Los lobos regresan a Yellowstone, el paisaje cambia y los científicos se llevan las manos a la cabeza

Yellowstone demuestra que la naturaleza tiene capacidad de regenerarse cuando se eliminan los desequilibrios creados por la acción humana

Lobos en Yellowstone - Internacional
Una fotografía de archivo de un lobo en Yellowstone.
Wikipedia

El Parque Nacional de Yellowstone vuelve a ser noticia, y esta vez por un fenómeno que ha sorprendido incluso a la comunidad científica. Tras más de 80 años sin que brotaran nuevos árboles en algunas de sus zonas, el paisaje ha comenzado a regenerarse de forma inesperada.

El renacer de la vegetación no solo transforma la imagen del parque, sino que también ofrece nuevas oportunidades para la fauna y refuerza el equilibrio ecológico de uno de los ecosistemas más emblemáticos de Estados Unidos.

Los investigadores destacan que Yellowstone siempre ha sido un laboratorio natural único para analizar las interacciones entre especies. Ahora, la aparición de jóvenes árboles en áreas que se consideraban estériles desde hace décadas abre una ventana inédita para estudiar cómo influyen factores como el clima, la dinámica del suelo y, especialmente, la reintroducción de depredadores.

El papel decisivo de los lobos en Yellowstone

La reintroducción de los lobos grises en Yellowstone en 1995 ha tenido efectos más profundos de lo esperado. Estos carnívoros, eliminados en la década de 1930 por campañas de erradicación, fueron esenciales para devolver el equilibrio al ecosistema.

Su ausencia permitió que la población de alces se disparara hasta superar los 18.000 ejemplares. Lo que, a su vez, impidió la regeneración de especies vegetales clave como el álamo temblón.

Lobo en Yellowstone - Internacional
Una fotografía de archivo de un lobo en una carretera de Yellowstone.
National Park Service/ Jacob W. Frank

Con el regreso de los lobos, la población de alces descendió hasta unos 2.000 ejemplares. La presión sobre los brotes jóvenes disminuyó y los álamos temblones, que no habían podido regenerarse en más de medio siglo, comenzaron a crecer de nuevo.

Este cambio demuestra el impacto de los depredadores en la regulación de la biodiversidad y cómo su presencia influye en cascada sobre otras especies.

Los álamos temblones renacen en Yellowstone

Un estudio publicado en Forest Ecology and Management por el ecólogo Luke Painter, de la Universidad Estatal de Oregón, documenta este fenómeno en Yellowstone. El equipo analizó 87 masas de álamos y descubrió que en un tercio de ellas ya se desarrollaban árboles jóvenes y saludables.

Muchos de estos ejemplares superan los cinco centímetros de diámetro. Una señal de que están creciendo sin la presión destructiva que ejercían los alces.

Álamos temblones - Internacional
Una fotografía de archivo de álamos temblones.
Wikipedia

La recuperación del álamo temblón es clave para la biodiversidad de Yellowstone. Estos árboles ofrecen refugio, alimento y sombra a aves, insectos, castores y otros mamíferos. Su dosel abierto permite que la luz llegue al suelo, favoreciendo el crecimiento de arbustos y flores que enriquecen la base del ecosistema.

Un efecto en cadena sobre la fauna de Yellowstone

La regeneración forestal en Yellowstone no se limita a los árboles. El regreso de los álamos ha provocado un efecto en cadena sobre otras especies. Se han observado repuntes en poblaciones de osos y pumas, beneficiados por la recuperación de un hábitat más equilibrado.

También los castores, dependientes de los recursos que ofrecen los álamos, muestran signos de recuperación.

De este modo, la presencia de lobos no solo ha reducido la sobrepoblación de alces, sino que ha contribuido a restaurar cadenas tróficas enteras. El parque se convierte así en un ejemplo de cómo la conservación de grandes depredadores puede revitalizar un ecosistema en crisis.

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