Sex o no sex

Ester Expósito y la incómoda verdad del sexo en el cine

En su última entrevista, Cayetana Guillén Cuervo transformó su pódcast en una sesión terapéutica en la que la actriz de Élite habló sin filtro de placer, vulnerabilidad y pudor

Esther Expósito y Cayetana Guillén Cuervo, en el pódcast No te lo cayes. Platanomeló
Platanomelón

El gesto de quitarse los zapatos para conversar puede tener un impacto profundo. Los pies descalzos crean conexión, invitan a la relajación y alivian el nerviosismo que se pueda generar. Cayetana Guillén Cuervo recibe así a sus invitados en su pódcast No te lo cayes, producido por Platanomelón, y no le va nada mal. Una vez ganada su confianza, el entrevistado se muestra tal cual, habla desde lo genuino y tocando tierra con sus pies desnudos.
Lo consiguió con Ester Expósito, que recientemente se sentó en su sofá dejando los zapatos a un lado. De alguna manera, Cayetana, más veterana en cualquier lid, la desarmó y la joven actriz, de 25 años, habló desde un lugar más frágil, pero sin tensión y abriendo la puerta a temas íntimos, como su sexualidad.

Esther Expósito, durante la entrevista
Platanomelón

Ester tenía 16 años cuando empezó a grabar Élite, la serie de Netflix que la aupó a la fama internacional, aunque su personaje, Carla Rosón, tenía 18. De repente, se vio inmersa en unas incómodas escenas de las que su mente aún no ha logrado desprenderse. Aunque ya habló de ello públicamente en 2020, durante la promoción en Bilbao, esta vez contó con detalle cómo se sintió.

Un trío con 16 años

Su primer sobresalto llegó al tener que enfrentarse a un desnudo completo. El siguiente fue con la propuesta de un trío con Polo (Álvaro Rico) y Christian (Miguel Herrán), que acababan de descubrir su bisexualidad. “Mi personaje hace un trío … Hubo un momento en el que actuamos una doble penetración y me parecía una barbaridad que una chica de 16 años tuviese eso. No se montó porque, evidentemente, no tenía ningún sentido”, le confesó a Cayetana.
A continuación, la actriz habló de la importancia de que las escenas íntimas estén justificadas y sobre los riesgos de la cosificación en las producciones televisivas. “Lo mínimo es poder decidir cuándo haces escenas de sexo y cuándo no”. De hecho, no había vuelto a hacer ninguna escena de sexo. “No lo veía necesario”.
Su película más reciente, El talento, basada en la novela La señorita Elsa, de Arthur Schnitzler, sí lo incluye, pero dentro de una historia de amor. “No quería exponerme y seguir alimentando eso. Pero no porque tenga nada de malo el sexo, el problema lo tiene la mirada de la sociedad con el cuerpo de la mujer, cómo nos cosifica y cómo no ve igual de natural ni de ligero el cuero del hombre y el de la mujer”, reflexionó. Y añadió: “El reto de las mujeres es hacernos escuchar, independientemente de cómo somos por fuera”.

Hombres educados en el porno

La actriz se muestra muy crítica con la sexualización del cuerpo femenino y lo achaca, en parte, al consumo de pornografía por parte de los hombres. “Notas muy fácil cuándo un tío se ha educado con el porno y cuándo no le ha calado tanto”. Cayetana tiene la habilidad de dar a sus entrevistas un formato confesional, exponiendo, en lugar de limitarse a preguntar, sus propias vivencias y algún secreto. Sin duda, esto generó un clima de confianza que animó a Ester a responder desde una posición segura.
El tono se volvió casi terapéutico cuando habló de la difusa línea que separa a la actriz de la mujer fuera de la pantalla. Con ayuda de la sexóloga Mónica Branni, detectó algunos de los desinhibidores que pueden haber frenado el disfrute sexual: el estrés, la ansiedad, la desconexión consigo misma, el ruido de las redes o el móvil. “Es muy difícil disfrutar cuando padeces de ansiedad porque nunca estás presente. Vives en agonía constante”.

Expósito y Guillén Cuervo, confesiones íntimas de actriz a actriz
Platanomelón

Reconoció que le encantaría recuperar la absoluta seguridad que tenía de niña. “Era la reina. A veces echo de menos esa determinación. Ahora estoy en paz conmigo y aprendiendo a tratarme bien, aunque tengo algo que no acepto, que es mi parte vulnerable. Reniego esa parte de mí”.
A pesar de que el cine está incorporando la figura de coordinador de intimidad en las escenas íntimas que implican desnudez, erotismo, violencia sexual y otros contenidos sensibles, las actrices siguen sintiéndose incómodas. Son muchas las intérpretes que han expuesto esa fragilidad. Margot Robbie sintió vergüenza en El lobo de Wall Street; Dakota Johnson aseguró que en 50 Sombras de Grey lo que menos hubo fue sensualidad. Y uno de los casos recientes más polémicos fue el de Bake Lively y Justin Baldoni, en It Ends With Us. La actriz acusó al director y coprotagonista de acoso sexual y de conducción de una campaña para desprestigiarla después de que ella expresara públicamente que había sufrido un trato inapropiado en el rodaje.
Los esfuerzos por coreografiar y crear acuerdos para proteger la comodidad de los actores durante la filmación no evitan que la mujer sufra al poner y usar su cuerpo al servicio del rodaje. “No quiero que me toquen nunca más en la vida”, manifestó sobrepasada Nicole Kidman después de su compleja experiencia en Babygirl.

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