cambio climático en diversas áreas. El cuarto PESETA se publicó en 2020, y el quinto está ya en desarrollo. Ampliará su análisis a ámbitos como la productividad o el turismo.

Estas predicciones son esenciales para desarrollar políticas que mitiguen los fenómenos más extremos. Un análisis de Funcas de 2022 advertía que conforme vayan pasando los años “las olas de calor serán más largas, más frecuentes y de mayor intensidad”, aumentando “el número de noches cálidas”. No hace falta tener un doctorado en Economía para intuir que esto tiene una correlación directa en la productividad: si no se duerme bien, se rinde menos en el trabajo. Pero también afecta a explotaciones agrícolas, a la imagen de destinos turísticos, al gasto de energía por mantener encendidos aires acondicionados y ventiladores, al precio del combustible, etc. Afecta, en síntesis, al tejido productivo.

Un 3% del PIB se evaporará

Cuantificar los costes de una ola de calor es complejo, en tanto que se requiere abordar multitud de factores. Un estudio de 2021 publicado por David García-León en la prestigiosa revista Nature partía de la evidencia contrastada por las olas de entre 2003 y 2018, y advertía que en el peor de los escenarios estos fenómenos implicarán un retroceso de al menos el 3% para el PIB español dentro de 25 años. España, además, sería uno de los cinco países de la Unión Europea que vería más lastrada su economía por estas olas de calor.

García-León es, precisamente, uno de los investigadores del Centro de Investigaciones de la UE. Sus estudios han sido replicados en otros trabajos y en numerosos medios de comunicación, ya que entre dato y dato hace analogías particularmente gráficas: un día por encima de más de 32 grados hace que la productividad caiga igual que media jornada de huelga. Así, constata también una clave: si por el calor una industria se ralentiza, esto afecta a todo el resto del tejido productivo.

También se ha documentado cómo las temperaturas extremas llegan a dificultar a las eléctricas predecir la demanda de energía. Según un análisis realizado entre enero y agosto del año pasado por Smarkia (una firma leonesa de optimización energética con IA), el consumo de energía de las empresas se dispara más de un 35% en días de mucho calor, y casi un 100% en días de temperaturas extremadamente altas.

Hasta 2.000 euros por ciudadano

La estimación de que España podría ver el 3% de su PIB evaporarse de cara a 2050 tiene un efecto inmediato: cada ciudadano español perdería aproximadamente entre 1.182 y 1.731 euros al año de renta o riqueza potencial en 2050 debido a los efectos económicos de las olas de calor. Si se ajusta con la inflación estimada (asumiendo, de manera optimista, que esta se mantendrá dentro de los objetivos pautados por el Banco Central Europeo), la pérdida per cápita sería de entre 1.996 y 2.992 euros al año.

Se trata de un espectro tan amplio porque se hace atendiendo a escenarios tanto conservadores como optimistas sobre la evolución del Producto Interior Bruto durante las dos próximas décadas. También teniendo en cuenta que la población española estimada para 2050 será de 47 millones de personas, debido a la caída demográfica que proyecta el Instituto Nacional de Estadística. Se trata, aun así, de una cifra que pone negro sobre blanco el impacto económico de uno de tantos factores que apareja el cambio climático.

Cómo afecta a las empresas

Lo cierto es que no hay que esperar a 2050 para ver los inmediatos efectos de la canícula en el tejido productivo español. El último informe anual sobre los efectos del cambio climático editado por la revista médica The Lancet abunda en que España perdió 209 millones de horas productivas por calor en 2023, lo que provocó en aquel mismo año pérdidas de 3.000 millones de dólares en la economía. El sector de la construcción fue el más afectado por la pérdida de productividad y protagonizó el 43% de las pérdidas cuantificadas por los investigadores.

Javier San Martín, experto en sostenibilidad empresarial y profesor de la OBS Business School, pone el acento precisamente en la construcción. “En horas que serían laborales, como las doce del mediodía, ya no se puede trabajar”. Solo en la última semana, algunas regiones de Italia han prohibido trabajar en el exterior, y Francia ha cerrado algunos colegios. San Martín, con todo, va más allá del sector de la construcción y pone otro ejemplo en el campo, en explotaciones agrícolas y ganaderas. Sí matiza, por otro lado, cómo las olas de calor pueden afectar al campo, especialmente con el ejemplo de lo que ha pasado en España esta semana, donde además de las temperaturas extremas los cielos han dado paso a lluvias. “Algunos cultivos tendrán mayor producción por la combinación de calor y humedad”.

No todos pierden

El experto no tiene atisbo de dudas en que las olas de calor afectan a la productividad. “No tenemos la misma disposición a trabajar cuando hace tanto calor”. Sin embargo, sí bromea con que al final habrá quienes no salgan tan mal parados. “A vendedores de sombrillas y helados les irá bien, y a las eléctricas también, por la demanda que ocasionan los ventiladores y los aparatos de aire acondicionado”. No le falta razón: un estudio del comparador de precios Idealo reflejaba hace unos días que la ola de calor de estos días ha disparado la demanda de ventiladores en un 92% y la de aires acondicionados en un 98%.

Pero el problema es grave y requiere de acciones. La Comisión Europea publicó a finales de junio los resultados de un sondeo: el 85% de los ciudadanos comunitarios consideran que el cambio climático es un problema y creen que combatirlo debería ser una prioridad para mejorar la salud pública. Lo que está claro es que también será crucial para salvar la economía.

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