Al menos ocho personas murieron en Gaza este lunes en distintos ataques del Ejército israelí, pese a la disminución de la intensidad de la ofensiva en el marco de las negociaciones para la tregua. La mayoría perdieron la vida en tiroteos próximos a puntos de reparto de ayuda humanitaria de la estadounidense Fundación Humanitaria para Gaza. Otras dos personas fueron asesinadas en un bombardeo en el barrio de Tal al Hawa, al suroeste de Ciudad de Gaza.
En el país vecino, en Sharm el Sheij, al sur de Egipto, los negociadores de Israel y Hamás se reunían (por separado) para continuar las negociaciones sobre el plan de paz del presidente Donald Trump. Estas conversaciones cuentan con la participación de mediadores de Estados Unidos, Egipto y Qatar. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha dado instrucciones a sus representantes para que viajen a Egipto, país mediador con Estados Unidos y Qatar, con el fin de ultimar los “detalles técnicos” de la liberación de los rehenes en poder del movimiento islamista.

Aunque en los últimos días se han producido avances, el acuerdo de paz sigue estando muy lejos. Las negociaciones que comenzaron este lunes deberán resolver varios puntos pendientes. Varias cuestiones dejadas en suspenso por Hamás. Aunque Hamás ya ha declarado, en un comunicado de prensa, que acepta varios puntos clave del plan de paz del presidente estadounidense, especialmente el fin de la guerra y la liberación de los rehenes, el movimiento ha dejado varios puntos en suspenso, como la cuestión del desarme. Israel lo considera una condición esencial para poner fin al conflicto.
Además, el comunicado de Hamás guarda silencio sobre otros puntos cruciales del plan de Trump, como la amnistía para los combatientes, la presencia de una fuerza internacional y el papel de la supervisión estadounidense en la reconstrucción. Al aprobar los aspectos humanitarios y eludir los militares e institucionales, el movimiento islamista parece mostrar su voluntad de diálogo sin renunciar a su autonomía política y militar.

Si hay una condición innegociable para un acuerdo de paz a los ojos del primer ministro israelí, es por supuesto la liberación de los rehenes. “No discutiremos ninguna de las 21 cláusulas antes de la liberación de todos los rehenes, vivos o muertos, hasta que el último de ellos haya regresado a territorio israelí”, declaró el domingo, mientras que hasta la fecha 48 personas siguen retenidas en Gaza, 25 de las cuales se dan por muertas, según el Ejército israelí.

Aunque Hamás ha dicho que aprueba esta condición, podría haber limitaciones logísticas. El plan de Trump exige la liberación de todos los rehenes israelíes, vivos o muertos, en un plazo de 72 horas desde la entrada en vigor del alto el fuego. Sin embargo, según fuentes próximas a Hamás, no sería posible recuperar los cuerpos enterrados bajo los escombros y la destrucción de Gaza en ese plazo.
En el frente interno, Netanyahu se encuentra atrapado entre la creciente presión para poner fin al conflicto, ejercida por las familias de los rehenes y una población agotada por la guerra, y las exigencias de los miembros más radicales de su coalición, que se niegan a cualquier tregua en la campaña de Gaza. El ministro de Finanzas, el ultraderechista Bezalel Smotrich, declaró en su cuenta X que suspender los ataques sería un “grave error”.

Junto con el ministro de Seguridad, Itamar Ben-Gvir, que también se opone vehementemente a cualquier alto el fuego, ejercen una influencia considerable dentro del Gobierno y han amenazado con derrocarlo si se pone fin a la guerra. Por el contrario, Yair Lapid, líder de la oposición centrista (Yesh Atid), aseguró que su partido proporcionaría apoyo político para que la iniciativa de Trump saliera adelante: “No dejaremos que torpedeen el acuerdo”.
Las principales exigencias de Hamás en las conversaciones de El Cairo serán el cese total de todas las operaciones militares israelíes, la retirada de las Fuerzas Armadas israelíes de las zonas pobladas de Gaza y la suspensión de las actividades de la fuerza aérea y de los aviones no tripulados durante diez horas al día, y doce horas los días en que se produzcan intercambios de prisioneros.
El movimiento islamista palestino también debería insistir en que estas condiciones se mantengan mientras duren las negociaciones. Por último, los criterios para la liberación de los prisioneros palestinos detenidos también estarán en el centro de las discusiones.
Como vemos, el plan de Trump para Gaza no es infalible. Quedan muchos puntos por negociar antes de poder aspirar a una paz duradera. De hecho, en respuesta al presidente de EE UU autoproclamado “futuro Premio Nobel de la Paz“, Hamás declaró que no podía hacer comentarios sobre una docena de puntos, debilitando así las perspectivas de una paz inminente. Como siempre, el diablo está en los detalles.
Hasta ahora, ni Netanyahu ni Hamás han aprobado cada punto concreto del plan de Trump. Tampoco Hamás ha dejado clara su intención de entregar sus armas, como prevé el acuerdo presentado por Trump. Una propuesta que el grupo siempre ha rechazado y considerado inaceptable. Además, la organización palestina no ha mencionado su exilio del territorio palestino tras el fin de la guerra, puntos clave del plan de Trump.