En un momento de gran incertidumbre para la ganadería porcina española, la investigadora Yolanda Revilla, del Centro de Biología Molecular del CSIC, atiende a Artículo14 para analizar la situación derivada por la Peste Porcina Africana (PPA). La enfermedad, altamente contagiosa y “sin tratamiento disponible” para los animales, ha encendido las alarmas tras la detección de seis casos en Cataluña.
El impacto sobre el sector podría ser muy significativo de propagarse la afección. La ganadería de cerdo aunó más de 8.500 millones de euros en exportaciones en 2024, según datos del Ministerio de Agricultura. En consecuencia a esta crisis, algunos países ya han reaccionado con restricciones: México y Japón han suspendido temporalmente la compra de cerdo español. Mientras, China, principal comprador con más de 500 mil toneladas anuales, ha prohibido la importación de productos procedentes del área afectada.
En primer lugar, un poco de pedagogía, ¿qué es exactamente la Peste Porcina Africana y cómo ha podido llegar a España 31 años después?
Se trata de un virus originario de África, que se identificó por primera vez en 1920 si no me falla la memoria. La cepa actual emergió en 2007 en la zona oriental del continente y llegó a Georgia y Armenia. Desde allí se ha distribuido a numerosos países europeos como Rusia, Ucrania o Polonia y también a China y el sudeste asiático.

El problema está en que se transmite con mucha facilidad y lo hace a través de jabalíes salvajes, como está ocurriendo ahora, o por carne ya contaminada. Su llegada a España no es tan sorprendente al fin y al cabo ha circulado por Europa durante años. La prioridad ahora es evitar que se extienda más.
¿Cómo ha podido entrar en contacto el virus con los jabalíes que hay en la zona de Cataluña?
Existen varias posibilidades. Una de ellas es que haya llegado andando a través del Pirineo, ya que los jabalíes son animales capaces de recorrer entre 20 y 30 kilómetros diarios sin problema. En el caso de Barcelona, la zona afectada es boscosa, utilizada para actividades recreativas como el senderismo. Además, es cercana a núcleos urbanos donde pueden encontrar alimento. Por eso, es posible que los jabalíes infectados en este caso hayan ingerido comida ya contaminada, que se haya arrojado en contenedores.
Aunque yo también tengo una tercera vía, que nadie maneja oficialmente, pero que considero plausible: el puerto de Barcelona. Aunque sea una infraestructura bajo estrictos controles, siempre puede haber pequeños vacíos por donde el virus podría introducirse.
Se habla de una mortalidad muy elevada, ¿cómo se desarrolla el virus en el cuerpo del animal?
Lo primero que hace el virus al entrar en el organismo es infectar los macrófagos alveolares del pulmón, que son células clave del sistema inmunitario. Y también los monocitos, presentes en la sangre. Luego la progresión de la enfermedad depende de la carga viral. Es decir, de la cantidad de virus que haya ingresado al organismo.
Con cepas virulentas, como la que actualmente circula en Europa y otras regiones del mundo, la enfermedad puede ser letal en apenas siete días. En sí, lo que ocurre, es que el virus provoca una respuesta inmunitaria exagerada, conocida como tormenta de citoquinas, que genera inflamación intensa y hemorragias internas. Esta reacción descontrolada del sistema inmune es la que causa la muerte del animal.

Por ahora no se han detectado casos en granjas, pero ¿podría de algún modo entrar el virus en ellas a través de los jabalíes salvajes que están contagiados?
Sí, definitivamente. Esta es, de hecho, una de las vías principales por las que el virus puede llegar al ganado doméstico. Por ejemplo, si los cerdos ibéricos de las granjas en fase de montanera han sido llevados al campo para alimentarse de bellotas y un jabalí contaminado se ha acercado, el contagio es prácticamente seguro.
Y en el caso de que el virus entrase en las granjas, ¿habría alguna posibilidad de no sacrificar a esos animales?
Lamentablemente no. Hay que recordar que se trata de una enfermedad animal, no humana, por lo que no se aplican los mismos tratamientos que se usarían en personas. Por lo que en caso de un solo contagio en estos espacios supondría la muerte de cientos de miles de cabezas de ganado.
¿Implica algún riesgo que la carne esté contaminada para el consumo humano?
No, el virus no representa ningún peligro para las personas.
Entonces, ¿por qué se exige el sacrificio?
Bueno, hay dos razones fundamentales. La primera es normativa: el Ministerio de Agricultura exige el sacrificio de los animales infectados como medida de control sanitario. La segunda razón es biológica: los animales contagiados van a morir de todas formas; el virus es altamente letal.

¿Se investiga el desarrollo de vacunas?
En el ámbito de la medicina veterinaria, la única estrategia económicamente viable para controlar virus como este es esa. Sin embargo, hay que entender que las vacunas frente a la PPA no funcionan como las de SARS-CoV-2, que se desarrollan y distribuyen globalmente en cuestión de meses.
Nosotros llevamos mucho tiempo investigando. El objetivo es conseguir que el animal desarrolle una respuesta inmunoprotectora eficaz. No se trata de inyectar el virus completo tal cual, sino una vacuna viva atenuada, modificada genéticamente, que provoque una especie de ‘pseudoinfección’. Esta no es dañina para el animal, no produce la enfermedad, pero sí activa una respuesta inmune capaz de proteger al cerdo si se expone al virus real.
¿Y en cuánto a plazos?
Bueno, es relativo… Pero nosotros estimamos que hará falta mínimo un año para que haya una vacuna en el mercado.
¿Existe alguna posibilidad de que el virus de la PPA mute y afecte también a las personas?
Definitivamente no. En ciencia siempre es posible que surjan excepciones, pero en este caso nunca se ha descrito ningún contagio en humanos. El virus tiene un tropismo muy específico, lo que significa que solo infecta cerdos domésticos y jabalíes; no hay ninguna otra especie afectada, más allá de las garrapatas.
A diferencia de virus como la gripe o el covid, que son virus ARN y tienen gran capacidad de mutación rápida, la peste porcina africana es un virus ADN, mucho más estable. Por eso, no se espera que salte a otras especies, ni al ser humano, ni siquiera a vacas u otros animales.
Respecto a la garrapata, que puede actuar como vector, no se infecta. Simplemente, transmite el virus al chupar la sangre de un animal contagiado, como ocurre con los mosquitos en la malaria. Como decía, nunca se ha registrado que provoque infección en otra especie que no sea cerdo o jabalí.


