Una nueva revelación en el caso Epstein amenaza nuevamente a Donald Trump. En más de 23.000 documentos publicados por congresistas demócratas y republicanos, el depredador sexual que se suicidó en la cárcel menciona en varias ocasionas el nombre del actual presidente estadounidense, alegando que “pasó varias horas en mi casa” con una mujer, que más tarde acusó a Epstein de abusarla sexualmente y traficar con ella cuando era adolescente.
En los mensajes publicados, Epstein acusa a Trump de ser un “sucio” hombre de negocios, del que no se puede confiar y que es “peor en la vida real” que en la imagen que trata de proyectar en su vida pública. Las 20.000 páginas, que incluyen mails reveladores, no será la última novedad del caso. Los correos electrónicos constituyen la última bomba en un escándalo de tráfico sexual que sigue ocupando un lugar central en la política estadounidense, seis años después del suicidio de Epstein.
Entre los correos, Epstein sugiere que Donald Trump era consciente de las actividades ilegales en torno a la red de explotación sexual. Los emails, atribuidos directamente a Epstein y dirigidos a colaboradores como su pareja Ghislaine Maxwell y al escritor Michael Wolff -muy conectado a las élites norteamericanas-, han sido publicados con el fin de esclarecer posibles conocimientos o conductas omisas por parte de Trump respecto al caso.
Mike Johnson, presidente republicano del Congreso, anunció que la semana que viene se votará para forzar la publicación de los archivos clasificados del caso Epstein. Si se aprueba la moción, el Departamento de Justicia deberá revelar todos los materiales relacionados con las investigaciones y el procesamiento del magnate, a excepción de materiales sensibles que identifiquen a víctimas.
Si bien Trump insistió en que jamás participó en la red de trata y abuso sexual de Epstein, el caso le acorrala políticamente. Tras lograrse recabar 218 firmas favorables -incluidas las de cuatro congresistas republicanos-, se forzó a Johnson a traer a votación la petición para desclasificar los archivos del caso. Paradójicamente, la base de simpatizantes del movimiento MAGA, que apoya a Trump, pidió en el pasado revelar los documentos, ya que insistían en que pesos pesados demócratas también están salpicados por el escándalo.
De aprobarse, la medida obligaría a la fiscal general, Pam Bondi, a “divulgar todos los documentos y registros en posesión del Departamento de Justicia relacionados con Jeffrey Epstein”, -menos la información que permita identificar a las víctimas-, en un plazo de 30 días a partir de la entrada en vigor del proyecto de ley.
Sin embargo, incluso si la legislación se aprueba en el Congreso, no hay garantía de que conlleve la divulgación completa de los archivos de Epstein, que están en poder del Departamento de Justicia. El proyecto de ley tendría que ser aprobado por el Senado y ratificado por el presidente Donald Trump. El líder de la mayoría en el Senado, John Thune (republicano), así como el propio Trump, no son favorables a avanzar la legislación.
En el pasado, el comité parlamentario que supervisa el caso reveló documentos obtenidos, como el libro con felicitaciones de cumpleaños donde figuran figuras próximas a Epstein, incluido el nombre de “Donald”. El presidente estadounidense denegó su vínculo con la cuestión, y denunció a los dos reporteros del Wall Street Journal que publicaron la noticia.

Aunque Trump desestima los esfuerzos por publicar más archivos de Epstein, refiriéndose a las peticiones de mayor acceso público como un “engaño demócrata que nunca termina”, los congresistas republicanos se enfrentan a la presión de su base electoral para divulgar dichos documentos.
Las polémicas sobre la muerte y las actividades obscenas de Epstein generado división en la derecha estadounidense. La información que el Departamento de Justicia de la administración Trump publicó sobre Epstein en julio, incluido un memorándum que afirmaba que Epstein se suicidó y que no existe ninguna lista con los nombres de sus poderosos asociados que tuvieron conductas inapropiadas con menores, no logró calmar la preocupación de gran parte de la base republicana.

