Atentado

El antisemitismo global: cuando el odio se normaliza

"La racionalización del antisemitismo como consecuencia del conflicto de Oriente Medio es realmente un problema grave”, alerta Alejandro Baer, sociólogo e investigador del CSIC

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El funeral de Tibor Weitzen, una de las víctimas del atentado en Bondi Beach, Australia
Efe

El encendido de la primera vela de Janucá en Sídney, que se celebró el domingo 14 de diciembre en un ambiente veraniego en Bondi Beach, pretendía ser una celebración festiva. Una comunidad reunida para encender las velas, reafirmar su identidad y compartir un ritual que simboliza la resistencia frente a la persecución. Pero el ambiente festivo derivó en tragedia: un tiroteo perpetrado por un padre y su hijo, aparentemente influenciados por la ideología extremista de Estado Islámico, dejó quince personas asesinadas. El ataque sacudió a Australia, pero también a comunidades judías de todo el mundo. El miedo se extendió.

Desde el 7 de octubre de 2023, fecha de la matanza de Hamás en el sur de Israel, el antisemitismo ha experimentado un repunte global sin precedentes en las últimas décadas. Atentados, amenazas, pintadas, señalamiento de viviendas, sinagogas protegidas por policías armados, escuelas judías blindadas. Ya hubo ataques con víctimas mortales, como el atentado frente a un museo judío en Washington en que dos jóvenes fueron asesinados. Para muchos judíos, la pregunta ya no es si habrá otro ataque, sino dónde y cuándo. En Barcelona, hay quienes evitaron acudir al encendido de la Janucá por miedo a su seguridad.

Auge del antisemitismo

Alejandro Baer, sociólogo y especialista en estudios de memoria, violencia y judaísmo contemporáneo, ha dedicado su carrera académica a analizar estos fenómenos. Exdirector del Center for Holocaust and Genocide Studies de la Universidad de Minnesota entre 2012 y 2022, actualmente es investigador del CSIC. Su diagnóstico es claro: lo ocurrido no es una anomalía, sino el resultado de un proceso largo y profundamente preocupante.

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Continúan los funerales por las víctimas del atentado en Bondi Beach, en Sídney
EFE/EPA/ROUNAK AMINI

“Han pasado más de dos años desde el 7 de octubre y ha habido ataques, amenazas y atentados desarticulados a lo largo de este tiempo”, explica a Artículo14. El de Sídney, subraya, no es un hecho aislado. “Un ataque islamista contra instituciones o comunidades judías no es raro en Occidente. Hay que verlo dentro de su contexto”, precisa. Lo excepcional no es solo la magnitud del atentado, sino su carga simbólica: una fiesta judía, en un lugar icónico, convertida en escenario de violencia extrema.

Sin condena unánime

Sin embargo, para Baer lo más alarmante no es únicamente el acto terrorista, sino lo que vino después. “Me parece más preocupante la reacción posterior que el ataque en sí”, afirma. “Que un atentado de estas dimensiones no genere una condena unánime, sino que se racionalice, es un punto de inflexión muy grave”.

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Asistentes a una vigilia en un memorial en Bondi Beach, en Sídney, Australia
Efe

Esa racionalización adopta una forma cada vez más habitual: responsabilizar a los judíos, en bloque, de las acciones del Estado de Israel. Una ecuación simplista que se ha ido normalizando en el discurso público. “La racionalización del antisemitismo como consecuencia del conflicto de Oriente Medio es realmente un problema grave, porque es la normalización de la violencia contra los judíos”, advierte.

Se ha vuelto ‘mainstream’

En ciudades como Barcelona, París o Berlín, el paisaje urbano da pistas de este cambio. Estrellas de David comparadas con esvásticas, consignas que claman “muerte a Israel”, pintadas frente a comercios judíos o domicilios marcados. Para Baer, no se trata solo de vandalismo: “El antisionismo, que durante décadas estuvo limitado a sectores muy concretos de la extrema izquierda, se ha vuelto mainstream”, sostiene. Y agrega: “Ya no es raro escuchar en círculos progresistas que la creación de Israel fue un error histórico”.

Un canguro de juguete se coloca en un monumento en Bondi Beach en Sídney
EFE

Este desplazamiento del discurso ha tenido consecuencias directas. Conceptos y consignas que antes circulaban en márgenes ideológicos ahora ocupan el centro del debate público, alentados desde la política y medios de comunicación. “Las consignas extremistas han venido del extremo al centro”, explica Baer, citando lemas como la “globalización de la Intifada” o llamados explícitos a la desaparición del Estado de Israel. “Mucha gente ni siquiera sabe lo que significan, pero las corea como parte de una causa que perciben como justa”.

La acusación de genocidio

Baer insiste en una distinción clave que a menudo se pierde: la defensa legítima de los derechos del pueblo palestino no implica, necesariamente, abrazar el antisionismo radical. “La autodeterminación palestina es una causa legítima, pero los mensajes que se han extendido son los que proponen la desaparición de Israel”, señala. Ese marco ideológico, añade, se ha visto reforzado por la acusación de genocidio contra Israel, utilizada más como herramienta política que como categoría jurídica rigurosa. “La acusación de genocidio era esperada, deseada, anhelada, porque forma parte de un proceso de deslegitimación discursiva”.

ISrael
Una oleada de antisemitismo recorre el mundo
KiloyCuarto

Uno de los elementos más dolorosos de este momento histórico es su impacto generacional. Para las nuevas generaciones de judíos, el antisemitismo era un fenómeno pasado, que afectó a sus abuelos. El Holocausto, la Inquisición o las expulsiones de las comunidades judías del mundo árabe se estudiaban para preservar la memoria histórica.

Una tendencia al alza

Para el investigador, no hay lugar para el optimismo ingenuo. “Esto ha venido para quedarse”, afirma. “Es la forma de antisemitismo que le ha tocado a esta generación”. Un antisemitismo más difuso, más difícil de identificar, que a menudo se presenta camuflado de análisis político o moral. “Hoy una de sus expresiones más extendidas es la negación del propio antisemitismo”, alerta. Decir que no existe, o que es una reacción comprensible a un conflicto colonial, es ya una forma de reproducirlo.

Niña violada
Manifestación contra el antisemitismo tras la violación de una niña judía de 12 años
Efe

El problema se agrava en contextos como el español, donde la educación sobre antisemitismo ha sido históricamente limitada. “Si no conocemos la historia del antisemitismo, es prácticamente imposible identificar cómo aparece hoy”, sostiene Baer. Por eso, su propuesta va más allá de declaraciones simbólicas o gestos institucionales. “Hay que hacer un trabajo serio de formación, educación y sensibilización, tanto con líderes de opinión como con educadores y periodistas”.

Aumentan las medidas de seguridad

Y, sobre todo, escuchar a quienes viven el problema en primera persona. “¿A quién se le ocurriría decirle a una comunidad que se siente atacada o discriminada que lo que percibe no es relevante?”, se pregunta. “Eso es inconcebible”. Mientras tanto, las medidas de seguridad se refuerzan, las comunidades se repliegan y la vida judía en Occidente entra en una fase de incertidumbre. Lo ocurrido en Sídney, en Washington o en tantas calles europeas no es solo una sucesión de incidentes: es la señal de una fractura profunda. Y como advierte Baer, una herida abierta que “no se cerrará sola”.