Es posible que lo más comentado en las redes de nuestro país esta semana pase por el piropo de Iñigo Onieva a la foto en bikini que su mujer, Tamara Falcó, publicó en su cuenta de Instagram este martes. “Belleza absoluta”, comentó el empresario madrileño e ingeniero técnico de formación bajo la instantánea.
A vista está que el matrimonio funciona en cuanto a apariciones y demostraciones públicas (eso que los anglosajones llamarían PDA; Public Display of Affection, por sus siglas en inglés), empezando por sus (muy activas) redes. Precisamente, hace apenas unos días que Falcó y Onieva celebraban su segundo aniversario de boda, para más inri de algunos incrédulos que no les daban más de dos telediarios.
Aunque, si hay algo a quien no les gana nadie (con permiso de Dua Lipa y Callum Turner) es a sellos en el pasaporte. La también chef y el socio de Casa Salesas, uno de los restaurantes de moda de la capital, se han desembarcado en una luna de miel con pocos altos en el camino y prácticamente desde que tomaran nupcias. Empezando por la pintoresca localidad donde comenzaron su más reciente e idílico viaje a la Provenza francesa; “para escaparse a la Provenza no hacen falta excusas, pero si hay que buscarlas, ¿qué mejor que un aniversario de boda?”.
Con esta premisa, la pareja se dirigió al corazón de Luberon (en el sureste de Francia), una pintoresca región que destaca por sus campos de lavanda (en los meses de junio y julio9. No solo esto, sino que la zona es perfecta para hacer senderismo, paseos en bici (o un coche de alquiler, como fue el caso del Citroën 2CV vintage que alquilaron para recorrer la región) o visitar a bodegas con las consiguientes degustaciones de vino. Donde fueres haz lo que vieres, y Falcó se mimetizó además con el paisaje, coordinando sus looks desde Gordes (el punto clave que eligieron para comenzar sus escapada).
En el primer destino, donde reina la arquitectura de piedra clara, puertas antiguas y calles empedradas, pero también los prados salpicados de olivos y cipreses, vistas que ambos pudieron disfrutar desde la antiguo palacio del Airelles Gordes, La Bastide; una joya del s. XVIII ahora convertida en hotel). Si vas a emular sus pasos, asegúrate de visitar (al menos) su restaurante de especialidad: Le Clover Gordes, comandado por el chef Jean‑François Piège (estrella Michellin). Otra opción de lujo algo más comedida e íntima es el Hotel Les Bories & Spa (Gordes), que también dispone de spa, piscina y e‑bikes, para que puedas emular su recorrido sin renunciar a ninguna comodidad.
Después, ambos pusieron rumbo a Aix-en-Provence, algo que Falcó definió como “un plan inesperado pero un acierto total”; más conocida que la primera, en parte por albergar la casa natal de Paul Cézanne, esta región es agradecida y bien merece, al menos, un fin de semana. En su paso por allí, la pareja visitó la fundación Vasarely (uno de los favoritos de Iñigo, según expresó la propia marquesa en sus redes). La última parada en esta evasión por el país vecino les llevó hasta Sénanque, donde visitaron su espectacular abadía cisterciense del siglo XII y también uno de los mejores ejemplos de arquitectura románica de la región. “Lavanda, silencio… y algo más dentro.”, comentó Tamara recordando su viaje.
No obstante, esto es solo un aperitivo para el casi frenético itinerario del viaje de casados de la marquesa de Griñón y el empresario parecen seguir celebrando. A continuación, el resto de destinos europeos donde han viajado como marido y mujer.
Londres
Sin duda uno de sus destinos predilectos, la pareja viajó a Londres en un par de ocasiones al menos; para el cumpleaños de Onieva, el pasado año, y la última, hace apenas unos meses. Así lo compartía el empresario madrileño el pasado mes de abril y tras haber terminado la maratón londinense de 42 kilómetros. La primera vez, las instantáneas apuntaban a que se reunieron en 5 Hertford Street, un club privado frecuentado por Mick Jagger, Kate Moss o George Clooney al que se solo se accede por invitación. Otras de las direcciones donde ambos han sido vistos desde su matrimonio han sido The Wolseley, Chelsey Ivy Garden, Zēphyr (uno de los restaurantes griegos de moda en Nothing Hill) o el mítico Cipriani (la versión londinense del veneciano).
