¿Qué dice la historia sobre los acuerdos de paz en Gaza? Lecciones de medio siglo de negociaciones fallidas

Durante más de medio siglo, los acuerdos de paz en Gaza e Israel han demostrado ser posibles en teoría, pero frágiles en la práctica

Two years since October 7th Hamas attack, Israel’s war on Gaza
Palestinos desplazados internos se dirigen del sur al norte de Gaza por la carretera Al Rashid, en el centro de la Franja de Gaza, el 27 de enero de 2025.
EFE

En medio de los crecientes llamados internacionales para encontrar una salida pacífica al conflicto en Gaza, conviene mirar atrás para aprender de lo que ha intentado funcionar —y lo que no—. Más de cincuenta años de tratados y acuerdos han dejado un legado complejo: victorias parciales, promesas incumplidas, divisiones internas y tensiones irresueltas. Este es un repaso histórico con sus lecciones, útil para entender por qué los acuerdos de paz han resultado tan frágiles y qué condiciones podrían marcar la diferencia hoy.

Primeros intentos y Oslo: esperanzas incumplidas

Uno de los hitos más recordados es el proceso de Oslo (1993-1995), el primer acuerdo directo entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Su objetivo era transferir competencias civiles y de seguridad a la Autoridad Palestina en partes de Cisjordania y Gaza, sentando las bases para un tratado permanente. Pero Oslo adoleció de problemas estructurales: no definió con claridad el estado final al que se aspiraba ni estableció mecanismos efectivos para detener la expansión de los asentamientos israelíes. Eso permitió que algunas de las promesas iniciales se diluyeran o quedaran condicionadas por la acción unilateral sobre el terreno.

División interna palestina: Fatah, Hamas y los obstáculos internos

Otro gran problema ha sido la falta de unidad palestina. A partir de 2007, tras la toma de Gaza por Hamas, se abrió una división política y territorial entre Gaza y Cisjordania. Varios acuerdos de reconciliación —como los de 2012 (El Cairo y Doha) o los de 2014— intentaron cerrar esta brecha. Pero las disputas sobre quién controla la seguridad, los servicios públicos, la legitimidad internacional y el reconocimiento de Israel han impedido que esos acuerdos se traduzcan en una gobernanza estable sobre Gaza.

Esa fragmentación interna ha sido uno de los principales obstáculos: sin un interlocutor único y con control real sobre Gaza, y con reconocimiento internacional, cualquier negociación se vuelve mucho más compleja.

Acuerdos de paz regionales y compromisos multilaterales

Durante los años 2000, se propusieron marcos más amplios como la Iniciativa Árabe de Paz (2002) o la “Hoja de Ruta para la Paz”. Ambos intentaban fijar principios claros —retirada israelí de los territorios ocupados, reconocimiento palestino, derecho de los refugiados—. Sin embargo, las tensiones políticas internas, las agendas divergentes y la falta de presión internacional real impidieron que estas propuestas pasaran del papel a la realidad.

El resultado ha sido que muchos acuerdos quedaron en declaraciones diplomáticas sin efectos tangibles sobre el terreno.

Acuerdos recientes: treguas frágiles

Entre 2024 y 2025, múltiples intentos de alto el fuego entre Israel y Hamas demostraron que las treguas son posibles, incluso bajo mediaciones internacionales complejas. Sin embargo, esos acuerdos suelen tener fases inciertas, demandas incumplidas y expectativas incompatibles. En muchos casos, la tregua fracasa o se reanuda el conflicto antes de consolidar compromisos duraderos.

¿Por qué fallan los acuerdos de paz en Gaza?

Las lecciones acumuladas señalan varios factores comunes:

  1. Ausencia de definición clara del objetivo final: sin un entendimiento común de lo que significa “paz” —fronteras, seguridad, reconocimiento mutuo— cada parte interpreta los acuerdos de forma distinta.
  2. Falta de mecanismos de cumplimiento: sin supervisión, sanciones ni incentivos reales, los compromisos tienden a incumplirse.
  3. Divisiones internas palestinas: la rivalidad entre Fatah y Hamas debilita la representación unificada y complica la negociación.
  4. Presiones políticas y electorales: los líderes enfrentan resistencia interna que limita su capacidad de ceder.
  5. Factores externos: mediadores internacionales con agendas divergentes o apoyo económico condicionado.

Qué tendría que cambiar para que la paz deje de ser una promesa

Mirando hacia adelante, algunas condiciones podrían mejorar las probabilidades de éxito:

  • Un objetivo final compartido: definir desde el inicio qué implica la paz, con fronteras, derechos y gobernanza claros.
  • Garantías internacionales sólidas: establecer mecanismos de verificación y cumplimiento supervisados por organismos neutrales.
  • Unidad palestina efectiva: un interlocutor legítimo y cohesionado que represente a toda la población.
  • Medidas tangibles en el terreno: congelar asentamientos, levantar bloqueos y asegurar el acceso humanitario.
  • Compromiso económico y social: vincular la paz a mejoras reales en la vida cotidiana de la población civil.

Durante más de medio siglo, los acuerdos de paz en Gaza e Israel han demostrado ser posibles en teoría, pero frágiles en la práctica. No basta con firmar tratados: se necesita voluntad política, liderazgo y mecanismos reales de cumplimiento. Si las actuales negociaciones quieren marcar una diferencia, deberán aprender de la historia: sin unidad, sin objetivos claros y sin garantías, la paz seguirá siendo una promesa incumplida.
Solo cuando el proceso deje de ser un gesto diplomático y se convierta en un compromiso humano y verificable, podrá comenzar a construirse una paz duradera en la región.

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