Argentina se prepara para unas elecciones legislativas que prometen funcionar como un verdadero examen político sobre los dos primeros años de gobierno de Javier Milei. En medio de un clima de tensión política, económica y social, el país entra en veda electoral. Desde este viernes rige el período de reflexión previo a los comicios del domingo, que renovarán la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Unas 35,9 millones de personas están llamadas a votar y calificar el rumbo libertario que comenzó en diciembre de 2023.
En la vereda opuesta, el frente peronista Fuerza Patria, encabezado por el gobernador bonaerense Axel Kicillof y con el respaldo de Cristina Fernández de Kirchner, quien desde su arresto domiciliario lanzó una de las frases que marcan el tono de esta campaña: “El experimento libertario fracasó y todos lo saben. La gente no llega a fin de mes, tiene que endeudarse para pagar la luz, comprar comida o remedios”.

Los escándalos de Karina Milei
Javier Milei llega a esta cita electoral con un discurso polarizador y un estilo personalista que ha concentrado parte del poder en su círculo íntimo. En ese núcleo destaca una figura que, aunque poco visible en la escena pública, es decisiva en la estructura del Gobierno: su hermana Karina Milei, conocida dentro de La Libertad Avanza (LLA) como “El Jefe”.
Un funcionario cercano a ella lo resumió para La Nación con una frase que circula en los pasillos de la Casa Rosada: “Karina es Javier. Es ‘El Jefe’. Y eso no va a cambiar”. Desde su rol como secretaria general de la Presidencia, coordina decisiones clave, controla la agenda política y equilibra las tensiones internas de un oficialismo fracturado entre los llamados “celestiales” —el grupo más ideológico, cercano a Santiago Caputo— y los “territoriales”, representados por los hermanos Menem y los armadores políticos en las provincias.
El gobierno también se ve amenazado por el escándalo que estalló semanas antes de las elecciones. Una serie de audios filtrados involucró a Karina Milei en un presunto esquema de sobornos en la compra de medicamentos destinados a personas con discapacidad. La justicia investiga si parte de las comisiones ilegales detectadas en la Agencia Nacional de Discapacidad terminaron en su entorno. El abogado Gregorio Dalbón llegó a calificar el caso como “el Watergate de este gobierno”, mientras que Cristina Fernández de Kirchner advirtió: “Milei como Presidente no podía no saber”.
Las elecciones del domingo son también un examen para ese ecosistema de poder. Como señala La Nación, los leales a Karina confían en que, si el oficialismo obtiene un resultado moderado o triunfante, “la ‘dama de hierro’ de la galaxia de LLA” saldrá fortalecida frente a los intentos de Caputo por ganar influencia. La interna libertaria no es menor: definirá quién manda realmente en el segundo tramo del mandato de Milei.

Las mujeres en el tablero del poder
En un gobierno dominado por figuras masculinas y un discurso agresivo hacia el feminismo, Karina Milei es la mujer más poderosa del país, pero su protagonismo se ejerce en la sombra. No da entrevistas y evita los actos públicos.
Su figura contrasta con la de Cristina Fernández que, desde su casa en Buenos Aires, volvió a irrumpir en la escena política argentina con el peso de quien nunca se fue del todo. La expresidenta describió las elecciones del domingo como “decisivas” y llamó a los votantes a poner “un freno a Milei”. En un mensaje grabado, advirtió que “el freno a Milei empieza este domingo, pero la tarea continúa al día siguiente para pensar cómo sacar a la Argentina del desastre que este gobierno va a dejar”.
Con su tono desafiante y su capacidad intacta para marcar agenda, Fernández definió los comicios no como una simple disputa legislativa, sino como “una gran oportunidad democrática”. Para el peronismo, su palabra sigue siendo faro y una referencia inevitable que, incluso desde el repliegue, articula el discurso de resistencia y la esperanza de reorganizar un movimiento que busca renacer tras la derrota de 2023.
Economía, FMI y soberanía
El frente económico sigue siendo el eje del debate electoral. Desde su llegada al poder, Javier Milei ha defendido un programa de ajuste fiscal que, en sus palabras, permitió “recuperar el equilibrio de las cuentas públicas” y “bajar la inflación a niveles del 30 % interanual”. Con ese discurso, el presidente insiste en que su administración “es el mejor Gobierno de la historia” y que el esfuerzo de estos meses “empieza a dar frutos” en materia de orden y estabilidad.
Los indicadores aún reflejan un escenario muy complejo, pero Milei sostiene que las medidas eran necesarias tras décadas de déficit y gasto descontrolado. Mientras tanto, la oposición peronista intenta disputar el relato económico apelando a consignas históricas como “Patria o Colonia” o “Braden o Perón”, y plantea las elecciones como una elección entre “el ajuste permanente o la Argentina, nuestra casa común”, según expresó Cristina Fernández de Kirchner.
En el plano internacional, el respaldo de Estados Unidos y de Donald Trump ha reforzado la posición de Milei en los mercados y su estrategia de atraer inversiones. Para el presidente, estos acuerdos son parte de una apertura que busca “integrar a la Argentina en el mundo sin intermediarios ni populismos”, una idea que sigue marcando la línea divisoria entre el proyecto libertario y el viejo orden político.

El voto femenino
Entre las votantes argentinas, el desencanto con el Gobierno se mezcla con la falta de alternativas claras. Las políticas de ajuste han golpeado especialmente a las mujeres: la reducción del gasto en salud, educación y programas sociales afecta de manera directa a madres trabajadoras, jubiladas y cuidadoras.
Milei, que ha desmantelado el Ministerio de Mujeres y Diversidad, nunca ha escondido su desprecio por el feminismo, al que califica de “colectivismo de género”. Aun así, su hermana Karina —una figura fuerte pero silenciosa— despierta curiosidad incluso entre sus detractoras: representa un modelo de poder femenino no tradicional, autoritario pero eficaz en la administración del entorno presidencial.
En las antípodas, Cristina Fernández mantiene un liderazgo simbólico sobre amplios sectores de mujeres que ven en ella la última defensa frente a un modelo que consideran regresivo.
Este domingo, los argentinos votarán entre dos visiones antagónicas del país. Para Milei, se trata de “defender el camino recorrido”; para la oposición, de “frenar el ajuste y recuperar la soberanía”.




