Invasión rusa

Las mujeres de Ucrania que cumplen la lista de deseos que los caídos en combate ya no podrán cumplir: “Sólo soñábamos con vivir”

En medio de una nueva oleada de bombardeos contra las ciudades ucranianas, las familias mantienen viva la memoria de los combatientes que han muerto defendiendo el país desde que comenzó la agresión de Rusia

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Diana se abraza a una amiga emocionada durante el homenaje que se celebró en Kiev (María Senovilla)
María Senovilla

Una tras otra, cientos de velas comenzaban a prenderse al caer la tarde. Personas de todas las edades, la mayoría mujeres, las depositaban en el interior de unas lamparillas de colores, colocadas en hileras sobre las escaleras de la Plaza de Maidan.

Rojas, azules, amarillas… era imposible contarlas y, sin embargo, sólo se correspondían con una ínfima parte de los combatientes que han muerto en la guerra de Ucrania –la mayoría de los cuales ni siquiera tenían experiencia militar previa a 2022–.

Con estas velas, con ramos de girasoles, y con mesas engalanadas con bonitos manteles y delicadas vajillas –a las que no se sentaba nadie, porque eran para los que ya no están– se conmemoraba el Día del Recuerdo de los Defensores de Ucrania.

Las fotos de los que ya no están en Ucrania

Muchas de las personas que fueron llenando la plaza del Maidan portaban girasoles. También llevaban fotos de los que ya no están, y lágrimas y recuerdos y la promesa de no olvidarlos nunca.

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Asistentes al homenaje celebrado en Kiev por el Día del Recuerdo de los Defensores de Ucrania portan velas flores y retratos de los caídos (María Senovilla)
María Senovilla

Uno de los primeros grupos en llegar al lugar del homenaje portaba una pancarta, con una frase escrita en rojo sobre un cartón. Estaba a los píes de una chica muy joven, que esperaba a que comenzara el acto. “Me llamo Diana, tengo 19 años, y es la primera vez que vengo”, explica.

“Yo soy de una ciudad al norte de Chernigiv, afortunadamente no he perdido a nadie y no he tenido que plantar ninguna bandera aquí, en Maidan. Pero soy voluntaria y ayudo a las Fuerzas Armadas igual que mucha gente, y no imaginas las palabras de agradecimiento que ellos tienen con nosotros... ¡Ellos nos agradecen a nosotros! Con lo poco que hacemos en comparación”, dice antes de romper a llorar, muy emocionada, mientras una amigaba se apresura a abrazarla.

El agradecimiento de las ucranianas

La pancarta rezaba “Gracias a ellos, yo estoy aquí”. Aunque una parte de la población de Ucrania intenta hacer su vida lo más alejada posible del frente de combate, son cientos de miles los que sienten las pérdidas humanas de una manera muy cercana. Incluso estando a cientos de kilómetros de una trinchera. Y sorprende lo jóvenes que son muchos de ellos.

Pero en la plaza de Maidan también había madres, padres, abuelas y niños. Era una radiografía perfecta de la sociedad civil ucraniana, de su dolor y de su fortaleza, al negarse a que se pierda la memoria de los que cayeron defendiendo el país en una guerra que no provocaron.

Las camisetas de Harvey

El recuerdo de los caídos en combate en Ucrania no es cosa de un día al año: sus familias, sus amigos, sus compañeros de armas los tienen presentes a diario. En las redes sociales se rinden homenajes constantemente. Junto a las banderas que están clavadas en la Plaza de Maidan de Kiev se depositan flores también cada día. La vida sigue sin ellos, pero ellos siguen presentes.

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Nastia y Yulia abrazan el retrato de Harvey (María Senovilla)
María Senovilla

“Yo soy Nastia y ella es Yulia”, se presenta otra joven, con el retrato de un chico muy sonriente entre las manos. “Somos la hermana y la prometida de Danylo. Él murió en Donetsk el pasado mes de diciembre, justo después de cumplir 23 años”, prosigue.

“Al principio no lo aceptaban en el Ejército, porque tenía problemas de visión en un ojo, pero insistió hasta que consiguió unirse a Azov hace dos años. Él quería luchar por su nación… Decía que no podía seguir sentado en casa mientras había chicos en las trincheras que no rotaban desde hacía más de un año. Y un día llegó y nos dijo: “Me voy al frente, mañana”, fue un shock para la familia”, recuerda su hermana.

“Un guerrero vive mientras la memoria sobre él no se apague”

Murió en misión de combate, le cayó un mortero. Dos semanas antes, habíamos ido a visitarlo a Kramatorsk, con mi madre, para celebrar su cumpleaños”, se lamenta. “Su nombre de combate era Harvey, como el huracán de 2017, uno de los que más destrozos causó en la historia”.

