China tiene sobrepoblación de animales de granja y ha adoptado la drástica decisión de reducirla. La noticia saltó a mediados de junio, cuando los medios chinos informaron de un plan del Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales que contabilizaba en 40,3 millones el número de cerdas reproductoras y se marcaba el objetivo de reducir la piara nacional a 39,5 millones. De esta forma se espera aliviar las pérdidas que sufre la industria cárnica del gigante asiático desde hace meses.
Según la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China, el kilo de cerdo estaba a mediados de junio en 14,45 yuanes, 1,72 euros al cambio actual. Es un precio medio muy lejano al pico que alcanzó el producto en 2020, cuando el kilo estaba en 37,83 yuanes, unos 4,52 euros. Además de acabar con la vida de cientos de miles de animales, Pekín también anunció entonces una regulación más estricta sobre las granjas porcinas del país: a partir de ahora, se prohibiría el engorde del animal por encima del precio en el que se suele sacrificar.
El Gobierno chino no solo mantiene estos planes: los quiere llevar más lejos. A finales de julio se supo que Pekín también trabaja en nuevas regulaciones sobre granjas de aves de corral, como el pollo, ya que el problema de precios en la industria cárnica no solo lo adolece el sector porcino. Lo que consiga China en este asunto es de una importancia estratégica capital para muchas empresas europeas: al fin y al cabo, España es desde hace años el principal exportador de cerdo al gigante asiático. Desde ahí, la pregunta es obligada: los cambios en el sector porcino chino, ¿serán oportunidades o desafíos para las ventas españolas?
El cerdo español en el mundo
China es el mayor productor, el mayor consumidor y el mayor importador de cerdo de todo el planeta. La Unión Europea retiene el primer puesto entre los exportadores, y lo hace con buenas noticias: sus ventas a países ajenos a la zona euro han crecido en la primera mitad del año en un 1,8% interanual, según los datos de la Agricultural Market Information Company (AMI), una consultora alemana. De todo el cerdo que la Unión Europea exporta al resto del planeta, España pone un tercio: es el líder indiscutible dentro mercado, y solo la siguen de lejos estados como Países Bajos o Dinamarca. Según los mismos datos, las exportaciones de cerdo españolas fuera de la UE han crecido ya un espectacular 11% en lo que se lleva visto de 2025.
Por sí misma, España es el segundo mayor exportador de cerdo del mundo, solo por detrás de EEUU, y las ventas de porcino a China son cruciales para su sector e incluso para sus relaciones diplomáticas. Al fin y al cabo, España es el principal exportador de cerdo al gigante asiático. El porcino, si bien ha mostrado una tendencia a la baja desde que alcanzó un máximo histórico en 2020, representa el 31% de las ventas de España a ese país, con marcas de renombre sirviendo al potente mercado asiático, desde Grupo Jorge a Litera Meat pasando por El Pozo, Incarlopsa y unos cuantos mataderos españoles más.
Donald Trump da un respiro
A pesar de los problemas de precios del cerdo en China, lo cierto es que las medidas que Pekín está introduciendo este año en su economía no buscan otra cosa que robustecer su piara nacional: hacerla más productiva. De este modo, aunque es probable que en un futuro a largo plazo esto implique que las compras de cerdo español se contraigan, a corto plazo el porcino nacional cuenta con un brillante futuro en lo que a sus perspectivas en Asia se refiere.
Un gran culpable de ello tiene nombre: Donald Trump. La carrera arancelaria que ha emprendido el presidente de EEUU este 2025 ha hecho que China se eche más en los brazos de la Unión Europea y, en particular, de España, para seguir importando cerdo. Hasta mayo, China importó 450.000 toneladas de carne de cerdo, un 5,2% más que en el mismo período del año pasado. Si bien su principal despensa de despojos de cerdo sigue siendo el gigante americano, Pekín ya está más pendiente de Europa a la hora de importar carne de cerdo congelada y aquí, España, como su principal proveedora, tiene todavía un techo por conocer.
Lo conseguido hasta ahora
Si bien es cierto que China inició una investigación antidumping sobre el cerdo europeo a raíz de que la Unión Europea estableciese aranceles a la importación de coches chinos eléctricos, Trump ha hecho tambalear este año tanto el tablero que Pekín ha optado por buscar más encuentros que desencuentros con España. Tanto es así, que China ha pospuesto las conclusiones de esa investigación a finales de 2025 -en ella se estudiarán las exportaciones de uno de los mayores mataderos de Europa, que se ubica en Huesca y es de la firma española Litera Meat-.
Además, China y España cerraron en abril un nuevo acuerdo marco de exportaciones por el que se amplía la lista de productos autorizados para la exportación desde aquí. Por ejemplo, fruto de este acuerdo, que alcanzó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su visita a Pekín este año, China importará estómagos de cerdos, muy valorados por los clientes chinos, o aumentará las ventas de productos con un alto valor añadido, como el jamón curado.
Esto ya fue celebrado por la Organización Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc): su director, Alberto Herranz, considera que las cifras de exportaciones de cerdo español a China “son fruto de la confianza que genera nuestro modelo de producción y del reconocimiento internacional a los altos estándares de calidad, seguridad alimentaria, bienestar animal y sostenibilidad que caracterizan al porcino español”.
Oportunidades a medio plazo
Si bien China está ahora trabajando para robustecer su cabaña y las importaciones de cerdo español, aunque de récord, reflejan ya una contracción con respecto a 2020, a medio plazo se podrían dar distintos escenarios. Uno es que en el proceso de rentabilizar y reducir sus cabezas porcinas, China sufra algún brote sanitario: esta sería una oportunidad súbita para que el porcino español conozca nuevas cifras nunca vistas en sus exportaciones al gigante asiático.
Otro escenario es en el que está ya el sector porcino español: el de encontrar nichos premium y técnicos para diferenciar todavía más sus exportaciones tanto del cerdo chino doméstico como el de otras importaciones que realice Pekín. La tradición y trayectoria del sector del cerdo nacional es lo suficientemente estable como para garantizar una estrategia de esa naturaleza: llevando al mercado chino más productos del tipo jamón curado, grasas o subproductos industriales o embutidos, así como marcas gourmet, carnes ibéricas o alianzas con las plataformas en línea chinas como Hema (Alibaba). Lo que queda claro es que China quiere acabar con un millón de cabezas porcinas pero el cerdo español sigue estando en muy buena forma.