Países Bajos

El feminicidio que marca las elecciones de Países Bajos: la migración en el centro del debate

El asesinato de una joven convierte la seguridad de las mujeres en el eje emocional de una campaña electoral

Los candidatos principales participan en el 'Het Debat van Nederland' (El debate de los Países Bajos) de la SBS6 en Hilversum, Países Bajos, el 23 de octubre de 2025.
EFE

Países Bajos vuelven a las urnas este miércoles, tercera cita electoral en menos de cinco años, con un electorado envejecido, dividido y cansado de la inestabilidad. Según el Instituto Social y Cultural neerlandés (SCP), el 59 % de la ciudadanía cree que el país “va en la dirección equivocada” y el 60 % suspende a la política nacional. Hasta la mitad de los votantes aún no sabe a quién apoyar, y uno de cada cuatro dice no sentirse representado por nadie. A esto se suma un electorado más mayor que hace tres décadas: 28 % supera los 65 años y la edad media ronda los 51.

A esta fatiga democrática se le suma a la inseguridad en las calles. El 20 de agosto el asesinato de Lisa, una joven de 17 años de Abcoude, sacudió al país. “El asesinato de ‘Lisa de Abcoude’ se ha convertido en una declaración política”, señaló The Times, que detalla cómo su muerte ha marcado la campaña electoral.

Los estudiantes de la escuela secundaria pública Graaf Engelbrecht emitieron sus votos durante las elecciones estudiantiles, en Breda, Países Bajos, el 27 de octubre de 2025.
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Lisa se dirigía a casa tras una noche en Ámsterdam cuando fue atacada con “severa violencia” mientras pedaleaba por una carretera muy frecuentada por gente joven. Pudo llamar a emergencias, pero la policía encontró su cuerpo sin vida poco después, de madrugada, cerca del estadio Johan Cruyff. Su bolso rojo sobre la bicicleta se convirtió en símbolo de rabia y duelo.

La conmoción se transformó rápidamente en movilización feminista. La actriz Nienke ’s Gravemade viralizó un mensaje que estremeció a miles: “La noche es del hombre en los arbustos, el sexo sin consentimiento y la muerte pisándonos los talones. Las calles son de miradas que atraviesan, lenguas que silban y manos sueltas”. Las protestas exigieron seguridad real para que no haya más “feminicidios”.

Sin embargo, la detención del principal sospechoso añadió una dimensión explosiva al debate político. La policía arrestó a un hombre de 22 años en un albergue para solicitantes de asilo por este crimen y por agresiones sexuales previas ese mes. Él afirmó ser nigeriano y no portaba documentación. “Es difícil aceptar que estaba en Países Bajos ilegalmente”, dijo una vecina a The Times. ¿Fue un feminicidio reflejo de violencias machistas que sufren las mujeres neerlandesas a diario, o el resultado de un sistema migratorio que no controla quién entra? El entonces ministro de Justicia, David van Weel, llamó a no politizar el caso: “Mientras la familia quiere guardar luto en silencio, los políticos están usando este asesinato para impulsar su agenda. No usen esto para hacer política”.

Para Geert Wilders, líder del PVV y favorito en los sondeos, el problema se llama inmigración: “¿Por qué nadie se atreve a decir que Países Bajos no tiene un problema con los hombres, sino con la inmigración?” En el otro extremo, la diputada laborista Songül Mutluer reprochó el oportunismo: “Los extremistas solo se implicaron cuando podían usar esto para su propio beneficio”.

(De izquierda a derecha) Los líderes del partido Dilan Yesilgoz (VVD), Geert Wilders (PVV), Joost Eerdmans (JA21) y Frans Timmermans (GroenLinks-PvdA) participan en el debate electoral televisado de EenVandaag en Ahoy en Rotterdam, Países Bajos
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Países Bajos mantiene una tasa de homicidios baja: 120 asesinatos el último año, 44 mujeres, más de la mitad a manos de parejas o exparejas. A la vez, estadísticas apuntan que solicitantes de asilo varones delinquen a una tasa mayor que la media y que, de los delitos cometidos por este colectivo, uno de cada cinco fue violento. En paralelo, el 68 % de las mujeres dice sentirse insegura al caminar sola de noche y se han identificado más de 13.000 espacios públicos percibidos como amenazantes. La respuesta institucional ha sido práctica: más iluminación, apps de alerta y mapeo de zonas de riesgo.

Claves electorales

Ningún partido obtendrá mayoría. Los promedios de Peilingwijzer sitúan al PVV de Wilders primero con 29–31 escaños. Tras él, el bloque ecologista-socialdemócrata GroenLinks-PvdA (GL-PvdA), liderado por Frans Timmermans, y el democristiano CDA de Henri Bontenbal, ambos en la horquilla 22–27. Un segundo pelotón agrupa a D66, el VVD y JA21 con 12–17 cada uno; el resto quedaría por debajo de cinco. El centrista NSC, que salió del gobierno de Schoof tras choques internos por Gaza y hoy cuenta con 21 diputados, podría caer a uno o ninguno.
La campaña, sin grandes mítines y volcada en debates televisivos, ha sido un espejo de la polarización en migración, vivienda y Estado social. Con cuatro o cinco partidos necesarios para sumar 76, los vetos cruzados anticipan una negociación larga y áspera: varias fuerzas rechazan gobernar con Wilders, y el VVD ha descartado un gabinete “claramente de izquierdas”.

Los candidatos principales (de izquierda a derecha) Jimmy Dijk (SP), Geert Wilders (PVV), Rob Jetten (D66), Henri Bontenbal (CDA), Dilan Yesilgöz (VVD), Frans Timmermans (GroenLinks-PvdA) y Joost Eerdmans (JA21) durante el “Debate del Sur” en Mindlabs en Tilburg, Países Bajos
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La vivienda ahoga sobre todo a jóvenes y familias de ingresos medios. El Consejo Interprovincial (IPO) alerta de hasta 500.000 proyectos en riesgo por el bloqueo del nitrógeno, la red eléctrica saturada y el alto precio del suelo. Para cumplir el objetivo de un millón de casas hasta 2030, las provincias reclaman 3.000 a 4.000 millones de euros anuales y cambios legales.

El plan más ambicioso es de GroenLinks-PvdA: 36.600 millones para construir 100.000 viviendas al año durante una década, con apuesta fuerte por vivienda pública y un banco nacional de suelo. El EIB sostiene que el problema podría resolverse “en cinco años con políticas coherentes y realistas” y critica propuestas demasiado largas, como las “diez nuevas ciudades” de D66, consideradas “costosas y lentas”. La derecha defiende ayudas a la construcción y menos impuestos a corporaciones de vivienda.

Aun así, migración vuelve a eclipsarlo todo. El SCP detecta una sociedad dividida: un tercio quiere cerrar fronteras a solicitantes de asilo, pero un 58 % cree que Países Bajos debe acoger a “verdaderos refugiados”. Entre 700.000 y un millón de trabajadores extranjeros sostienen sectores clave, aunque elevan la presión sobre vivienda y servicios.

Entre discursos sobre fronteras, identidad y cifras de escaños, el centro moral de estas elecciones lo marca Lisa. Las flores, juguetes y bufandas del Ajax en el lugar de su asesinato recuerdan lo que está en juego para millones de neerlandesas.

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