Testigo directo

“Parad esta guerra como sea. Ya basta de exilio, de dolor, de desgaste”: un grito desde Gaza frente al plan de Trump

Alaa Yaghi, psicóloga desplazada en Deir Al-Bala, admite a Artículo14 que "el apoyo psicológico es importante en Gaza, pero ahora lo esencial es enviar comida, medicinas, lo básico para sobrevivir"

alaa
La psicóloga gazatí Alaa Yaghi pide que acabe la guerra en Gaza
Cedida Alaa Yaghi

En uno de los momentos más críticos de la guerra más sangrienta sufrida por la Franja de Gaza, tras dos años de violencia que han dejado más de 66.000 víctimas y un reguero interminable de dolor, la Casa Blanca irrumpe con una nueva propuesta. El plan, presentado como una vía para el alto el fuego y la reconstrucción, llega acompañado de promesas, pero también despierta profundas dudas y recelos. Mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, defiende su proyecto como el camino hacia una “Gaza libre de armas” bajo supervisión internacional, los palestinos del enclave sitiado lo observan con desconfianza, temiendo que sea una reedición de experiencias traumáticas, como la de Irak tras la invasión de 2003.

Entre el frágil optimismo y un escepticismo marcado, los gazatíes siguen atrapados en una encrucijada imposible: resistir en su tierra o buscar la supervivencia en medio del hambre, la destrucción y la muerte.

El plan de Paz de Trump

El plan de Trump plantea un alto el fuego inmediato en Gaza, seguido de un programa de reconstrucción y una reorganización política y de seguridad del territorio. La propuesta busca convertir la Franja en una “zona desmilitarizada”, con una administración transitoria respaldada por garantías internacionales y regionales, y bajo el control de un nuevo organismo internacional supervisado directamente por Trump.

alaa
La psicóloga gazatí Alaa Yaghi durante una sesión de apoyo con mujeres
Cortesía Alaa Yaghi

Para los palestinos, la iniciativa resulta ambigua y sospechosa. La población teme que el llamado “Consejo de la Paz” no sea más que una versión maquillada de la estrategia angloestadounidense aplicada en Irak en 2003, más aún tras conocerse que se baraja el nombre del ex primer ministro británico, Tony Blair, como figura clave en la administración y reconstrucción del enclave.

Tras casi dos años de una guerra devastadora, considerada la más dura y violenta, los habitantes de Gaza ansían un alto el fuego y la entrada de ayuda humanitaria sin condiciones. Exhaustos, solo quieren enterrar a sus muertos, llorarlos y respirar en paz. Las opiniones sobre el plan están divididas: unos ven en él una posibilidad de frenar la matanza, otros lo rechazan por temor a que suponga la permanencia del Ejército israelí en la Franja. Pero hay un consenso: la población, castigada por la muerte y el exilio, necesita una salida, cualquier salida, para acabar con su sufrimiento.

“El estado psicológico de la gente es desolador”

En Artículo14 hablamos con Alaa Yaghi, de 35 años, psicóloga desplazada en Deir Al-Balah. “La situación aquí es pésima, inimaginable. La muerte está en todas partes, el hambre, el asedio…”, explica Yaghi. “El estado psicológico de la gente es desolador. Dos años de guerra han supuesto un desgaste brutal. Hemos tenido que huir varias veces, pero no hay a dónde ir. Los niños han sufrido pérdidas, amputaciones, orfandad. Aquí ya no existen las condiciones mínimas para la vida”, explica.

Sobre la reacción de la población ante el plan de Trump, responde: “La gente siempre se ha aferrado a su tierra, pero hoy lo que quiere es sobrevivir con lo que le queda de familia. Quieren que la guerra se acabe”. La psicóloga explica a Artículo14 que “vivimos en condiciones que nadie puede imaginar: sin comida, en desplazamientos constantes, en tiendas que no protegen ni del frío del invierno ni del calor del verano”.

“Solo quiero que esto acabe”

Ella reconoce que no ve “fortalezas ni debilidades en el plan, solo quiero que esto acabe. Algunos lo ven como una humillación, pero yo estoy agotada. Trabajo con niños y a veces me piden una galleta porque tienen hambre, y no tengo nada que darles. Hablar de apoyo psicológico parece un lujo; lo urgente es frenar la hambruna. Quizá el plan alivie algo, quizá permita la entrada de ayuda, pero lo esencial es detener los bombardeos. Los niños no han ido a la escuela en dos años. En lugar de vivir su infancia, viven una lucha diaria por sobrevivir”.

alaa
La psicóloga gazatí Alaa Yaghi durante una sesión de apoyo con un niño desplazado
Cedida Alaa Yaghi

El miedo de los gazatíes, según comenta, es que Israel no cumpla con lo acordado. “La experiencia les dice que tratan con un enemigo que los mata, los expulsa, destruye sus ciudades y les niega comida, agua y medicinas. Temen que, tras recuperar a sus rehenes, Israel vuelva a atacar. Muchos están convencidos de que lo que quiere es controlar Gaza. Nadie confía en Trump ni en Israel, que ya rompió la tregua anterior. Pero, al mismo tiempo, hay quienes solo desean que la guerra se detenga, y eso es lo prioritario para ellos”, afirma.

Las sesiones de apoyo a mujeres y niños

Durante las sesiones de apoyo psicológico que ofrece a mujeres y niños, Yaghi ha venido comprobando hasta qué punto la guerra ha arrasado la vida cotidiana. “A veces escuchábamos literalmente el sonido de los estómagos vacíos. El apoyo psicológico es importante, sí, pero ahora lo esencial es enviar comida, medicinas, lo básico para sobrevivir”, recalca.

Su hermano, el periodista Amjad Baghi, que vive en Madrid desde el inicio de la guerra, lleva desde entonces intentado sacar a su familia de Gaza. “Vivo con el corazón encogido, con miedo permanente por los nuestros”, nos cuenta.

Gaza
La psicóloga gazatí Alaa Yaghi durante una sesión de apoyo
Cedida Alaa

“Parad esta guerra como sea”

Alaa Yaghi cierra con un mensaje al mundo: “Parad esta guerra como sea. Ya basta de exilio, de dolor, de desgaste. Los gazatíes hemos sido masacrados. Los niños han envejecido antes de tiempo, se han convertido en esqueletos vivientes, traumatizados, sin futuro. Necesitan rehabilitación, educación. Todos los que hemos vivido esta guerra necesitamos que se acabe para poder siquiera empezar a ver el alcance del dolor y la destrucción que nos rodean. Que la guerra termine”.

Mientras en las grandes capitales se multiplican los discursos políticos, en los escombros de Gaza resuena una sola voz: la de un pueblo exhausto que no pide fórmulas de seguridad ni arreglos diplomáticos eternos, sino lo más básico, que cese el fuego, que entren comida y medicinas, que vuelva un atisbo de vida. El plan de Trump, sea una salida provisional o una nueva trampa política, se convierte para los habitantes de Gaza en la gran pregunta: ¿será el principio del fin de la tragedia, o simplemente otro capítulo en una historia interminable de dolor.