A pesar del indudable cambio de imagen operado por su hombre fuerte, un antiguo comandante de Al Qaeda, Ahmed al Sharaa, y sus hombres del paraguas yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS), las nuevas autoridades sirias empiezan a mostrar su verdadero rostro ideológico seis meses después de su llegada a Damasco y de la caída de la dictadura de Bachar al Asad.
Esta semana, el Gobierno de transición sirio, que reconoce que habrán de pasar cinco años hasta la celebración de las primeras elecciones democráticas libres, aprobaba a través de su Ministerio de Turismo un decreto que exige “trajes de baño más modestos” en playas y piscinas públicas. Durante las más de cinco décadas de dictadura de los Asad -un régimen de naturaleza nacionalista árabe-, sus gobiernos nunca legislaron al respecto.
Bañadores en hoteles cinco estrellas, pero decentes
Con todo, según el citado texto, el Ministerio concede que en complejos turísticos y hoteles de cuatro y cinco estrellas, así como en playas y piscinas privadas, “generalmente se permite el uso de trajes de baño occidentales normales”, siempre que se respete la decencia pública. El Gobierno justifica la medida en la necesidad de preservar “la decencia pública y los sentimientos de diversos segmentos de la sociedad”.

En este sentido, la investigadora siria Amel Hemadosh asegura a ARTÍCULO 14 que “interferir en las libertades personales” de la gente, especialmente de las mujeres, al imponer un código de vestimenta específico en lugares públicos es un primer paso preocupante.
“Discriminación de clase”
Además, a juicio de Hemadosh, la decisión de las autoridades “refuerza claramente la discriminación de clase”. “Aquellos que pueden permitírselo pueden acudir a resorts de lujo, mientras que las clases más pobres afrontan estas restricciones en los espacios públicos”.
Lo cierto es que, con excepciones, es el contexto social y no la intervención de las autoridades lo que determina las normas indumentarias en las playas y piscinas públicas de los distintos países de la región. En el vecino Líbano, donde no existe regulación nacional, son las autoridades locales las que imponen sus normas.
Libertad en Jordania
En Jordania, uno de los países más turísticos de Oriente Medio, tampoco existe regulación estatal al respecto del código de vestimenta en las playas públicas. En los resorts situados en el mar Muerto los turistas pueden disfrutar de total libertad al respecto.

En Egipto, otro de los países que más visitantes recibe cada año, tampoco existe una ley que imponga un tipo de vestimenta. Con todo, el Ministerio de Turismo sugiere el respeto a “las sensibilidades” de los distintos sectores de la sociedad.
Lejos de allí, en Marruecos, el primer país en número de visitantes en todo el norte de África y Oriente Próximo, tampoco existe una regulación específica. Una libertad que ha sido sello habitual en las playas de Túnez, el país tradicionalmente más igualitario de toda la región.