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Ir a la nieve, no pasar frío y no parecer una cebolla: puedes conseguirlo siguiendo este sistema de capas

El sistema de capas no solo evita que pases frío: te permite regularte, quitarte lo que sobra y adaptarte a los cambios de temperatura

Vestir con capas es la clave para resistir al frío.

Con la llegada del invierno y las primeras nevadas, miles de familias y grupos de amigos empiezan a planear escapadas a la montaña. El entusiasmo es máximo… hasta que llega la duda universal: ¿cómo vestirse para no pasar frío sin parecer una cebolla andante? La respuesta está en un método tan sencillo como eficaz: el sistema de las tres capas, una técnica utilizada por deportistas, guías de montaña y expertos en clima extremo.

Si te abruma la idea de acumular prendas o no sabes qué es realmente necesario para pasar un día en la nieve, aquí te explicamos cómo vestirte para mantenerte caliente, seco y cómodo, sin renunciar al estilo.

Primera capa: la térmica, tu segunda piel

La primera capa es la más importante y la que no debe fallar jamás. Se trata de la prenda que está en contacto directo con tu cuerpo y cuya misión es mantener el calor y evacuar el sudor.

¿Cómo debe ser?

  • Ceñida pero cómoda, como una segunda piel.
  • Con tejido técnico: poliéster, lana merino o fibras transpirables.
  • Sin costuras gruesas para evitar rozaduras.

Ejemplos visuales:
– Una camiseta térmica de manga larga delgada, sin estampados.
– Mallas ajustadas similares a unas de deporte, pero más cálidas.

Evita el algodón. Aunque parezca suave y calentito, retiene la humedad y te dejará frío en minutos.

Segunda capa: el forro polar que atrapa el calor

Esta es la capa encargada de aislar: retiene el calor que genera tu cuerpo y evita que se escape. Puede ser un forro polar, una sudadera térmica o incluso un anorak ligero tipo “softshell”, dependiendo de la temperatura o tu nivel de actividad.

¿Cómo elegirla?

  • Debe permitir el movimiento: la nieve implica sentarse, levantarse, agacharse…
  • Puede ser una prenda con cremallera para regular la ventilación.
  • Mejor si incorpora tejido fleece o material aislante.

Ejemplos visuales:
– Un polar clásico con cremallera hasta el pecho.
– Una sudadera gruesa, suave por dentro, pero ligera por fuera.

Consejo:
Si vas a realizar deportes activos (como esquí o snowboard), elige una segunda capa más fina. Si vas a pasear o jugar con los niños, puedes optar por una más gruesa.

Tercera capa: el escudo contra el viento, el agua y la nieve

La última capa es la que te protege de los elementos. Debe ser impermeable, cortavientos y transpirable. Aquí entran en juego chaquetas técnicas, anoraks y pantalones especiales para nieve.

Cualidades clave:

  • Impermeabilidad mínima de 5.000 mm de columna de agua.
  • Costuras selladas.
  • Capucha ajustable.
  • Bolsillos con cremallera para evitar que la nieve entre.

Ejemplos visuales:
– Un abrigo de nieve de colores vivos, largo hasta la cadera.
– Un pantalón de esquí con tirantes y corte recto.

Esta tercera capa marca la diferencia: puedes llevar la térmica y el polar más cálidos del mundo, pero sin protección externa, terminarás helada en minutos.

Accesorios imprescindibles que nunca debes olvidar

La ropa no lo es todo. En la nieve, los accesorios son tan importantes como las capas principales, y olvidarlos puede arruinarte el día.

Guantes impermeables

No sirven los de lana. Deben ser técnicos, con membrana impermeable y forro cálido.

Gorro o cinta térmica

Se pierde más calor por la cabeza de lo que imaginas. Elige uno que cubra bien orejas y parte de la frente.

Bragas de cuello o bufandas tubulares

Protegen la garganta y la cara del viento. Las tubulares son más cómodas que las bufandas tradicionales.

Calcetines térmicos

Preferiblemente de lana merino. Evita los de algodón.

Gafas de sol o máscara de esquí

La radiación en la nieve es muy elevada. Protegen del sol y del reflejo blanco.

Botas impermeables con suela antideslizante

Mejor si tienen forro interior. Nada arruina antes un plan que los pies mojados.

Un sistema infalible para estar caliente y verte bien

El sistema de capas no solo evita que pases frío: te permite regularte, quitarte lo que sobra y adaptarte a los cambios de temperatura. Y al contrario de lo que se piensa, no significa llevar diez prendas encima, sino tres bien escogidas, cada una con una función concreta.

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