En los últimos días, crece el runrún sobre el supuesto hastío de Donald Trump con la guerra de Gaza. Tras asumir el cargo, el presidente estadounidense prometió terminar en 100 días los conflictos bélicos en el mundo, e indignó a los palestinos con su polémico vídeo sobre la “Riviera del Mediterráneo” que soñaba con edificar hoteles de lujo en Gaza tras expulsar a sus dos millones de habitantes.
En un último empujón para intentar finiquitar una guerra que parece eterna, el enviado especial estadounidense para Oriente Medio, Steve Witkoff, está tratando de impulsar la tregua entre Israel y Hamás, junto a la mediación de Doha. El lunes, el enviado de Trump avanzó que el ejecutivo de Benjamin Netanyahu habría aceptado los parámetros presentados, pero denegó reportes de que oficiales de Hamás también habrían aprobado su plan.

“Lo que veo de Hamás es completamente inaceptable”, comentó Witkoff. Acorde a sus palabras, Israel habría aceptado una tregua temporal que permitiría liberar a “la mitad de sus rehenes vivos y muertos, así como encarar unas negociaciones para lograr una tregua permanente”.
“Hamás debe aceptarlo”
Witkoff insistió en que “el acuerdo está sobre la mesa, Hamás debe aceptarlo”. No obstante, el grupo islamista sigue encallado en sus demandas maximalistas: exige la retirada total de las tropas israelíes de Gaza, mantener cierto control administrativo sobre el devastado enclave costero, garantías de que Israel no renovará la guerra y la liberación de miles de presos palestinos en cárceles israelíes, incluidos muchos con penas de sangre. Pese al duro golpe sufrido, el grupo islamista cuenta todavía con miles de combatientes.

Desde hace meses, los contactos en Doha se caracterizan por continuos cambios de guion de los negociadores de Israel y Hamás. El último escollo fue la publicación de informes sobre que el grupo islamista habría aceptado modificaciones propuestas por Witkoff para lograr la tregua, lo que al parecer era falso. Luego, el enviado estadounidense insistió en que lo que presentaron los intermediarios de Hamás era inaceptable.
Witkoff ha estado negociando con Hamás en Doha a través del activista palestino-americano Bishara Bahbah, que fue una figura clave para lograr la liberación del rehén americano-israelí Edan Alexander. Medios israelíes acusaron a Bahbah de plantear a Hamás una formula de tregua que no coincidía con los parámetros de Witkoff.
Una pausa de dos meses
La última propuesta que se debate pretende pausar la guerra dos meses, a cambio de liberar a 10 rehenes israelíes vivos y 10 muertos, junto a cientos de presos palestinos. Durante este tiempo, Israel y Hamás -con mediación norteamericana- deberían sentar las bases para una tregua duradera. El grupo islamista teme que se repita el escenario de marzo, cuando Netanyahu ordenó retomar los bombardeos.
Hamás insiste en liberar a todos los rehenes de golpe a cambio de parar definitivamente la ofensiva en Gaza, y acusa a Netanyahu de insistir en el plan por fases, algo que conviene políticamente al primer ministro israelí. Los familiares de los rehenes y los opositores del gobierno acusan a Netanyahu de postergar la guerra para evitar la convocatoria de elecciones o establecer una comisión de investigación sobre el fracaso del 7 de octubre de 2023, que facilitó la matanza de Hamás en el sur del país.
Pese a que la mayoría de israelíes apoyan parar la ofensiva a cambio de devolver a los rehenes, Netanyahu insiste en que no aceptará ninguna alternativa que mantenga a Hamás en el poder en Gaza. Los familiares de los rehenes se indignaron nuevamente con el primer ministro, ya que prometió hacer un “gran anuncio” sobre su posible liberación “hoy o mañana”.
“Cuando el primer ministro lo menciona, entendemos que algo real está ocurriendo”, confesó Herut Nimrodi, madre del soldado cautivo Tamir Nimrodi. “Genera locura entre las familias, luego no sabemos como digerirlo”, reconoció. Para Anat Angrest, madre de Matan, los soldados que siguen luchando en Gaza deberían saber que si son capturados “ningún político luchará por ellos, aunque sean torturados, a nadie les importa”.

También surgieron reportes de que un familiar de un rehén habría intentado autolesionarse tras el anuncio de Netanyahu. “Las familias empiezan a alegrarse, pero luego se dan cuenta de que son más palabras sin significado. Cada palabra mata”, consideró Eli Albag, padre de la ex rehén Liri.
La semana pasada, Netanyahu ordenó el retorno de la delegación israelí que negocia en Doha, alegando los continuos rechazos de Hamás al plan de Witkoff. Los contactos prosiguen mientras el Ejército israelí bombardea a diario Gaza y la crisis humanitaria sigue sin resolverse. Tras 78 días de bloqueo total, Israel aceptó el ingreso de camiones con comida y medicinas para los civiles, que será distribuida bajo un plan israelí-americano que pretende garantizar que los suministros no caigan en manos de Hamás.
“Hemos estado hablando con ellos (Israel) y queremos ver si podemos detener toda esa situación lo más rápido posible”, indicóTrump el lunes. Su posición actual contrasta con sus declaraciones en enero, cuando culpaba exclusivamente a Hamás por la guerra, y amenazaba con imponer “el infierno” sobre Gaza si no se liberaban de inmediato los rehenes.