En medio de la intensificación de la ofensiva aérea y en la cuenta atrás de la inminente invasión y ocupación de Ciudad de Gaza, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu anunciaba en la tarde de este jueves en un vídeo de su oficina haber dado “instrucciones inmediatas para la apertura de negociaciones destinadas a la liberación de todos (los rehenes)” y al fin de la guerra “bajo condiciones aceptables para Israel” -léase la rendición de Hamás– tras la nueva propuesta de cese el fuego presentada por los mediadores.
Mientras tanto, en Tel Aviv las familias de los rehenes -conscientes de que la ofensiva terrestre puede condenar definitivamente a los suyos- se volvían a echar a la calle contra la tardanza del gobierno en responder a la propuesta de los mediadores para un acuerdo parcial sobre los rehenes, al que Hamás ha dado ya su aprobación. Las autoridades israelíes cifran en medio centenar las personas aún retenidas contra su voluntad en la Franja, de las cuales estiman que apenas una veintena siguen con vida.

En principio la decisión de volver a negociar por los rehenes no supondrá cambios inmediatos en los planes del jefe del Ejecutivo israelí, que anunciaba en la misma alocución en vídeo estar a punto de dar luz verde a los planes del Ejército para iniciar la toma de la principal concentración humana del territorio palestino. Se estima que la operación militar israelí ya en curso supondrá el desplazamiento de un millón de personas hacia el sur de la Franja y la demolición de las estructuras que permanecen en pie. Desde el mando militar israelí se desvelaba ayer haber comenzado a dar “avisos iniciales” a funcionarios médicos y organizaciones humanitarias para que evacuen Ciudad de Gaza.
“Lo haremos de todas formas”
Horas antes de su anuncio en video, Netanyahu había dejado claro que un eventual alto el fuego no supondría renunciar a la eliminación de Hamás de la Franja. “Lo haremos de todas formas”, aseveraba el primer ministro israelí. “Se trata de liberar Gaza, liberarlos de la tiranía de Hamás, liberar a Israel y a otros del terrorismo de Hamás, dar a Gaza e Israel un futuro diferente, y creo que estamos cerca de lograrlo”, justificaba en una entrevista con la cadena Sky News.
De hecho, el Gobierno israelí se ha negado desde hace semanas a aceptar la propuesta de Hamás de liberar a los rehenes a cambio de un fin de la guerra que permita a la organización islamista permanecer en control de Gaza. Para Netanyahu “nunca” ha estado en cuestión la idea de sacar a Hamás del enclave palestino y ayer recordaba que el conflicto puede acabar de manera inmediata si la milicia islamista palestina depone las armas y libera a todos los rehenes. “Hamás tiene que desaparecer de Gaza. Sería como dejar a las SS en Alemania”, sentenciaba el veterano líder israelí.
“Cuando eso suceda tendremos tremendas oportunidades de ampliar la paz”, aseguraba adelantando que tratará de ampliar los Acuerdos de Abraham, lanzados durante la primera Administración Trump. Una de las obsesiones del primer ministro de Israel es normalizar políticamente relaciones con la principal potencia suní de Oriente Medio, Arabia Saudí, culminando un proceso cuyo éxito se antojaba cercano antes del 7 de octubre de 2023, pero la monarquía árabe ha dejado claro una y otra vez que no negociará nada con Tel Aviv si no se produce antes la proclamación de un Estado palestino independiente.

El mandatario israelí, que insiste que ni Hamás ni la Autoridad Palestina formarán parte de la ecuación política de Gaza tras el fin de la posguerra, es consciente de que necesitará la cooperación futura de Riad y de las principales capitales regionales, una posibilidad poco realista en estos momentos. En medio de la condena general contra el plan de ocupar Gaza, el Gobierno de Netanyahu volvió ayer a poner de manifiesto su aislamiento internacional tras el reciente anuncio de ampliar los asentamientos ilegales en Cisjordania.