Sola, debilitada por la malnutrición y atrapada en una silla de ruedas dañada, Suha Maqat no tiene posibilidad de huir de los ataques israelíes. Como ella, 1,9 millones de palestinos han sido desplazados desde el inicio de la ofensiva, una cifra que Naciones Unidas advierte seguirá aumentando ante los planes de ocupación y el endurecimiento de la ofensiva militar en la Franja de Gaza.
Una campeona en ruinas
Antes de la guerra, Maqat era un referente del deporte adaptado en Palestina. Jugadora del equipo de baloncesto en silla de ruedas Female Knights Sports Club, también compitió en kárate, maratones, voleibol y tenis de mesa. “Me ves así, en estas malas condiciones, pero soy campeona de Palestina”, declaró a Al Jazeera.

La falta de acceso a una alimentación adecuada y a tratamiento médico ha agravado sus secuelas físicas. Ya no puede desplazarse con muletas ni caminar de manera independiente. La metralla de un ataque israelí la dejó además sin un ojo. “Me estuve tratando a mí misma hasta que finalmente lo perdí”, recuerda.
El éxodo imposible
Israel ha ordenado la evacuación de la Ciudad de Gaza, con la amenaza de nuevas operaciones militares en los próximos días. Para Maqat, esa orden es una condena. “Necesito que alguien esté conmigo. Mi familia está en el extranjero, mis padres también, solo tengo a Dios conmigo. Mi silla de ruedas está rota, solo puedo moverme poco a poco. A veces me caigo y me quedo atascada en las calles por la destrucción“, relata.
Suha Maqat, a once celebrated para-athlete, is trapped in Gaza City, alone and blind in one eye. Like other Palestinians with disabilities, her situation means it’s impossible for her to follow Israel’s forced displacement orders. pic.twitter.com/SeuredKK0d
— Al Jazeera English (@AJEnglish) August 19, 2025
Las condiciones extremas hacen que las personas con discapacidad estén entre las más vulnerables. “Lo más difícil para nosotros es ser desplazados y no encontrar a nadie que nos ayude. Enfrentamos condiciones extremadamente duras y muchos problemas, tanto durante el desplazamiento como durante la guerra”, explica Maqat.
Gaza, tierra vacía
La exatleta se rebela contra el desarraigo y contra lo que describe como la desaparición de su tierra: “Dicen que quieren ocupar la Franja de Gaza, pero ¿qué queda en Gaza? Gaza se ha convertido en una ciudad fantasma, en una tierra vacía. Han tomado ya el 70%. ¿Qué más quieren? Gaza está destruida, ¿dónde se supone que tenemos que ir?”

A pesar del riesgo, afirma con determinación que no abandonará su hogar: “No me voy a ir de Gaza, no lo haré. Si el Ejército quiere atacarme, que lo haga. Hemos perdido nuestras casas, a nuestras familias, a nuestros amigos. Hemos perdido todo. ¿Qué más nos queda por perder?”
Un drama colectivo
Las cifras internacionales respaldan la gravedad de la situación. Naciones Unidas estima que el 90% de las personas con discapacidad en Gaza no pueden acceder a alimentos ni medicinas. La mayoría han perdido, además, sus aparatos de asistencia, lo que las deja aún más expuestas a la violencia y a la hambruna.
“Miradnos a nosotros, tened en consideración los casos de quienes sufrimos una discapacidad. Hemos sido humillados, degradados y empujados a una hambruna. Rezo porque la guerra acabe”, concluye Maqat.