Castilla y León

El único castillo medieval del mundo con forma de barco está en España

Más de mil años después, este castillo sigue siendo un símbolo de la identidad castellana y un testigo vivo de la historia de España

Castillo de Peñafiel - Sociedad
Una fotografía de archivo del Castillo de Peñafiel.
Turismo Castilla y León

En el corazón de la provincia de Valladolid, entre los valles del Duero y el Duratón, se levanta una fortaleza que parece sacada de un sueño. El castillo de Peñafiel no solo es una de las construcciones medievales más impresionantes de España, sino también una rareza arquitectónica a nivel mundial: el único castillo con forma de barco. Su silueta alargada, elegante y desafiante, se eleva sobre una colina de más de 200 metros de largo, como si estuviera surcando un océano de viñedos en plena Ribera del Duero.

Un vigía de piedra entre los ríos Duero y Duratón

El castillo de Peñafiel se alza en una posición estratégica, visible desde kilómetros a la redonda. Su ubicación en lo alto de un cerro le permitió controlar durante siglos el paso por el valle y las rutas comerciales que cruzaban Castilla. Fue levantado originalmente en el siglo X, durante los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes, cuando la Península Ibérica era todavía un tablero en disputa.

Aquella primera fortificación fue sencilla, casi rudimentaria. Pero con el tiempo se transformó en una de las estructuras defensivas más sofisticadas de la Edad Media castellana. La forma del cerro —largo y estrecho, con solo 33 metros de ancho en algunos puntos— condicionó el diseño del castillo, obligando a sus constructores a levantar una fortaleza que se extendía longitudinalmente. De esa adaptación nació su peculiar perfil, con una proa y una popa de piedra que evocan a un gigantesco navío medieval dominando el horizonte.

En los días de niebla, la visión es casi mágica. El castillo de Peñafiel parece flotar sobre un mar blanco, como si la historia hubiera decidido echar el ancla en mitad de Castilla.

De bastión militar a residencia real

La función inicial del castillo de Peñafiel fue estrictamente militar. Durante siglos fue uno de los bastiones más importantes de la frontera castellana frente a los reinos musulmanes del sur. Sin embargo, con la consolidación del territorio, la fortaleza fue evolucionando hacia un uso más residencial y simbólico.

Castillo de Peñafiel - Sociedad
Vista del Castillo de Peñafiel desde la plaza.
Wikipedia

En el siglo XIV, el infante Don Juan Manuel —nieto del rey Fernando III— estableció allí su residencia, convirtiendo el castillo de Peñafiel en un centro de poder y en un espacio de intrigas cortesanas.

Más tarde, en el siglo XV, Pedro Girón, Maestre de la Orden de Calatrava, acometió una profunda remodelación que dio al castillo su aspecto actual. Fue él quien reforzó las torres, levantó la impresionante torre del homenaje y amplió los muros hasta dar forma definitiva a la fortaleza que hoy admiramos.

La piedra caliza utilizada en su construcción procede de las canteras de Campaspero, a apenas 15 kilómetros de distancia. Su color blanquecino, inconfundible, brilla con fuerza bajo el sol de Castilla, acentuando la majestuosidad del conjunto.

El castillo de Peñafiel, una joya única de la Edad Media

Pese a su origen defensivo, el castillo de Peñafiel fue adaptándose con el paso del tiempo a las necesidades de cada época. Sirvió como residencia nobiliaria, prisión e incluso como refugio en tiempos de revueltas. A principios del siglo XX, fue declarado Monumento Histórico-Artístico. Esto permitió iniciar su restauración y garantizar su conservación como una de las joyas del patrimonio español.

El castillo de Peñafiel
El pueblo de Peñafiel, en Castilla y León.
Shutterstock

Su planta, estrecha y alargada, lo convierte en una rareza entre las fortalezas medievales europeas. Ninguna otra construcción de su época presenta esa forma de “barco” tan marcada. De hecho, su vista aérea es uno de los mayores atractivos para los visitantes: un castillo que parece navegar sobre la tierra.

Además, su diseño no solo es estético, sino también funcional. La disposición de los muros, las torres y los pasadizos interiores aprovechaba al máximo el relieve del cerro, creando un sistema defensivo prácticamente inexpugnable.

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