Concierto Coldplay

La ‘kiss cam’ se complica: el marido de Cabot estaba en el concierto con otra mujer

Según publica 'The Times', Andrew Cabot, marido de Kristin Cabot, estuvo en el mismo concierto en el que ella fue filmada con Andy Byron, y acompañado de otra mujer

Lo que comenzó como un instante trivial en un concierto terminó por convertirse en un caso de estudio sobre el poder de la viralidad y sus efectos colaterales. En julio de 2025, durante la presentación de Coldplay en el Gillette Stadium, la popular kiss cam enfocó a Andy Byron, entonces director ejecutivo de la firma tecnológica Astronomer, y a Kristin Cabot, responsable de Recursos Humanos en la misma compañía. La reacción de ambos, él inclinándose hacia un lado, ella cubriéndose el rostro, provocó la intervención jocosa de Chris Martin, líder de la banda, quien comentó ante miles de asistentes: “O son tímidos, o esconden algo”.

El video circuló de inmediato por redes sociales y fue interpretado como la confirmación de una supuesta relación extramarital. La presión pública escaló con rapidez: Byron dimitió el 19 de julio y, pocos días más tarde, Cabot también abandonó su cargo.

Lo que revela The Times

Sin embargo, las revelaciones más recientes complican la narrativa inicial. De acuerdo con la investigación publicada por The Times, Andrew Cabot, marido de Kristin, también estuvo presente aquella noche, acompañado de otra mujer con quien ya mantenía una relación. Lejos de encontrarse de viaje, como se insinuó en un principio, el empresario asistió al mismo espectáculo en medio de un proceso de separación que llevaba semanas gestándose.

Fuentes cercanas al matrimonio sostienen que la ruptura había sido amistosa y privada, aunque mantenida en reserva. Este detalle matiza la percepción de lo ocurrido: la escena en la pantalla gigante no necesariamente correspondía a una infidelidad, sino a un gesto incómodo entre colegas en un contexto desafortunado.

Una historia que excede a sus protagonistas

Mientras algunos medios internacionales insisten en sugerir un vínculo sentimental entre Byron y Cabot, allegados a la exdirectiva subrayan que la relación siempre fue estrictamente profesional. Aun así, reconocen que el abrazo fue poco prudente en el marco de la jerarquía laboral que los unía.

Por su parte, Andrew Cabot rompió el silencio tras varias semanas: confirmó la separación previa, pidió respeto por la intimidad de su familia y denunció el clima hostil que, según su entorno, obligó a Kristin a retirarse del ojo público tras recibir críticas y amenazas.

Más allá de los nombres propios, el caso ilustra cómo un instante fugaz puede multiplicarse en la esfera digital hasta provocar consecuencias laborales, personales y sociales de gran alcance. La mirada pública, alimentada por interpretaciones inmediatas, deja poco margen para los matices y convierte la privacidad en un bien cada vez más frágil.

El relato está lejos de cerrarse. Declaraciones contradictorias, filtraciones y nuevas versiones continúan alimentando un fenómeno mediático que se resiste a apagarse…

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