España formará parte del grupo de 26 países europeos que, bajo impulso de Francia y Reino Unido, han decidido reforzar la llamada Coalición de Voluntarios para Ucrania. Lo hará desde la política y la cooperación, no con un envío inmediato de tropas. Fuentes del Gobierno insisten en que resulta “prematuro” hablar de despliegues militares, y que el compromiso se centra en el apoyo político y material a Kiev.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, lo resumió en la reunión preparatoria celebrada en París: “España va a estar con Ucrania, siempre, defendiendo una paz justa y duradera”.
Robles marca límites
La ministra encargada de la cartera de Defensa quiso dejar claro que el respaldo español se mantendrá en los marcos ya existentes: desde el envío de material hasta la misión europea EUMAM, en la que se adiestra a soldados ucranianos en la Academia de Infantería Toledo. “El pueblo ucraniano debe tener libertad para decidir su propio futuro. La vía hacia la paz no se puede decidir sin Ucrania”, señaló Robles.
El Gobierno recalca que su posición no implica abrir la puerta a un contingente militar, sino consolidar el trabajo de adiestramiento, logística y apoyo diplomático que España ya desarrolla.

La lectura europea
La reunión de París reunió a los líderes de la Unión con el objetivo de coordinar posturas frente al deterioro en el frente ucraniano. En ese marco, España se sitúa entre los 26 que respaldan un frente común, pero sin acelerar pasos que puedan ser percibidos como escalada militar. Otros países europeos muestran también recelos similares.
Robles fue explícita al subrayar que las “negociaciones solo pueden ser fructíferas si se producen en un contexto de alto el fuego o de reducción de hostilidades”. Una frase que refleja tanto el apoyo a Kiev como la cautela de un Ejecutivo que busca equilibrar compromiso y prudencia. El compromiso no pasa por enviar tropas al frente, pero sí por preparar a quienes combaten allí.

El mensaje a Moscú
El Gobierno insiste en que “las fronteras internacionales no pueden cambiarse por la fuerza” y que Ucrania debe contar con “garantías de seguridad fiables”. Con ello, España se alinea con la línea dura de Bruselas frente a Moscú, pero evita compromisos que puedan ser interpretados como un preludio a la intervención directa.
El equilibrio es delicado: formar parte del núcleo de países voluntarios sin traducirlo en un despliegue de tropas.