Su prometida, Yulia, sosteniendo otro retrato de Harvey donde ella apoya su cara en el hombro de él, asegura que se ha propuesto que su nombre sea recordado. “Un guerrero vive mientras la memoria sobre él no se apague”, dice. “Yo no tengo miedo de morir, pero tengo miedo de que se olvide quién fue Harvey”.

“Por eso hago grafitis, camisetas con su nombre, imprimo sus fotos. Y las encarga gente que ni siquiera lo conocía, pero que descubren su historia ahora… Siempre digo que murió físicamente, pero que sigue con nosotros porque lo sentimos en cada rayito de sol. Él siempre llamaba sol”, apostilla.

La entrevista se detiene unos instantes. Están leyendo el nombre de los caídos en combate, y después comienzan a recitar la “Oración del Nacionalista Ucraniano”. Un hombre uniformado va diciendo las estrofas, y los cientos de asistentes que se han arremolinado junto a las velas las repiten al unísono:

“Déjame escuchar el ruido de las cadenas, el crujido de la horca en las mañanas sombrías, tráeme los gritos de los torturados en los sótanos, en las cárceles y en el exilio. Que mi fe sea granito, que la fuerza crezca con ardor, que pueda ir con valentía a la batalla, como fueron los héroes por ti”.

Aún no han recuperado el cuerpo de sus seres queridos

Muchas de las madres, hermanas o hijos de los soldados que han caído en combate durante estos tres años y medio de invasión de Ucrania no han podido recuperar el cuerpo de sus seres queridos. Sólo tienen una banderita clavada en la plaza de Maidan, y fotos: imágenes a las que se aferran esperando a que Rusia les devuelva los restos mortales y puedan enterrarlos –y enterrar junto a ellos un poco de su propio dolor–.

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Asistenses al homenaje celebrado en Kiev por el Día del Recuerdo de los Defensores de Ucrania portan velas flores y retratos de los caídos (María Senovilla)
María Senovilla

“Soy Tatiana, tengo 66 años, y soy hermana de un defensor caído de Azovstal. En este cartel están las fotos de varios caídos de Mariúpol, cuyas familias, lamentablemente, aún no tienen los cuerpos”, explica, mostrando las fotografías.

“Murieron antes de mayo de 2022, antes de que acabara el cautiverio de Azovstal, y más de tres años después aún no tenemos los cuerpos. Somos muchas las familias así, y no entendemos bien por qué no nos los han entregado aún. Para nosotros es una gran tristeza y un gran dolor”, añade, mirando a su madre Olga, que con 87 años está ahí, en pie, en la plaza de Maidan.

Cumplir los sueños de los ucranianos caídos

Maryna y Oleksandra también sostienen la foto compartida de un joven. “Este es mi hermanito, y ella es su novia”, habla en presente, porque para ellas una parte de él seguirá viva siempre. “Mis padres tuvieron a Nikita muy tarde, cuando yo tenía 14 años, por eso siempre lo traté como a un hijo. Se fue a los 18 a la guerra… Y estuvo en los puntos más calientes del frente de combate. Murió este año, en el Dombás”.

“Salvó la vida de su compañero. Él siempre andaba salvando vidas, rescataba animales desde pequeño. Gatitos, perritos… ¡hasta una vaca!”, recuerda Maryna con una sonrisa. “Ahora mismo siento orgullo y tristeza, se mezcla. Todos los días lo recordamos y todavía es muy difícil para nosotros. Pero nos sentimos muy orgullosos”.

“Estamos rodeados de gente que pasó por lo mismo, y somos una sola familia. Cuando vienes a este lugar te sientes bien, no sólo hoy, cualquier otro día… Siempre hay alguien que se acerca y te apoya, porque ellos entienden por lo que estás pasando”, reconoce Maryna.

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Tatiana, su madre Olga, y su amiga Svitlana sostienen las fotografías de algunos de los caídos en Azovstal cuyos cuerpos no han sido devueltos por Rusia (María Senovilla)
María Senovilla

Cada uno afronta el duelo a su manera. Yulia, la prometida de Harvey, se ha propuesto llevar a cabo la lista de planes que tenían juntos. “Estuvimos juntos seis años, en los que planeamos casarnos en secreto. Siempre supimos que nuestro primer hijo sería un varón, que compraríamos una casa y tendríamos dos perros”, relata. “Queríamos viajar mucho. Él nunca había visto montañas, sólo el Mar Negro, y siempre soñó con ir a Noruega, escalar el Kilimanjaro, Hoverla, Islandia y muchos otros lugares”.

“Tuvimos una conversación sobre si, Dios no lo hubiera querido, él fallecía. Concretamos que si eso pasaba, yo lo haría todo sola. Y de esa forma estaríamos juntos para siempre. Teníamos muchos sueños, y voy a cumplirlos uno tras otro”, asegura Yulia. “Ya estuve en Noruega, fui con sus amigos e izamos su bandera en la montaña. Sólo soñábamos con vivir”.