La cumbre de Sharm el Sheij aspira este lunes a sellar el fin de la guerra en Gaza con una foto de familia con líderes mundiales -que no la firma de un acuerdo o tratado de paz- presidida por Donald Trump en la que no habrá representantes de Israel ni de Hamás (tras el veto inicial en la noche del domingo se anunciaba que sí habría un asiento para la Autoridad Palestina).
La cumbre de Sharm -que podría ser también la cumbre de Trump– convierte aún más en protagonista absoluto de lo ocurrido desde hace dos semanas en Oriente Medio, incluido el alto el fuego, al inquilino de la Casa Blanca. Todo girará en torno a Trump, artífice del plan de paz que lleva su nombre -después del fracaso de aquel plan del siglo de 2020-, pues la cumbre no comenzará hasta su llegada a Egipto previa visita a Israel -una visita de tres horas y media, ni un minuto más y ni uno menos, como precisaba ayer la prensa israelí.

La agenda de Trump en Israel
En la escapada relámpago y para mayor gloria del mandatario estadounidense, Trump podrá desquitarse de la decepción de no haber ganado el Premio Nobel en pleno éxito en Oriente Medio -aunque María Corina Machado lo reconfortara asegurando que él era el auténtico merecedor del galardón-, reuniéndose con las autoridades locales israelíes -incluidos el presidente Herzog y el primer ministro Netanyahu-, saludar a las familias de los rehenes -y recibir su afecto coincidiendo en el tiempo con la liberación de los mismos desde Gaza: no cabe mayor espectacularidad en el guion- y, finalmente, dirigirse a los miembros de la Knéset o parlamento nacional.
Si todo sigue, por tanto, el guion previsto, al inicio de la cumbre en la ciudad balneario egipcia que acogiera las negociaciones decisivas para la tregua la liberación de los rehenes del 7 de octubre y los presos palestinos en cárceles israelíes tendrá que haberse producido. Portavoces del gobierno de Benjamin Netanyahu confirmaban en la tarde de este domingo que el proceso comenzaría a primera hora de este lunes y fuentes de Hamás revelaban a la cadena catarí Al Jazeera que los rehenes -los vivos y los muertos, porque entre los primeros solo se cuentan veinte- partirán desde tres emplazamientos distintos de la Franja. Si Hamás ha sido derrotada militarmente como proclama Tel Aviv y su salida de Gaza es sólo cuestión de tiempo, como contempla el plan Trump, la organización terrorista -en control del territorio desde su victoria en las legislativas de 2006- puede presumir de que Israel ha sido incapaz de hallar y rescatar a sus ciudadanos después de dos años de asedio militar y a pesar del poderío de sus servicios de inteligencia.
Por su parte, las autoridades israelíes tendrán que excarcelar a 250 presos palestinos, incluidos algunos que cumplen cadenas perpetuas por ataques mortales, además de a otros 1.700 palestinos, detenidos por el ejército israelí durante operaciones militares en Gaza desde las matanzas perpetradas por las brigadas de Hamás el 7 de octubre de 2023.

Más de 20 jefes de Estado y Gobierno
Ya durante la tarde de este lunes, Trump y el presidente egipcio Abdelfatá al Sisi esperan rodearse de más de 20 jefes de Estado y de gobierno para celebrar el fin de las hostilidades en Gaza desde la ciudad del mar Rojo. La premura y las tensiones con los líderes europeos durante los últimos meses no impedirá una amplia representación comunitaria, empezando por el presidente del Consejo Europeo António Costa, el presidente francés Emmanuel Macron, la primera ministra Giorgia Meloni o el presidente del Gobierno Pedro Sánchez (a pesar de que entre Trump y él han saltado más que chispas en las últimas semanas, expulsión de España de la OTAN incluida). También estará presente el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Además del mandatario egipcio -junto a Qatar, clave ha sido la mediación de El Cairo hasta alcanzar el alto el fuego durante largos meses-, entre los países árabes e islámicos está confirmada la presencia al máximo nivel en Sharm el Seij, del emir de Qatar, del rey de Jordania, Abdalá II, y del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, uno de los hombres clave en el Oriente Medio que viene tomando forma en los dos últimos años. Todos ellos, empezando por Al Sisi -que evita por el momento la entrada masiva de palestinos en su territorio- se han deshecho en los últimos días en elogios hacia Trump y su insistencia por lograr el fin de la guerra.