Donosti
“AUPA DONOSTI”, reza el álbum de Onieva en San Sebastián. Y es que la ciudad donostiarra siempre es una buena idea, así que ambos se reservaron un par de días en el mes de noviembre para escaparse a la meca de la gastronomía vasca. Tras hacer lo propio y comer en el Asador Etxebarri, en Atxondo (imprescindible intentar reservar con tiempo) se acercaron a conocer el Museo Chillida Leku, en Hernani, para una visita privada de la mano propio nieto del artista vasco, Mikel Chillida. También pudieron haberse quedado en el Hotel Arbaso, un hotel boutique urbano con habitaciones de estilo contemporáneo y en la mejor zona de la ciudad, donde llegar a la habitación con la chimenea puesta.
Amalfi
Cuatro meses de casados bien merecen una escapada, así que Tamara Falcó e Íñigo Onieva no se lo pensaron dos veces y pusieron rumbo a uno de los destinos más románticos de Europa: la costa amalfitana. No en vano la ciudad por la que recibe su nombre todo el litoral, Amalfi, es una joya declarada Patrimonio Mundial, además de (en palabras de la propia Tamara) “un destino ideal para ir en pareja y, si se puede, fuera de temporada”. Esto facilita perderse sin prisa por sus calles, iglesias, brillantes cúpulas de cerámica, curiosear en las tiendas de artesanía, pasear por sus calas o charlar con los productores locales mientras se toma un limoncello, el aperitivo local hecho a base de limones sfusato amalfitanos. Todo ello, pernoctando en uno de los alojamientos más bellos y exclusivos de todo el sur de Italia: el Anantara Convento Grand Hotel, un antiguo convento de monjes capuchinos reconvertido en hotel de cinco estrellas gran lujo. Paz, desconexión y una de las mejores vistas al Tirreno (por unos 1.500 euros la noche).
Ibiza
A mediados de octubre de 2023, el verano del matrimonio Onieva-Falcó no parecía haber terminado, pues (tras una incursión a Sotogrande semanas antes) ambos decidieron desconectar a lo grande en Ibiza. Y no en un lugar cualquiera, sino en uno de los resorts más codiciados (el favorito de Emma Watson, entre otras celebrities) en las pitiusas: el Six Senses, un resort de lujo sostenible en la bahía de Cala Xarraca (cerca de Portinatx), con tres restaurantes, spa y villas privadas con piscina propia. Según comentó la propia pareja en sus redes, fue “una experiencia multisensorial increíble”.
Copenhague
Un poco de hygge nunca viene mal, y menos si es para dar la bienvenida a la temporada de otoño-invierno. La pareja llegó a la capital danesa con la gastronomía como eje de su viaje; más concretamente; con el objetivo de cenar en Noma, el galardonado restaurante (cinco veces mejor del mundo) del chef René Ledzepi (tres estrellas Michelin). Puede que los locales disfruten de las cosas sencillas pero, en cuestión de paladar, a nadie le amarga un lujo. Para digerirlo mejor, podrían haberse ido de compras por Jægersborggade o alojado en una de las suites o penthouses (con terraza privada y vistas panorámicas) del NH Copenhaguen Grand Joanne, ubicado en un edificio histórico del siglo XIX y en el moderno barrio de Vesterbro.
Vilna
La capital lituana fue el escenario que eligieron para pasar el último puente de la Constitución y contagiarse del espíritu pre-navideño de esta ciudad con el mayor casco antiguo de estilo barroco de Europa. Cubierta de nieve, esta vez a la pareja la acompañó otro par de amigos, con quienes pudieron disfrutar de la gastronomía local además de ver joyas como San Constantino y San Miguel (también conocida como la iglesia de los Romanov), tal y como compartieron en sus redes. Aunque, en esta ocasión, se desconoce dónde se alojaron, una visita al spa y hammam del Hotel Pacai, un palacio barroco del s. XVII situado en el encantador distrito de Vilnius, seguro no hubiera trastocado sus planes.
París
La ciudad del amor tenía que estar en la lista de viaje de la pareja, tanto que fue el primer destino que pisaron en Europa tras su luna de miel africana (de casi dos meses). Así pues, en agosto Tamara e Íñigo pusieron rumbo a la capital francesa porque, como apuntó la marquesa en sus redes, “París siempre es una buena idea”. Se alojaron por todo lo alto en la suite Le Poète del icónico Hotel Crillon, con vistas a la Torre Eiffel y a un paso de los Campos Elíseos (por unos 11.000 € la noche). Tampoco era la primera vez que pisaban este destino juntos, ya que en 2023 (y antes de la boda) ambos habían hecho una visita gastronómica de altura, con parada en dos clásicos imprescindibles: el legendario Café de Flore, en pleno Saint-Germain-des-Prés, y el histórico Lapérouse, primer restaurante del mundo en conseguir tres estrellas Michelin.