En el mundo de las finanzas personales, algunas reglas no pretenden ser verdades absolutas, pero ayudan a ordenar el caos. La regla del 120 es una de ellas. Sencilla y útil. La idea es simple. Se resta la edad del inversor al número 120 y el resultado se traduce en el porcentaje que, según esta pauta, se podría destinar a renta variable. El resto iría a productos más conservadores. Por ejemplo, si tienes 40 años, 120 menos 40 da 80. Según esta regla, un 80% de tu cartera podría estar en acciones y un 20% en bonos o activos similares.
Tiene su lógica. A los 25, la vida está por delante y también el tiempo para capear los vaivenes del mercado. A los 65, la situación cambia y los sobresaltos pesan más. En España, la edad media del inversor ya pasa de los 50 años. Para los hombres es de 51,9 y para las mujeres de 54,8, según la CNMV.
No sorprende que la mayoría tenga un perfil moderado o conservador. De hecho, según Inverco, el 49% de los inversores españoles mantiene un perfil moderado, mientras que apenas un 13% asume una exposición elevada al riesgo. Es decir, la regla del 120 no solo es lógica, sino que también refleja cómo actúan la mayoría de los inversores en función de su edad.
10.000 euros invertidos según la regla del 120
Supongamos una inversión inicial de 10.000 euros mantenida durante diez años. Si una persona de 25 años sigue esta regla, destinaría el 95% a renta variable y el 5% a renta fija. Asumiendo una rentabilidad media anual del 7% para acciones y del 3% para bonos, al cabo de diez años el capital sería de unos 19.359 euros. Casi el doble de la cantidad inicial.
Ahora bien, si en lugar de 25 hablamos de 40 años, el reparto sugerido sería 80% en acciones y 20% en bonos. Con los mismos rendimientos teóricos, el capital crecería hasta unos 18.425 euros. Es un resultado menor, pero sigue siendo un crecimiento sustancial.
En el caso de una persona de 55 años, el peso en renta variable baja al 65%. Bajo estas condiciones, la inversión alcanzaría los 17.490 euros tras la década. Y si la edad es de 65 años, con un 55% expuesto a renta variable, el total final sería de 16.867 euros. Es decir, los resultados se moderan a medida que se reduce el riesgo, pero también se conserva el crecimiento del capital.
La teoría está bien pero, ¿y si el mercado va por otro camino?
Banco Sabadell explica que esta estrategia, además de su sencillez, permite ir reajustando la cartera según se acumulan años. Ese rebalanceo periódico obliga a revisar cómo está repartido el patrimonio y si se ajusta al riesgo que realmente conviene asumir. Eso sí, también advierten de que esta regla no tiene en cuenta el momento del ciclo económico, lo que puede suponer un riesgo si se aplica justo antes de un periodo de caídas prolongadas.
Desde HelpMyCash también se matiza que no existe una sola regla universal. De hecho, mencionan otras alternativas como la regla del 100, la del 110 o incluso del 115, todas con ligeras variaciones. Según esta plataforma, algunas personas podrían sentirse más cómodas con una exposición más baja a la renta variable, sobre todo si tienen objetivos financieros próximos como comprar una vivienda o asumir gastos familiares.
Este ajuste de riesgo con la edad también se justifica desde el punto de vista de las necesidades financieras. En 2024, el gasto medio por hogar en España fue de 31.000 euros anuales, mientras que el ahorro medio apenas alcanzó los 9.500 euros, según el INE. Eso explica por qué muchos mayores priorizan estabilidad y liquidez frente a crecimiento a largo plazo.
Curiosamente, esta progresión coincide con otro fenómeno. La riqueza financiera está muy concentrada entre los mayores de 55 años. Según el Banco de España, los hogares con cabezas de familia en ese grupo de edad superan los 107.000 euros de patrimonio financiero medio. En cambio, los menores de 35 años no llegan ni a los 20.000. El tiempo, la capacidad de ahorro y también un contexto más favorable explican en parte esa diferencia.
Ese contexto también influye en el tipo de productos financieros que predominan. Los productos más conservadores siguen siendo mayoritarios entre los inversores españoles. La rentabilidad de los bonos del Estado a 10 años ronda el 3,13% en 2025, mientras que la media de los fondos de inversión es del 6,9%. Por otro lado, los fondos de renta variable nacional e internacional se sitúan en el 4,8% y 3,9% respectivamente.
Al final, la regla del 120, sirve para plantear preguntas. ¿Está mi cartera alineada con mi edad? ¿Tengo demasiado riesgo para el momento en que estoy o quizá demasiado poco? No se trata de buscar una fórmula mágica, sino de entender que el tiempo influye. Y mucho.