Según el portal de noticias estadounidense Axios, en conjunto habrá presencia de dirigentes y ministros de Asuntos Exteriores de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Turquía, Arabia Saudí, Pakistán, Indonesia, España, Japón, Azerbaiyán, Armenia, Hungría, India, El Salvador, Chipre, Grecia, Bahréin, Kuwait o Canadá.
Tras el encuentro bilateral privado que mantendrán Al Sisi y Trump, está prevista la sesión plenaria con los jefes de Estado y gobierno y representantes ministeriales. Posteriormente ambos líderes dejarán constancia de los objetivos de la cumbre, que no son otros que garantizar el cumplimiento del alto el fuego y permitir la entrada en Gaza de la ayuda humanitaria necesaria, los dos puntos clave de la primera fase del acuerdo.

Tras dos años de sufrimiento en ambas partes -más de 1.900 muertos del lado israelí y de 67.000 del palestino desde que todo comenzara-, Gaza, como Israel y Cisjordania regresan a la casilla de salida del 6 de octubre de 2023. A pesar de haber aceptado poner fin a la guerra, el gobierno presidido por Benjamin Netanyahu ha dejado claro en las últimas horas que volverán las hostilidades si no se satisfacen sus exigencias en las próximas semanas. Lo volvió a hacer anoche en un discurso grabado en video, al advertir de que sigue habiendo “grandes retos en materia de seguridad”. “Algunos de nuestros enemigos están intentando recuperarse para volver a atacarnos”, afirmaba.
Las bases para una paz duradera basadas en la coexistencia de dos Estados -o en la fórmula de uno solo con iguales derechos para todos sus ciudadanos- están quizás más lejos hoy que en octubre de 2023, y lo ocurrido a buen seguro alimentará aún más el odio entre las dos partes, pero indudablemente Israel tiene motivos para celebrar haber prácticamente neutralizado a Hamás y a otras organizaciones aliadas como Hizbulá o los hutíes, amén de haber visto caer al régimen de Bachar al Asad en apenas dos años. Y haber puesto contra las cuerdas al régimen de los mulás tras su ofensiva de junio de este año.
Los interrogantes: el futuro de Hamás y el gobierno de Gaza
Uno de los grandes interrogantes en estos momentos es el futuro de un Hamás que ha dejado entrever en las últimas horas que no se deshará de todo su arsenal de manera inmediata (y que no entregará el croquis definitivo de la red de túneles que construyó durante décadas con la ayuda de Qatar y la connivencia de países como Egipto y Turquía, todos ellos hoy artífices de la paz al margen de Irán). Desde Washington representantes de la Administración Trump aseguraban este fin de semana que de ello se encargarán “los países de Oriente Medio”.
El otro gran interrogante es cómo será gobernada Gaza y sus más de dos millones de habitantes a partir de ahora. El plan Trump contempla el establecimiento de un comité tecnocrático formado por palestinos que será supervisado por la llamada Junta de Paz, que presidirá -no es sorpresa a estas alturas- el presidente estadounidense y en la que participarán también jefes de Estado (sin que a estas alturas haya pistas sobre su procedencia geográfica).
La Autoridad Palestina, invitada a última hora a Sharm el Sheij después del desplante de la Administración estadounidense en la última Asamblea General de la ONU, deberá tomar el testigo una vez lleve a cabo “una serie de reformas”, cláusula que permitirá vetar su presencia como es el deseo de Netanyahu. El único que ha confirmado que enviará tropas a Gaza es Turquía, que celebra el regreso de sus hombres más de un siglo después de la salida de las fuerzas otomanas de la antigua Palestina.