El caso de Begoña Gómez sitúa en el centro del debate si es idónea la participación ciudadana en la justicia. ¿Podrán abstraerse del ruido mediático y político o juzgarán con los titulares en la cabeza? Opinan Gemma Martínez Galindo, abogada y profesora titular de Derecho Penal en CEU San Pablo, y Marta Alejandre, abogada especializada en Derecho Penal de Bufete Osuna
“Es una forma de juzgar igual de objetiva e independiente”
El jurado es una forma de juzgar igual de objetiva, independiente e imparcial que los otros tipos de procedimientos en los que toma la decisión el juez o tribunal. No hay más garantías de imparcialidad, sino las mismas. La diferencia es que, cuando hay jurado, el veredicto lo dictan ciudadanos, pero con base en las pruebas que se practican en el juicio y con base en unas conclusiones alternativas que se les plantean. Lo importante para la objetividad es que se permita a todas las partes practicar las pruebas en el juicio.
Las condiciones para que se llegue a una sentencia adoptada con total imparcialidad es estar libre de sesgos y basarse únicamente en las pruebas que se practiquen en el juicio oral, tanto para absolver, porque no se ha logrado enervar la presunción de inocencia, como para condenar, si las acusaciones logran desvirtuar esa presunción. Además, lo que hay que concluir es si con las pruebas pertinentes se han cometido o no los delitos de los que se acusa. Y ello se hará con jurado o con tribunal formado por magistrados.
“Su opinión puede estar ya formada”
En mi opinión, un grupo de ciudadanos, en la mayoría de las ocasiones sin formación jurídica y sin conocer la administración de justicia y su complejidad técnica, no está preparado para emitir un juicio a partir de pruebas y testigos, a veces de difícil valoración. Cuando se juzga un caso conocido que se ha expuesto en los informativos, los periódicos y las redes sociales, cuesta pensar que un jurado popular pueda formarse una opinión objetiva e imparcial basada en el análisis riguroso de los hechos y pruebas. Hay un riesgo alto de que se formen su idea influenciados por la presión mediática, las campañas de opinión pública o las ideas preconcebidas sobre el acusado.
En el caso de Begoña Gómez, a la carga mediática del caso hay que sumar el sesgo ideológico. El hecho de que sea la esposa del presidente del Gobierno hace que muchos ciudadanos tengan ya una opinión formada, según sus simpatías o antipatías políticas hacia él. Esto puede condicionar la percepción de culpabilidad o inocencia, más allá de las pruebas presentadas.
El mundo del Derecho es complejo y la ciudadanía generalmente carece de los conocimientos técnicos suficientes. Sin formación jurídica, el jurado popular no puede decidir con fundamento el destino de una persona que suele implicar el cumplimiento de penas altas.
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